En mayor o menor medida, toda Europa está ya relajando los requisitos de confinamiento a los que nos obligó el coronavirus, y el Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus, una organismo europeo que proporciona información sobre la calidad del aire a través de mapas, series temporales y animaciones sobre NO2 y partículas finas (PM2.5) para cincuenta ciudades, así como parámetros de PM10 y ozono, ha comunicado que no ha registrado una vuelta a las condiciones de contaminación anteriores al coronavirus, mientras que en países como China las emisiones sí se ubican ya en niveles previos a la pandemia, a raíz de la recuperación de la actividad.
Tal como recuerda el CAMS, algunas sustancias contaminantes como el dióxido de nitrógeno (NO2) o las partículas PM2.5 y PM10 se redujeron, y mucho, en varias regiones europeas en paralelo a la implantación de las restricciones a la movilidad a las que nos obligó la COVID-19. Con todo, la organización ha afirmado que sí prevé que se vuelvan a alcanzar extremos como los anteriores a esta crisis.
Pero, por ahora, existen importantes variaciones en las concentraciones en superficie de sustancias contaminantes, “debido a factores como las condiciones meteorológicas, y sigue resultando complicado detectar cambios en estas concentraciones”, analiza la organización. “Las fuentes naturales de sustancias contaminantes no se han visto afectadas por las medidas de confinamiento, e Italia y el sudeste de Europa han protagonizado episodios de incremento de la contaminación del aire debido a nubes de polvo procedentes del Sáhara en mayo”.
Según informa la Agencia Efe, para Vincent-Henri Peuch, director del CAMS, “existen diferencias en la forma en que los confinamientos y la flexibilización de estas medidas se manifiestan en las distintas partes del mundo”, y en Europa, la flexibilización de las medidas de confinamiento se hacen de forma prudente y progresiva, lo que conlleva la continuidad de la reducción de desplazamientos y transporte relacionado con los negocios, por ejemplo”.
Y algunos objetivos de reducción de emisiones de sustancias contaminantes, que antes podían parecer demasiado ambiciosos o incluso contraproducentes, ahora pueden abordarse con confianza y respaldarse con pruebas, señala el CAMS, que incide en que “con esfuerzos combinados, como los propuestos en la iniciativa del Pacto Verde Europeo, podemos impulsar el cambio”.