El secreto de la felicidad es ir en bici a trabajar. Y volver, claro. Así de tajante se muestra Charles Montgomery en un nuevo ensayo que nos explica las claves para que, viviendo hacinados en ciudades, no nos matemos a nosotros mismos. 

Ciudad feliz

Para él, la bici. En su libro Happy City: Transformar la vida mediante el urbanismo, asegura que hay que cambiar el modelo de ciudad con urgencia. Más allá de sostenibilidad y salud, por pura convivencia. Montgomery se pone a sí mismo como ejemplo. “Voy cada día desde mi casa hasta el trabajo en bicicleta y el ambiente que percibo es genial”, asegura. 

Su recorrido son varios kilómetros por una vía ciclistas urbanas con tráfico denso. Eso lo encuentra divertido. “Me gusta incluso cuando es difícil avanzar, comenzamos a hablar, a saludar, incluso a flirtear”, confiesa. Otro apunte de cuál puede ser el secreto de la felicidad camino del trabajo.


¿Y aquí?

Es probable que, desde nuestro punto de vista sea difícil de comprender. Aquí muchos ciclistas urbanos te dirán que de felicidad más bien poco. Y ganas de ligar, menos. Esquivar coches, motos y autobuses depredadores deja poco lugar para el romanticismo.

Aún así, Montgomery insiste. “Se trata precisamente de eso. Ir en bici vence muchos de nuestros temores y preocupaciones que trasladamos a otras actividades”, sentencia. Un poco como si se dijese que siendo capaz de ir en bici por la ciudad, ya puede hacer cualquier cosa. 

Y el autor lo tiene claro. Es responsabilidad de los políticos tomar las decisiones. “Si de verdad se quiere intervenir en la felicidad y la salud de los ciudadanos, la promoción de la bicicleta es lo primero que hay que hacer”, concluye.