La crisis de audiencias ha hecho pender de un hilo a Sálvame en los últimos meses y, con ello, se ha hablado mucho del fin del programa estrella de Telecinco. Ante tales circunstancias, Jorge Javier Vázquez ha utilizado su altavoz en la revista Lecturas para dar a conocer su postura.

En este sentido, el presentador comenzaba su artículo imaginando cómo sería su vida a partir del momento en el que Sálvame tocase a su fin, teniendo claro por delante que no daría entrevistas ni “idearía ningún plan a corto plazo”: “Me gustaría pasar días en casa ordenando muebles, armarios, desprendiéndome de todas aquellas cosas que ocupan espacios innecesarios”, ha aclarado.

No obstante, Vázquez guarda otro as bajo la manga: “Entre mis sueños más recurrentes está el de coger un billete de avión sin fecha de regreso. Viajar muy ligero de equipaje a un lugar de la playa. No pensar. No hacer planes. No hacer nada. Viajar solo para tener que romper mi timidez y obligarme a hablar con gente con la que a lo mejor pueda llegar a compartir una charla, un café, unas risas, unas emociones, unos recuerdos. Gente para la que no sea nada más que un hombre que viaja solo”, ha relatado.

“No me volváis a preguntar”

Retomando la pregunta del millón, ‘¿qué pasará con Sálvame?’, Vázquez pone el acento en que el programa “sigue liderando las tardes”: “Especulan con mi futuro en la cadena cuando nadie me ha dicho que no vaya a presentar Supervivientes, sino todo lo contrario”, ha asegurado.

De este modo, el presentador reclama que se censure de una vez por todas esta cuestión: “No me volváis a preguntar qué haré. Tengo un contrato de larga duración con la cadena y, en el peor de los casos, pues seguro que me encuentran acomodo como estatua escultural en uno de los múltiples pasillos del edificio”, ha añadido con humor.

Es así como se muestra optimista ante el futuro del programa ya que, en caso de cancelarse, pronostica que se tardará “solo un par o tres semanas en estrenar Sálvame II: la saga continua. Con los mismos presentadores, los mismos colaboradores y algún retoque en el decorado. Es decir, siguiendo la máxima de Lampedusa: 'que todo cambie para que todo siga igual’”, ha valorado para zanjar la cuestión.