Tras meses de investigaciones judiciales, el juez de la Audiencia Nacional cerraba la fase de instrucción y proponía que, según las pruebas, Rodrigo Rato y otros 64 directivos de Caja Madrid y Bankia fueran juzgados por el uso de las llamadas tarjetas 'black’. Ahora, y tras haberse gastado 99.054 euros, el que fuera presidente de la entidad bancaria exige que quede constancia de que él ha devuelto el dinero.

De forma voluntaria, esta es la clave. Rato ha pedido este martes al juez Andreu que en el auto, por el cual se le juzgará, quede por escrito que devolvió “voluntariamente” el dinero de unas tarjetas opacas que, según han ido explicando en el juzgado, Caja Madrid les dio para gastos de representación, pero que ellos se gastaron en ocio, comidas, joyas y hasta lencería.

Preparar su defensa
Antes de tener que sentarse en el banquillo de los acusados, Rato quiere dejar su defensa bien atada y, con esta petición, parece que la construirá desde esa ‘buena acción’, la de devolver el dinero antes de que nadie se lo pidiera.

Por ello, en un escrito ha denunciado que la resolución judicial no habla de las actuaciones “concretas” e individuales de cada investigado, algo que a su juicio le niega una carta "esencial" e "imprescindible" con la que poder desarrollar "adecuadamente" su derecho a una defensa.

Pagos en bares, clubs y salas de fiestas
Concretamente, el que fuera máximo responsable de la entidad, devolvió 54.837 antes de que el equipo del nuevo presidente, Ignacio Goirigolzarri, presentara ante la Fiscalía un informe sobre el uso de estas tarjetas y, con ello, se abriera una pieza separada del 'caso Bankia' y su salida a bolsa.

Pero esta cantidad corresponde a la etapa de Bankia. Antes, cuando era Caja Madrid, Rato lapidó otros 44.217, por lo que la cifra total asciende a los 99.054 euros y, en consecuencia, no habría devuelto todo el dinero,

Rato quemó el dinero en sitios donde muy difícilmente estaría ejerciendo sus funciones como director de la entidad. Según revelaron las facturas, pagó con hasta 3.547 euros litros de bebidas alcohólicas, pero también visitó más de un lugar de ocio como “bares, pubs, clubs y salas de fiestas”, en los que se gastó hasta 2.000 euros.

Entre medias, siempre había tiempo para una excursión de esquí o ir a comprar en tiendas de lujo como Loewe y, si hacía falta efectivo, no dudó en sacar unos 20.000 euros en diferentes cajeros.