Los problemas económicos para el conjunto de la población mundial no difieren mucho antes o después de la pandemia que estamos soportando. La mala distribución de la riqueza, la financiación de la salud pública, el elevado coste de la vivienda, el desempleo, el futuro de las pensiones… Pero el Covid-19 sí que supondrá un elemento catalizador del malestar, al agravar mucha de las situaciones que ya estaban presentes con la crisis que afectará a las finanzas públicas, al empleo y el empuje de la economía digital.

Un interesante estudio del banco Credit Suisse en el que recoge su índice de preocupaciones entre las que destacan en el terreno social y económico, la tasa de delincuencia, la corrupción, los precios de la vivienda, los costos de la atención de la salud, la desigualdad (medida por el producto interior bruto [PIB] per cápita), así como el progreso social (medido por la esperanza de vida al nacer).

Los puntos clave recogen soluciones que abaraten la vivienda, la educación y la atención sanitaria, que garanticen el financiamiento individual de la vejez y que propicien el empleo en un mercado laboral en rápida evolución.

En el caso de la vivienda, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), hoy una pareja con dos hijos y unos ingresos medios debe pagar 10,2 veces sus ingresos anuales para comprar un apartamento de 60 metros cuadrados en una capital o un centro financiero, frente a las 6,8 veces de 1985. En un reciente informe del Foro Económico Mundial titulado «Making Affordable Housing a Reality in Cities» (Hacer realidad la vivienda asequible en las ciudades) se resumían diversas medidas para reducir los costos de la vivienda, incluidas las estrategias de utilización de la tierra como el desarrollo orientado al tránsito, o las medidas para financiar una vivienda asequible como los incentivos fiscales o los bonos garantizados por el gobierno. Además, se hace hincapié en el abaratamiento de la construcción como la utilización de la tecnología 3D.

En materia de sanidad, la cobertura y los costos de la atención médica se convertirán en un tema aún más importante que en el pasado, según apuntan los expertos de Credit Suisse. Así, la Organización Mundial de la Salud (OMS), apunta que el gasto mundial en salud alcanzó el 10% del PIB en 2017 , mientras que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) mundial es del 3,9%. Hay varios enfoques posibles para reducir los costos de la atención sanitaria. Uno de ellos es el uso de alternativas menos costosas de productos innovadores como los genéricos o los biosimilares. Según la Administración de Alimentos y Drogas de EE.UU. (FDA), los medicamentos genéricos cuestan, en promedio, un 80%–85% menos en los EE.UU. que los productos de marca.

El envejecimiento de la población y las bajas tasas de interés están presionando a muchos sistemas de pensiones públicos y privados. El problema más grave, según recoge el banco helvético es financiar a los retirados sin penalizar excesivamente a las generaciones más jóvenes. Para responder a estos desafíos será necesario un conjunto de medidas de nada menos que un completo repensamiento del ciclo de vida tal y como lo conocemos. Es probable que esto incluya la prolongación de la permanencia de los trabajadores en la vida activa mediante modelos más individuales de vida laboral, la reforma del sistema de pensiones dando un mayor peso a los ahorros individuales.

El progreso tecnológico y el cambio climático van a dejar obsoletos a millones de puestos de trabajo y, al mismo tiempo, crearán nuevas oportunidades, aunque con un conjunto de habilidades radicalmente diferentes, mientras que las pandemias requieren una mayor flexibilidad laboral. Según un informe de McKinsey & Company de 2017, la automatización podría desplazar entre 400 y 800 millones de personas para 2030, obligándolas a buscar nuevos empleos. De manera similar, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que si bien los esfuerzos por lograr la sostenibilidad energética llevarán a la pérdida de 6 millones de puestos de trabajo, se crearán otros 24 millones de empleos De acuerdo con la OIT, el aumento de la inversión en las habilidades de las personas es uno de los «tres pilares de acción» que, combinados, impulsarán el crecimiento, la equidad y la sostenibilidad para las generaciones futuras. Un paso crucial en esa dirección es la aprobación del aprendizaje permanente, con un enfoque en la capacitación, la readaptación profesional y la mejora de las habilidades en la llamada Cuarta Revolución Industrial.