La expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha ofrecido una entrevista este domingo en Viva la vida para responder sobre temas que entremezclan la política y su vida personal. El tertuliano del programa de Telecinco, José Antonio Avilés, ha recibido a la tercera invitada, después de Bertín Osborne y Jorge Bárcenas, en su nueva sección inspirada en un confesionario católico, donde ha clarificado su perspectiva de futuro en la profesión que dejó hace cinco años por una trama de corrupción que imputaba a cargos políticos muy cercanos a ella: "Disfruto de la vida, pero no voy a dejar la política mientras Dios me dé salud. Lo que no voy a estar es en primera fila".

Acerca de su paso por el mundo de la política, ha admitido ser “una llorona tremenda por tres razones”: “Impotencia, rabia y pena de mí misma. Tengo que confesar que lloré en un atasco impresionante organizado por la típica carrera de sábados y domingos". “No soy nada rencorosa, se me olvidan las faenas que me hacen”, ha contado Aguirre sobre las desavenencias que ha tenido con algunos compañeros, de quienes ha desvelado que “muchos se habrán decepcionado” con ella, mientras que otros le “querían ver muerta”, según lo que ella ha asegurado que “publican en Twitter”.

Sobre su físico, ha enumerado algunos retoques estéticos a los que se ha sometido, como su operación de párpados, y por los que pasaría en el futuro, como el de la papada: “Cuando tenga dinero porque ahora soy pensionista y tengo que ahorrar”. El entrevistador se ha interesado también por las posibles consecuencias que le han acarreado los cargos públicos que ha ostentado, a lo que ella ha contestado que sus “siete hermanos viven y trabajan en Madrid” y que “unas tenían una sala de conciertos que tuvieron que cerrar” a causa de, según lo que declara la propia Esperanza Aguirre, su condición de concejala de Medio Ambiente.