Después de la difusión este miércoles en redes sociales de un vídeo grabado en el Colegio Mayor Elías Ahúja, donde se visualiza a un hombre emitiendo gritos machistas a pleno pulmón desde una ventana del edificio y siendo jaleado por otros miembros, han salido a la luz más episodios de violencia vividos en la residencia universitaria. Ante este este discurso de odio con palabras utilizadas de forma peyorativa contra las mujeres como "putas" o "ninfómanas", el periodista Miguel Frigenti ha revelado otros casos de acoso allí entre los propios alumnos.

El colaborador de Telecinco ha publicado una conversación mantenida en WhatsApp con una persona que afirma ser su amiga y quien, según su versión, ha sufrido episodios de violencia y acoso en el Colegio Mayor Elías Ahúja durante su etapa de residente. “Eso y las novatadas tienen que acabar. Tengo una tarde entera para contarte”, ha condenado el afectado desde el inicio para introducir su relato.

Me metieron en un altillo enano de 2 a 12 de la noche y cada hora tenía que salir a dar las campanadas y volver a entrar. Y si no, me daban un tortazo”, ha revelado la persona cuya identidad ha sido resguardada por el periodista. El mismo también ha narrado otro episodio de violencia en el que otros alumnos le obligaron a “estar de rodillas mientras te hacían comerte una galleta con pasta de dientes” para terminar con un “tortazo después”.

Otros episodios de violencia en el Colegio Mayor Elías Ahúja

Al ser conocedor de la terrible vivencia sufrida por su amigo, Frigenti le pregunta si en alguna ocasión trasladó alguna queja. “Yo te juro que perdí como 10 kilos en dos meses”, ha contado el hombre, quien pensaba que “era lo que tenías que hacer si no querías ser aislado”: “Pasamos todos por eso. Si te quejabas a dirección te invitaban a irte. Yo nunca lo hice por miedo”.

Bullying es poco. Entraban a las 3 de la mañana a tu cuarto y te empezaban a zurrar sin motivo alguno. Es el primer año, para todos los novatos es igual. Dos meses así, día sí, día también, no había descanso”, ha expresado el amigo del periodista. Aunque también ha asegurado que algunos residentes se resignaban a sufrir esa violencia: “Tenías la opción de no pasar por el aro, pero era tal el vacío que acabas marchándote. Un chaval dijo que no y era como si no existiera. Imagínate 200 chavales que ni te miran ni te saludan. No sé qué era peor”.

Además, la propia víctima ha contado que en otras residencias universitarias mixtas, con hombres y mujeres, a diferencia del Colegio Mayor Elías Ahúja, que segrega por género y es exclusivo para el masculino, “hacían novatadas mucho más llevaderas y hasta te venían bien para abrirte, nada que ver con esto”. “El problema es que dirección no hacía nada”, ha denunciado el afectado apuntando a los responsables de que estos episodios violentos sigan ocurriendo.

Abuso físico, verbal, psicológico… Es un pack completo. Yo no se lo deseo a nadie. Un par de veces dormí en el metro con tal de no volver al colegio”, ha añadido el amigo de Frigenti. De hecho, ha dicho que otros dos amigos suyos residieron con él en el Colegio Mayor Elías Ahúja y “uno de ellos perdió el conocimiento de lo que pasado que iba”: “Me lo tuve que llevar a urgencias. Recordarlo me pone malo. Te hacían beber constantemente, era como para mantenerte dócil”. “Yo no estoy nada orgulloso porque yo también me metía en esa dinámica”, ha reflexionado para concluir su conversación con el periodista.