Y es que el engaño ha sido descomunal. Como ya había advertido Alfredo Pérez Rubalcaba antes y durante la campaña electoral del 20-N, Mariano Rajoy –y con él todos los dirigentes del PP- estuvieron engañando a sabiendas a la ciudadanía española. No se trata ya de que tuvieran, como se ha hecho evidente, un “programa electoral oculto”, sino que repetidamente negaron que fuesen a implantar muchas de las medidas que han impuesto durante sus primeros cien días de gobierno. Sobran los ejemplos. Un sucinto repaso a las hemerotecas, fonotecas y videotecas demuestra que el PP negó una y otra vez que fuese a imponer toda la suerte de medidas impopulares que ya ha puesto en marcha. Unas medidas impopulares que son sólo una primera vuelta de tuerca de un programa político, económico y social profundamente regresivo, con gravísimos recortes sociales y con un trato de privilegio para los más ricos.
Por si nos faltase un ejemplo particularmente escandaloso, ahí está la anunciada amnistía fiscal, que viene a perdonar y beneficiar a los defraudadores mientras se gravan aún más a las rentas medias y bajas. Y todo ello con una simple y vana promesa de luchar contra el fraude fiscal.
Los reiterados engaños electorales del PP son la causa del desengaño creciente de muchos de sus votantes. Como son también la causa no sólo del notable éxito de la reciente huelga general y sobre todo de las multitudinarias y pacíficas manifestaciones de protesta que se produjeron en España entera el pasado día 29 de marzo. Convendría recordar a Mariano Rajoy que a veces se puede engañar a todos durante algún tiempo, pero resulta imposible mentir a todos siempre. En sólo poco más de cuatro meses los engaños electorales del PP son el causante único y directo del desengaño de muchos de sus votantes.
Jordi García-Soler es periodista y analista político