“Hoy, tirando cosas viejas, he encontrado esto. La persona que lo escribió, hace casi 20 años, me estará leyendo. Sé que fuiste tú. Llegó a casa por correo postal, con mi nombre intencionadamente mal escrito”, ha comentado Carme Chaparro en su perfil de Instagram para relatar el episodio de amenazas de muerte y el acoso que sufrió.

No le di más importancia. De hecho, pensé que lo había tirado. Un, o una, imbécil más. Luego llegaron más anónimos. Con faltas de ortografía demasiado evidentes como para ser reales. Alguien intentando parecer inculto”, continúa relatando. Este hecho nunca fue denunciado ante la Policía, pero finalmente descubrió quién se escondía detrás.

Chaparro señala que pronto notó que las notas comenzaban a ser “más amenazantes y dos o tres meses después empezaron las amenazas de muerte. No se lo conté a nadie. Pensé que no se podía hacer nada. ¿De qué iba a valer la pena?”.

Sin embargo, reparó en un pequeño, pero importante, detalle: el matasellos. Descubrió que llegaban desde distintos puntos del país. “Y resulta que los lugares y las fechas coincidían con la gira promocional de alguien que trabajaba muy, muy cerca de mí”.

“Este tipo es un mierda que necesita amenazar y asustar para creer que es alguien y que tiene el control”, ha recordado, cuando descubrió la identidad de su acosador. A pesar de conocerla, nunca lo desveló: “Nunca se lo dije, y hoy creo que tenía que haberlo hecho. Y no solo eso, sino contárselo a mis jefes y denunciar en la Policía. Exponer al monstruo”.

“El no sabe que yo lo sé. Y alguna vez que nos hemos encontrado viene a saludarme como un perrito faldero”, ha detallado.

Por último, ha aprovechado la publicación para lanzar un importante mensaje a la población: “Las amenazas no se toleran, nunca”.