Allá, muy lejos, están las respuestas. Y poco a poco vamos recorriendo cada vez más camino para encontrarlas. Hemos empezado 2019 a 6.500 millones de kilómetros explorando una roca para conocer más. 

Una roca en el Cinturón de Kuiper

Esta semana, la NASA anunció que la sonda New Horizons se acercaba con éxito a un asteroide conocido. Se trata de la roca Última Thule. Roca o rocas, porque no se sabía a ciencia cierta si era un único asteroide o un sistema compuesto por dos rocas próximas. En cualquier caso se trató de la certificación de la exploración más lejana acometida nunca por el ser humano. 

Una de las primeras confirmaciones ha sido precisamente la forma. Que Última Thule es un asteroide con forma de cacahuete, de aproximadamente 32 por 16 kilómetros. Allí, flotando en el Cinturón de Kuiper, más allá de la órbita de Neptuno. Una nube de rocas que gira alrededor del Sol. 

Escombros del Sistema Solar

Los científicos estiman que se trata de restos de la formación de nuestro sistema. Y ahí es donde radica el interés. Visitan esta zona y extraer información de una de sus piezas puede resultar fundamental para tratar de desentrañar el camino que nos trajo hasta aquí. 

New Horizons se ha acercado a menos de 3.500 kilómetros y ha comenzado a enviar información. La primera sobre las propias dinámicas que se producen en el Cinturón de Kuiper, que gira como una hélice en su órbita. 

Y ahora llega el momento de estudiar a fondo Última Thule. Saber si tiene algún tipo de atmósfera, de qué está compuesto, si tiene algún sistema diminuto de satélites a su alrededor. Cualquier de estos datos supondrá un nuevo paso para conocer las dinámicas que rigen nuestro entorno y cómo se creó.