La música tiene el poder de unir e inspirar, y un ejemplo es el Coro de Hombres de Gay de Madrid: una formación que fundó en 2013 el puertorriqueño Pablo Malavé, poco después de su llegada a la capital y tomando como modelo las agrupaciones similares que hay en las ciudades más importantes del mundo. Siete años después son más de 60 los miembros de esta gran familia que persigue un cambio social a ritmo de pop, rock o música iberoamericana, y constituye una refrescante alternativa a ese teatro musical que ya es toda una potencia turística y cultural en nuestro país. Los teatros Rialto o Gran Vía son dos de los muchos espacios que han acogido a este elenco, muy internacionalizado. Y si cantar o bailar no es lo suyo, pueden apoyar la causa desempeñando otras funciones. Hablamos con Malavé.

¿Por qué y cómo creaste este coro? Llegué a Madrid en 2006 por estudios de postgrado desde Puerto Rico. Y, para mi sorpresa, no existía un coro de hombres gay como en otras tantas ciudades en el mundo, algo que me parecía ilógico tratándose de una ciudad con grandes avances en derechos LGTBI y siendo un gran referente mundial sobre cómo la sociedad percibe y acepta la homosexualidad. Pasaban los años y veía cada día la oferta y actividades de lo que llamamos ‘ambiente’, y se hacía evidente que faltaba algo porque mostrara otra visión e imagen del colectivo; no porque lo que hubiese estuviera mal, si no que faltaba ese otro algo. Por eso, cada vez veía más la necesidad de crear un coro de hombres gay que fuera una alternativa de ocio para la propia comunidad gay de Madrid, y también una alternativa de teatro musical para el público de la ciudad. No fue hasta unos años después, tras conocer profesionalmente el mundo del teatro musical trabajando en el equipo de Los Miserables y El Rey León, cuando decidí crearlo, justo a partir de ese concepto: nacía un coro que hiciera teatro musical. En 2013 se convocaron las primeras audiciones, teniendo más de 150 inscritos. A las audiciones acudieron unas 80 personas, de las cuales se conformó la primera generación con 52 coristas.

¿Cuál es el perfil del miembro de este coro? Siempre digo que en el CHGM buscamos gente con historia. Por supuesto, es importante tener al menos una buena actitud para el canto (buena voz para cantar), pero también es importante tener una actitud de aprender, trabajar en equipo y apoyar la causa del proyecto. Somos muchos, 64 actualmente, y por eso cada miembro debe ser muy consiente de que todos somos diferentes, pensamos y tenemos criterios distintos, y por eso a la hora de escoger un nuevo integrante prima más la personalidad que nos encontramos en la audición que el posible talento que desarrollar dentro del coro.

Es un coro de voces masculinas, con un propósito social diferente y una agenda en beneficio de la defensa de los derechos del colectivo LGTBI y la normalización de la opinión social sobre la homosexualidad

¿Puede un hombre que no sea gay entrar en el coro? Sí. Nosotros no preguntamos a nadie si es o no gay. Entendemos que ser uno más en el coro es identificarse con los valores y objetivos de la formación. En realidad, es un coro de voces masculinas, con un propósito social diferente y una agenda en beneficio de la defensa de los derechos del colectivo LGTBI y la normalización de la opinión social sobre la homosexualidad. Cualquier hombre, de aceptar estas convicciones del proyecto, puede participar.

¿Qué aporta esta experiencia a los miembros del coro? El coro es una oportunidad para conocer la música y tener la experiencia de subir a grandes escenarios de Madrid y en España. A través de los años hemos cantado en teatros como El Rialto, el Gran Vía o el Alcázar, permitiéndonos estar a la altura de otras producciones de teatro musical (con mucha humildad y nuestro estilo), pero sin duda es algo que ningún miembro del coro olvida… Estar de pie en el escenario de un gran teatro con más de 800 personas viéndote y aplaudiéndote, sin duda es algo para no olvidar.

