Pol·len Edicions es una editorial catalana joven y cooperativa especializada en la edición de libros de pensamiento crítico, con un catálogo que visita el ensayo, la narrativa, la poesía y la literatura infantil. Como ellos mismos indican, entienden su práctica editorial como una manera de polinización social. Algunos títulos destacables son Así son nuestras reglas (EsCarolota), Residuo cero en casa (Bea Johnson) y Mucha gente pequeña (Gustavo Duch).
Sin lugar a dudas, uno de los aspectos más característicos de esta editorial es su fuerte apuesta por la sostenibilidad ecológica, tratando de minimizar al máximo el impacto ambiental. A raíz de esta forma de vivir la edición, hemos hablado con Aida Iglesias, editora de Pol·len, sobre la ecoedición y el ecodiseño que marcan sus proyectos.
¿Decidisteis desde el primer momento que queríais ecoeditar o ha sido una evolución?
La ecoedición ha estado presente desde el principio. Es más, la editorial se creó como resultado de experimentar con la ecoedición en una imprenta, el Tinter, pionera en ecoedición en Catalunya. En el 2009 iniciamos un projecto europeo que concreta la investigación, el Greening Books, formado por el Centre Tecnològic Leitat, la empresa de software Simple y la imprenta El Tinter. Por tanto todos nuestro libros, desde el inicio, han sido ecoeditados.
¿Qué es el ecodiseño y cómo lo vivís vosotros?
El ecodiseño es ahorro e innovación, es pensar cómo vamos a diseñar un libro de tal manera que podamos minimizar el impacto medioambiental de su producción. Esto implica el papel que eliges, el tipo de tinta, el formato. Pero también hay que tener en cuenta otros criterios de la ecoedición, que deben ser pensado en la fase de diseño, como por ejemplo la tirada (ya que muchas veces se imprimen más libros de los que se pueden vender). Además nosotras también incorporamos el criterio de las licencias libres, como un aspecto que alarga la vida del libro, y por tanto un criterio de ecoedición.
Somos parte de la naturaleza, y por ello queremos que la actividad que tenemos en este planeta común que habitamos, sea consciente y lo más respetuosa que podamos con todas las especies que lo cohabitamos.
No hay libros ecológicos, pero sí podemos apostar por un tipo de producción que reduzca el impacto medioambiental.
¿En qué nota un lector que ese libro ha sido ecoeditado y ecodiseñado?
A simple vista no se nota, por eso utilizamos sellos, para informar a la persona consumidora de qué está compuesto el libro y como ha sido producido. Muchas personas antes de comprar un alimento ya nos hemos acostumbrado a leer la letra pequeña para saber cómo ha sido producido, si tiene aceite de palma, por ejemplo, si es orgánico, o de dónde viene… Creemos que es una buena práctica, y que habría que hacerlo con todos los productos que consumimos.
Algunos papeles que usamos sí que destacan a la vista… ¡y al tacto! Como por ejemplo el del último libro de Gustavo Duch, Huertos de Libertad, que lo hemos hecho con papel hierba (sí, papel hecho con hierba).
¿De qué formas estáis experimentando e innovando?
Ahora mismo estamos investigando, junto con el centro de innovación tecnológica Leitat, el impacto de la impresión digital, así como el impacto de la lectura digital. Parece que lo digital es etéreo, pero no, también es material, como bien explica la artista Joana Moll. Internet no está en el aire, sino bajo el océano atlántico, y eso también tiene un impacto medioambiental. Por otra parte están los componentes con los que se hacen los dispositivos electrónicos que usamos para la lectura ¿qué impactos socio-ambientales tienen los materiales con los que se construyen estos dispositivos? En esto es en lo que estamos trabajando ahora.
¿Qué mensaje os gustaría lanzar a los colegas del sector respecto a la ecoedición?
Que es el futuro, y que ya está aquí. Y que nosotras estamos encantadas de compartir y extender esta práctica: que nos contacten, que nos pregunten… nuestro objetivo es polinizar con la ecoedición.
¿Podemos tener esperanza por un mundo editorial más sostenible?
Nosotras creemos que sí, por eso lo practicamos y lo compartimos. Actualmente es más que evidente que no nos queda otra opción que cambiar nuestras formas de producción, no solo en el mundo editorial, sino en general, tenemos que minimizar urgentemente el impacto medioambiental que generamos con la actividad humana del norte global, también desde el sector del libro. El mundo editorial será sostenible o no será.