Nature Ecology & Evolution publica el análisis del genoma completo de dos tortugas gigantes: ‘Lonesome George’, el último ejemplar de las ya extintas tortugas de la Isla Pinta de las Galápagos (Chelonoidis abingdonii), y la tortuga de Aldabra (Aldabrachelys gigantea), la única especie viva de tortuga gigante del Océano Índico. Secuenciar estos genomas completos permite analizar la longevidad de Lonesome George, el último ejemplar de su especie (fallecida en 2012) que murió con más de cien años, y de la tortuga de Aldabra, que puede ser igualmente longeva y que, pese a ello, no desarrolla cáncer.

El catedrático de la Universidad de Oviedo Carlos López-Otín y la profesora Adalgisa Caccone (Universidad de Yale) han liderado esta investigación de genómica comparativa, que se ha realizado en colaboración con investigadores del Instituto de Biología Evolutiva (UPF-CSIC), y del Centro de Regulación Genómica (CRG), entre otros centros españoles.

Estudiar y comparar sus genomas “nos ayudará a comprender por qué unos humanos desarrollan cáncer con más facilidad que otros”, por ejemplo, según ha explicado el equipo investigador a la Agencia EFE. “Hemos participado previamente en la descripción de nueve características distintivas del envejecimiento –The Hallmarks of Aging– y, tras estudiar 500 genes basados en esta clasificación, hemos encontrado variantes génicas que potencialmente podrían afectar a seis de estas características en las tortugas gigantes, lo cual abre nuevas líneas de investigación en el campo del envejecimiento”, ha expresado Carlos López-Otín.

El trabajo ayudará, además, a conservar a otras tortugas gigantes en las Islas Galápagos, concluye el investigador de la Universidad de Oviedo y coautor del estudio, Víctor Quesada.