Cierto es que el PSOE ha tenido momentos malos de desafectos, riñas e incluso graves traiciones. Todo ello bien señalado y amplificado por los del partido de don Mariano y sus palmeros mediáticos. Pero lo que haya podido pasar en el seno del socialismo se queda muy chiquito ante los espectáculos escandalosos, a la manera del gran Ignacio González, el que va a la cárcel y consigue en horas 400.000 euros para salir a la calle. ¡Y a vivir que son dos días!, según dicen no pocos populares, en pleno proceso de apertura de la caja de truenos, como preludio de lo que aparenta convertirse en una tormenta de ordenadores de Bárcenas.

Mientras, la tensión entre José María Aznar y Rajoy Brey puede cortarse con un cuchillo, Esperanza Aguirre, es otra que nunca sabe nada. Como le pasa al presidente del PP y a cualquiera de las personas cazadas por haberse llevado el dinero de los demás.

Refuerza esa impresión de mala concordia entre ambos líderes, la afirmación del exministro Eduardo Zaplana en conversación grabada con el expresidente de Madrid y acusado de corrupción, Ignacio González, en la que Zaplana asegura que Aznar siente hacia Rajoy un “odio africano,” que se interpreta como uno de los odios más afilados.

“Yo con este no tengo nada que ver. A ver si cuando este caiga nos va a arrastrar a todos...”

González con un lenguaje propio de ambientes carcelarios y muy poco edificante para quien representó una institución de tal calibre como el Gobierno de la Comunidad de Madrid, calificó durante su a charla en diferentes ocasiones de hijos de p… a Mariano Rajoy y a Esperanza Aguirre, y afirmó que el líder gallego quería superar al otro gallego, al dictador Franco.

A ella la llamó de todo menos bonita, resaltando una tendencia de la lideresa consistente- dijo- en usar como personal de servicio a todo el que se le pone a tiro. Y volviendo a Rajoy lanzó González a Zaplana la frase sepulcral: “Yo con este no tengo nada que ver. A ver si cuando este caiga nos va a arrastrar a todos...”

 Más les valiera a todos estos líderes estar calladitos, como lo ha hecho hasta ahora otro político del Partido Popular investigado por diversas presuntas corrupciones relacionadas según se le acusan con el erario público. “Si me hubieran preguntado donde estaba el dinero lo hubiera dicho”, ha reprochado en juicio oral con aplomo Francisco Granados, exconsejero de Presidencia de la Comunidad madrileña. He ahí la cuestión: no le preguntaron. Y los millones como explicó pacientemente, piense lo que piense la policía o la Fiscalía, proceden del talento inversor de Granados años antes de dedicarse a la política. Lo crean o no.

Mientras la Audiencia de Madrid ha decidido sentar en el banquillo al PP por el asuntillo aquel de borrar los ordenadores de Bárcenas, los de la supuesta contabilidad B, vital en el caso Gürtel. Tres altos cargos y el partido en sí como posible autor de delito, tendrán que acudir a dar explicaciones en sede judicial. ¡Qué malos tragos don Mariano! Ya puede buscar argumentos alternativos a ver si camufla el embrollo. Lo de Puigdemont se está desinflando.