Dos hombres detenidos, linchados y quemados vivos ante la atenta mirada de todo un pueblo. Esta es la consecuencia de una falsa noticia, de un bulo o como se conoce ya, lamentablemente, a nivel internacional, de una fake new.

El alcance de estas informaciones inventadas parece no tener límites. Son capaces de sabotear o cambiar el rumbo de unas elecciones, de acabar con la carrera de un político y, por lo que se ve, hasta con la vida de una persona. El amarillismo ha existido casi desde que nacieron los medios de comunicación, pero el poder de internet y de las redes sociales está haciendo crecer exponencialmente el número de bulos y su gravedad.

Esto es lo que ha ocurrido en México. En el céntrico estado de Puebla, existe una localidad llamada Acatlán, donde sus habitantes quemaron vivas a dos personas acusadas falsamente de la muerte de varios niños.

Esta escalofriante historia comienza con, aparentemente, un inofensivo whatsapp. Ese mensaje alertaba a la población de que se estaban produciendo secuestros de niños para matarlos, descuartizarlos y usar sus órganos para venderlos en el tráfico negro internacional.

Pronto se extendió el pánico y las autoridades comenzaron a investigar, pero también los medios, que dieron por buena la noticia.

“Los robachicos”

“Por favor, todos estén alerta porque una plaga de secuestradores de niños entró en el país. Al parecer, estos criminales están involucrados en el tráfico de órganos... En los últimos días, desaparecieron niños de 4, 8 y 14 años, y algunos fueron encontrados muertos y con signos de que se les habían extirpado órganos. Sus abdómenes habían sido abiertos y estaban vacíos”, rezaba el mensaje de WhatsApp.

La sociedad mexicana se creyó el mensaje. Es más, lo interiorizó y así nació el caso de “los robachicos”, en alusión a los culpables de los secuestros. 

De hecho, poco después, fue un periodista el que aseguró que la Policía ya había detenido a dos personas que se encontraban en los calabozos de la comandancia de Policía del pueblo.

Fue entonces cuando comenzó la macabra manifestación

Quemados al grito de “el pueblo, unido, jamás será vencido”

Sobre el mediodía del pasado 29 de agosto, un centenar de habitantes de Puebla salieron a las calles para acudir hasta la comandancia de Policía.

Una vez allí, exigieron a los agentes que les entregaran a los dos detenidos, que ellos harían justicia con los llamados “robachicos”. Incluso intentaron convencer a los policías de que les dieran su custodia asegurando que era un crimen horrible y que, sino hacían algo ejemplar, otro día podía ser el hijo del policía el secuestrado y descuartizado.

Los agentes se negaron. El ambiente se fue caldeando y  la muchedumbre comenzó a gritar “que los quemen, que los quemen”. Y así lo hicieron.

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En un arranque de violencia, asaltaron la comisaria, sacaron a los detenidos de su celda y los llevaron hasta la plaza. Una vez allí, los lincharon y crearon una pila de neumáticos donde los quemaron vivos. 

Todo mientras las mujeres allí presentes gritaban “el pueblo, unido, jamás será vencido” como lema de victoria.

La verdad frente al bulo

Las víctimas: Ricardo y Alberto Flores, sobrino y tio de 21 y 53 años, no eran culpables. Todo era un bulo.

No es que ellos no fueran los secuestradores y traficantes de órganos, que tampoco,  sino que no existía ningún crimen. Jamás hubo unos “robachicos”. Todo era una fake new. 

Esos hombres eran unos ciudadanos normales que aparcaron su furgoneta cerca de la escuela de primaria. Viajaron hasta el pueblo para comprar unos materiales de construcción.

En realidad, ni tan siquiera habían sido detenidos, sino que, al verlos ante la escuela y no ser del pueblo, un grupo de personas dieron por hecho que eran los secuestradores. Les increparon y la Policía se los llevó a la comisaría, pero para custodiarles.

El final, ya lo conocemos. Pero aún hay más detalles, porque en redes sociales se inició un crowdfunding para comprar gasolina antes de ir a la comisaria. Todo estaba planeado y todo se grabó con los móviles de los que estaban linchando a las víctimas o mirando. Incluso se difundió en directo en Facebook.

Y todo, por un bulo en WhatsApp.

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Otros bulos que acaban en crímenes

En los últimos meses hemos asistido a otras historias tan macabras como la relatada. Algo similar sucediió en Bogotá, donde un joven de 24 años fue linchado. Otra fake new le señalaba como responsable del secuestro de un niño.

El bulo también se difundió por WhatsApp y el final fue el mismo: una persona muerta, esta vez a golpes y a manos de 150 ciudadanos que habían dado por cierta una información que no lo era.