En la puesta escénica planteamos diferentes historias que muestran situaciones a las que, en muchas ocasiones, el público está ajeno, no sabe que ocurren en pleno 2020

Vuestros espectáculos son cantados, pero también hay música y un punto de narración teatral, una trama. Como te comentaba antes, concebí la idea de formar un coro que cantara, bailara y actuara para hacer una pieza de teatro musical. Creo que ver un coro durante una hora, canción tras canción, puede llegar a ser agotador si no eres un amante del género. Por eso, creemos que la mejor forma de entretener y mostrar nuestro talento es añadir una historia guionizada que a su vez nos ayude a llevar un mensaje al público que asiste, y así defender nuestros derechos. En la puesta escénica planteamos diferentes historias que muestran situaciones a las que, en muchas ocasiones, el público está ajeno, no sabe que ocurren en pleno 2020, y que siguen afectando a la comunidad LGTBI.

¿Cómo es el proceso de creación? Cada año hacemos un recorrido musical diferente, en cada concierto buscamos especializarnos en música de una región específica o época, como puede ser música de la Movida madrileña, éxitos del pop mundial, éxitos de cantantes españoles o cantantes de Latinoamérica. Para escoger el repertorio vemos las tendencias del mercado musical, analizamos asuntos sociales que estén en discusión mediática y recogemos la opinión de los coristas mediante una encuesta. Una vez perfilamos el próximo espectáculo, hacemos la selección de canciones según requiera la historia que vamos a contar.

¿Y hay disparidad de criterio musical entre los miembros? Ciertamente la hay. Es un coro conformado por hombres de distintas edades, regiones de España y diferentes nacionalidades, por lo que todos tenemos gustos diferentes. Pero también es verdad que logramos complacer a la mayoría con el repertorio, y al menos lograr que disfrutemos con los arreglos y la puesta escénica, por lo que todos defendemos en positivo el repertorio, aunque alguna canción no cuente con el agrado unánime.

Las ayudas públicas son muy limitadas

¿Quién está a la batuta? En la séptima temporada, después de la partida del director, hemos apostado por ampliar y mejorar la parte musical con el aprendizaje de técnica vocal, que hasta el momento nunca se había hecho. Con esta nueva estructura trabajamos para entender los distintos conceptos y técnicas musicales, conocer herramientas para defender los arreglos, tener conocimiento de partituras y lectura musical. Por eso, tenemos varios profesores de la Escuela de Canto de Neus Aguer, quien derivó la dirección musical a Didac Flores: músico, cantante y arreglista de teatro musical.

¿Qué os gustaría cantar que no hayáis cantado ya? Creo que debemos dedicar un concierto al rock y cantar éxitos de todas las épocas. Hemos cantado de todo, hasta reguetón, pero nunca hemos dedicado un concierto completo a ese género y a todas sus vertientes. Este año hemos montado el Somebody to love de Queen, un arreglo ya de por si muy coral pero con muchos matices, y lo hemos sabido defender. Ahora toca subirlo a escena.

¿Os encontráis con dificultades para que os programen, o echáis de menos algún apoyo? Nunca hemos tenido el apoyo de la red de teatro de la Comunidad de Madrid. Llevamos varios años solicitando el acceso en varias convocatorias, pero siempre nos han negado la solicitud. Por lo que siempre hemos dependido de los teatros y espacios de gestión privada, que siempre nos han abierto las puertas, muy especialmente los teatros de Smedia. Por parte del Ayuntamiento de Madrid nos han dado apoyo siempre para la difusión de nuestros conciertos, permitiéndonos colocar flyers en las oficinas de información turística y también difusión en su plataforma web de Turismo de Madrid. El año pasado logramos obtener una subvención del área de participación ciudadana del distrito de Moncloa-Aravaca, con la dotación económica destinada a costear el bus para un encuentro coral en Jerez. Nosotros nos autocosteamos nuestros gastos pagando una cuota por miembro de 13 euros (en la actualidad), y con eso costeamos sala de ensayos, arreglos, dirección y coaching. Nuestras demás actividades las costeamos con lo obtenido de los conciertos después de liquidar gastos de producción y el donativo a la organización sin ánimo de lucro con la que trabajemos ese año. Al pasar los años, nos hemos percatado que las ayudas públicas son muy limitadas.