El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, continua su campaña electoral. Las elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina y apenas quedan tres meses para que conozcamos quién será el próximo presidente.

En la carrera electoral al 3 de noviembre, Trump se reunía con sus simpatizantes en una fábrica de lavadoras de Ohio. Allí empezó a tratar acerca de diferentes elementos que realiza Estados Unidos.

Nada hacía saltar las alarmas ya que es habitual ver a los candidatos conversar con los votantes sobre cuestiones que les preocupan, pero Trump encontraba un nuevo enemigo: "las nuevas bombillas”. Es decir, las de tipo LED.

Según el presidente, las bombillas incandescentes aparte de ser mucho más baratas y mejores, son las que tienen un color mucho más favorecedor con su tono de piel. “Las bombillas viejas me gustan especialmente porque no me veo tan naranja. Me veo mejor”, reconocía Donald Trump.

Por si fuera poco, Trump aseguraba que cuando una bombilla LED se funde, se convierte en un residuo peligroso por el que nadie está dispuesto a hacer varios kilómetros para reciclarlas en vertederos específicos. Así, admitía que él ha cambiado la iluminación de la Casa Blanca y ha vuelto a las bombillas incandescentes porque no le gusta el aspecto le dan las otras en su tono de piel.