Ha pasado ya el verano, una época en la que solemos relajarnos desde todos los puntos de vista, también el tecnológico. Esto último, en algunas ocasiones, es sinónimo de problemas, normalmente debido a que los amigos virtuales de lo ajeno tratan de aprovechar esos momentos para hacer de las suyas y, de paso, amargarnos, bien las vacaciones, bien el regreso de las mismas.

Una vez superado el asueto estival, toca retornar a la vida cotidiana, al 'cole', al trabajo, a comprobar casi cada minuto las notificaciones que nos llegan a través de los dispositivos móviles o el portátil.

Lo primero que hay que hacer –porque seguro que no lo haces desde hace tiempo- es echar un vistazo a las contraseñas que utilizas para acceder a algunas páginas, plataformas, redes sociales, etc.

Robo de contraseñas

En todo este proceso, aunque los usuarios son conscientes de que la ciberdelincuencia existe y de que es cada vez más activa –un estudio señalaba hace tiempo que a 3 de cada 7 personas les habían robado sus contraseñas-, todavía siguen pensando que sus actos, probablemente, no les afectarán. Pero la realidad evidencia que ese pensamiento es equivocado.

Una de las puertas que en más ocasiones abren los hackers es la de las contraseñas, de ahí que sea conveniente tener en cuenta una serie de consejos porque, como reza el refrán ‘más vale prevenir...’.

El asunto no es menor y, de hecho, aunque parezca lo contrario, puedes tener la misma clave para acceder a, por ejemplo, Google, que un neoyorquino o un vecino de Shangai. Así lo demuestran algunos estudios que analizan las contraseñas más fáciles, y sí, en el top 10 siempre está 1,2,3,4,5,6...

Desde el blog de CaixaBank, en su apartado dedicado a la innovación, se ofrecen unas recomendaciones que, aunque te suenen obvias, ve más allá de leerlas y ponlas en práctica.

De este modo, si quieres que tu password no caiga de manera sencilla en manos de los ciberdelincuentes, ten en cuenta que debe ser único para que cada servicio que utilices. Esto significa que no es demasiado aconsejable que siempre uses el mismo para tu cuenta de gmail, Twitter o tu banca electrónica.

En efecto. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 no es la clave más segura, antes al contrario. En el mismo artículo de la citada bitácora indican que lo conveniente es servirse de contraseñas de más de ocho caracteres y siempre combinando mayúsculas, minúsculas, símbolos y números.

Ponérselo más difícil

Es lo de siempre y, claro, tú eres de los que presumen de esa playa que hay en tu pueblo o del parque en el que has pasado buena parte de tu infancia y al que tanto te refieres en tu blog.

Tampoco es lo correcto. Lo mejor es escapar de credenciales basadas en expresiones, lugares o nombres demasiado comunes o sobre los que des muchas pistas en redes sociales u otras plataformas.

También se puede recurrir para gestionar las contraseñas a sistemas o programas como KeePass, Password Safe, LastPass para Android, o el llavero de iCloud para iOS, por citar solo unos cuantos. Estas aplicaciones te pueden echar una mano a la hora de crear, almacenar y gestionar los paswords.

Sin duda alguna, estos consejos pueden complementarse con otros. Es verdad que no existe la contraseña perfecta e infranqueable, pero no es menos cierto que cuanto más complicado se lo pongamos a los delincuentes, el porcentaje de caer en sus redes es mucho menor.

Por cierto, evita una conducta que se repite cada vez más: no uses nunca tus claves en las llamadas wi-fi públicas.

El permanecer atento a posibles amenazas puede evitar problemas. Para empezar, hay que cambiar las contraseñas cada cierto tiempo; eso sí, siguiendo consejos como los descritos.