Si como un servidor, ya peinas canas, seguro que recuerdas los tiempos en los que el agujero de la capa de ozono ocupaba portadas y los CFC [clorofluorocarbonos] eran el enemigo público número uno. Ahora las cosas han cambiado y los frigoríficos, los aires acondicionados y los desodorantes se han adaptado para no provocar más daño. 

Sin embargo, el problema sigue existiendo. Por eso, el día internacional de la preservación de la capa de ozono se sigue celebrando hoy, 35 años después de la Convención de Viena, que marca el arranque de esa lucha por la recuperación de esta parte de la atmósfera que nos protege del exceso de radiación ultravioleta emitida por el Sol.  

Como explica Naciones Unidas, cuando los científicos descubrieron, a finales de la década de 1970, que se estaba creando un agujero en este escudo protector como consecuencia de la actividad humana, hicieron saltar la alarma: la situación amenazaba con aumentar los casos de cáncer de piel y cataratas; así como dañar plantas, cultivos y ecosistemas. 

El lema de este año es "Ozono para la vida"

El lema de este año es "Ozono para la vida"

Las decisiones y acciones colectivas, guiadas por la ciencia, son la única forma de resolver las grandes crisis mundiales 

Un protocolo común 

El Protocolo de Montreal, adoptado tras la Convención de Viena, consiguió que los gobiernos, los científicos y la industria se comprometieran a trabajar juntos para eliminar el 99 por ciento de todas las sustancias que reducen la capa de ozono. Su aplicación ha hecho que se esté recuperando y se espera que vuelva a los valores anteriores a 1980 para mediados de siglo.   

Una prueba, según Naciones Unidas, de que se pueden afrontar las crisis mundiales de forma conjunta: “Es una buena muestra de que las decisiones y acciones colectivas, guiadas por la ciencia, son la única forma de resolver las grandes crisis mundiales. En este año de la pandemia de COVID-19, que ha traído consigo tantas dificultades sociales y económicas, el mensaje de los tratados para salvar la capa de ozono de trabajar conjuntamente y en armonía por el bien común resuenan más que nunca”. 

Es nuestro deber esforzarnos e invertir en afrontar el cambio climático y en proteger la naturaleza y los ecosistemas que nos sostienen 

Recuperación 

El Secretario General, António Guterres, ha afirmado que “Al mirar hacia la recuperación mundial de la devastación social y económica causada por la pandemia de COVID-19 debemos comprometernos a construir sociedades más fuertes y resilientes. Es nuestro deber esforzarnos e invertir en afrontar el cambio climático y en proteger la naturaleza y los ecosistemas que nos sostienen”.  

Y ha animado a mirar más allá de los intereses parciales “Los tratados sobre el ozono destacan como buenos ejemplos de cómo hay pocos límites a lo que podemos lograr en una causa común cuando prevalece la voluntad política. Hagamos que este trabajo conjunto para preservar la capa de ozono nos sirva de estímulo para mostrar la misma determinación en sanar el planeta y forjar un futuro más prometedor y equitativo para toda la humanidad”.  

Ozono para la vida 

El lema de este año es Ozono para la vida, que “nos recuerda que el ozono no solo es crucial para la vida en la Tierra, sino que debemos continuar protegiendo la capa de ozono para las generaciones futuras” explica Naciones Unidas. 

Muchos productos químicos de uso común han resultado ser extremadamente dañinos a la capa de ozono. Los halocarbonos son compuestos químicos en los que uno o más átomos de carbono están unidos a uno o más átomos de halógenos (flúor, cloro, bromo o yodo). Los halocarbonos que contienen bromo por lo general tienen mucho mayor potencial de agotamiento del ozono (PAO) que aquellos que contienen cloro. Los productos químicos sintéticos que han proporcionado la mayor parte del cloro y bromo para el agotamiento del ozono son el bromuro de metilo, el metilcloroformo, el tetracloruro de carbono y las familias de productos químicos conocidos como los halones, los clorofluorocarbonos (CFC) y los hidroclorofluorocarbonos (HCFC).