El ministro de Finanzas del Reino Unido, Jeremy Hunt, ha confirmado este jueves que el país se encuentra en recesión y que la inflación británica se situará este año en el 9,1. Tras confirmar la mala situación británica, Hunt ha procedido a realizar su declaración presupuestaria de otoño, en al que se incluyen importantes subidas de impuestos como solución a la crisis. Destacan un aumento de la tasa aplicada a las ganancias extraordinarias de las empresas energéticas y una reducción del umbral del tramo superior del impuesto sobre la renta, que aumentará el número de declarantes afectados.

Dada la gran caída de poder adquisitivo del pueblo británico (la mayor desde 1956), a los conservadores les ha tocado remangarse y transformar su habitual política fiscal y social. Entre las subidas de impuestos anunciadas, que tienen el fin de incrementar la recaudación en unos 25.000 millones de libras, el Canciller de la Hacienda del Reino Unido ha afirmado que el umbral del Impuesto sobre la Renta a partir del que se pagará el 45% se reducirá a 125.140 libras (una cifra equivalente a 143.159 euros), bajándolo de las 150.000 libras (171.600 euros) actuales. Se amplia por tanto considerablemente el número de declarantes de ese 45%, que, si bien no se pueden considerar millonarios, cuentan con una renta potente.

De igual manera, a las empresas más robustas se les pedirá que soporten una mayor parte de la carga, así lo ha indicado Hunt haciendo referencia a la implementación de las reformas desarrolladas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las cuales han sido acordadas internacionalmente para garantizar que las multinacionales paguen una cantidad justa de impuestos.

Asimismo, y con ese mismo objetivo de igualar la balanza, las empresas que obtengan beneficios extraordinarios como resultado de los altos precios de la energía también verán aumentados sus gravámenes. Así, a partir del 1 de enero de 2023, el impuesto sobre los beneficios energéticos de las empresas de petróleo y gas aumentará del 25% al 35%, y se mantendrá vigente hasta el final de marzo de 2028. Las eléctricas también tienen deberes ficales, ya que se introducirá un nuevo gravamen temporal del 45% para los generadores de electricidad.

La inflación, peor enemiga que los impuestos

Este jueves llovía un poco más en Londres para el titular de la Hacienda británica, al que le ha tocado defender que este cambio significa un "camino equilibrado hacia la estabilidad", lo que conlleva "tomar decisiones difíciles". Hunt ha expuesto que "hay una crisis energética global, una crisis de inflación global y una crisis económica global. Pero hoy con este plan de estabilidad, crecimiento y servicios públicos, enfrentaremos la tormenta” y ha rematado que ese giro responde a “resiliencia británica y compasión británica".

El Canciller apuntaba la necesidad de ser sincero con el pueblo del mítico God save the Queen antes de señalar que " algunos abogan por recortes de gastos, pero eso no sería compatible con servicios públicos de alta calidad”. Mientras, como buen tory, indicaba que "los impuestos altos dañan las empresas y erosionan la libertad", Hunt hacía un ejercicio de flexibilidad indicando que la inflación es el peor enemigo de la libra en los bolsillos de los británicos, "incluso más que los impuestos".

Los conservadores buscan equilibrar la balanza social

Por otro lado, el titular de la Hacienda británica ha anunciado un paquete de apoyo específico a los más vulnerables, para protegerles del aumento del coste de la vida. Dicho paquete contará con 26.000 millones de libras (29.744 millones de euros), y en él se incluyen medidas de apoyo frente al aumento de las facturas de energía. Así, cerca de ocho millones de hogares recibirán un bono de 900 libras (1.030 euros) en cuotas, con 300 libras para los jubilados (344 euros) y 150 libras (172 euros) para las personas con prestaciones por discapacidad.

Por otra parte, se ha conocido que el Salario Mínimo Nacional se incrementará en un 9,7% hasta las 10,42 libras esterlinas por hora, lo que garantizará que un trabajador a tiempo completo cuente con un aumento salarial de más de 1.600 libras esterlinas al año, beneficiando a 2 millones de los trabajadores peor pagados.

La inflación ha desatado una ola de solidaridad en la mayoría de los países europeos, incluso entre los que cuentan con gobiernos conservadores, como es el caso del Reino Unido con la administración de Rishi Sunak, que no suelen defender estas políticas. Uno de los pioneros en este sentido fue el gobierno de España, cuando Pedro Sánchez anunciaba en julio de este año que en 2023 entraría en vigor un impuesto extraordinario a grandes eléctricas con el objetivo de gravar los denominados beneficios caídos del cielo, un gravamen a la banca o la bonificación del transporte. La oposición conservadora en España ha declarado en más de una ocasión estar muy en sintonía con Reino Unido, por lo que cabe preguntarse qué opinan de este giro producido en las islas británicas.