Cinco días de “reflexión profunda” que han animado al presidente del Gobierno a plantear la batalla contra la “desinformación” y la búsqueda de la “regeneración democrática”. Sobre estas ideas ha pivotado Pedro Sánchez en su entrevista concedida a la Cadena SER. Tras admitir que ha sido objeto de lawfare por parte de la policía patriótica de Mariano Rajoy. Una estrategia que ha descrito como “fríamente planificada y de maquinaria del fango bien engrasada”, en la que se incorporan engranajes en forma de “pseudomedios” que propagan el “fango y esos bulos” que no hacen sino que “contaminar el debate público”, así como el eslabón final que identifica con PP y Vox que responden a asociaciones ultraderechistas judicializando “a las víctimas de estas campañas". 

No han sido días fáciles para el sector progresista. Desde que el miércoles Sánchez sorprendiera a todo un país con una parada para “reflexionar” sobre su continuidad, tanto el Gobierno como el PSOE han estado en vilo. Cinco días que en los que el propio Sánchez admite que lo ha pasado “mal” porque ha dudado de seguir e incluso ha pensado en “abandonar”. Sin embargo, la fe en el “poder transformador de la política” le ha motivado para seguir en el Palacio de La Moncloa durante los tres años que restan de legislatura e incluso más allá. “Si los españoles y mi partido quieren, lo haré”, ha percutido.

Preguntado sobre si se planteó de verdad la dimisión, Sánchez ha admitido que lo que tenía en la cabeza no era sino expresar sus sentimientos. Ni tan siquiera informó a su mujer, Begoña Gómez, de la carta a la ciudadanía, aunque tras su publicación le pidió que siguiera adelante. La tarea de “proteger la democracia, regenerarla y cuidarla” era prioridad para el jefe del Ejecutivo, que ha planteado dar la batalla contra la “guerra sucia” y la “máquina del fango” que plantean desde la derecha política y mediática. En definitiva, “garantizar que la política limpia prevalezca sobre la mala praxis”.

Llegado a este punto, como ya hiciera tanto en su declaración institucional como en la televisión pública, puso el foco sobre los “pseudomedios de comunicación” al tiempo que establecía una barrera diferenciadora con otros “medios de comunicación”. Unas herramientas que ha vinculado a la derecha y la ultraderecha y que, en suma, define como sus instrumentos para “situar al adversario como enemigo público número uno” mediante la fábrica de “bulos y desinformaciones”.

Sánchez se detuvo sobre esta idea tras recordar que tanto él como su entorno han sido víctimas del “espionaje de la policía patriótica” del Gobierno de Mariano Rajoy. Una “estrategia fríamente planificada y una maquinaria del fango bien engrasada” de la que son parte estos “pseudomedios” cuyo espíritu es intoxicar el debate política para que, en el siguiente escalafón, partidos políticos como PP y Vox exijan explicaciones a “inocentes y víctimas de esas campañas”. Toda vez, ha precisado, que organizaciones ultras como Manos Limpias judicialicen casos con recortes de digitales sin información contrastada.

Mal endémico

El jefe del Ejecutivo ha profundizado sobre el origen de estos medios y su financiación, en el marco de la anunciada estrategia contra la “desinformación”, encapsulada junto a las preceptivas reformas judiciales, en el plan de regeneración democrática. Leitmotiv, a la postre, de su continuidad en el cargo. No ha habido concreción en cuestión de medidas, pero sí ha apostado por trascender a la fase pedagógica de una iniciativa que liderará, pero que asegura no puede monopolizar porque la identifica con un mal endémico de las democracias occidentales contemporáneas. Por ello, ha señalado que estas “páginas web” que conforman la “maquinaria del fango” podrían recibir financiación extranjera. “Se dice que la desinformación nos viene de fuera, de Putin, pero resulta que tenemos dentro el Caballo de Troya”, ha sugerido.

En este sentido, Sánchez se ha cuestionado la “transparencia” de estos “pseudomedios”, sobre los que, según apunta, se desconoce su fuente principal de financiación. Su plan de regeneración democrática puede ser una tarea que trascienda incluso los tres años de legislatura, aunque asume el compromiso de, al menos, liderar la batalla de las ideas en este sentido. Pese a que aún carece de una forma identificable, sí ha puesto migas de pan sobre el camino que podría tomar, dejando caer la existencia de un texto que regula la publicidad institucional. “¿Se cumple por parte de todas las administraciones?”, se ha preguntado. En cualquier caso, su narrativa orbita sobre el “dinero que hay detrás de la máquina del fango”.

Víctima de lawfare

Bajo el paraguas de este debate por la regeneración democrática tiene cobijo también la pata judicial. Por primera vez, Sánchez ha admitido la existencia de lawfare en España, al recordar que tanto él como su entorno llevan una década siendo víctimas de ello. “Yo lo he sufrido en el pasado, con hechos como el espionaje de la policía patriótica”, ha precisado. No obstante, mantiene intacta una fe intacta en la separación de poderes y la Justicia, a pesar de marcar la pauta para iniciar un debate transversal sobre el Poder Judicial.

Sánchez apuesta por el fortalecimiento de la democracia, aunque para ello hay que admitir que hay algo en ella “que no funciona”. Cualquier cambio, eso sí, ha de plantearse y apuntalarse con arreglo a la Constitución y desde un punto de vista transversal. El jefe del Ejecutivo considera que no ha de ser una tarea exclusiva del Gobierno, sino que también compete al legislativo y, por supuesto, a un Poder Judicial al que señala como una “víctima del desprestigio” por el bloqueo de la derecha. “Todo ello ha de ser, además, en positivo, en conjunto con los medios de comunicación. Quiero saber también cómo afrontan este debate tan importante”, ha resaltado.

“No es cuestión de señalar a nadie, sino de sumar esfuerzos. Unir a mucha gente en una causa común que es la defensa de la democracia. Si lo logramos, habremos hecho algo benéfico para el conjunto de la sociedad”, ha abundado un Sánchez que no ha precisado si el fortalecimiento de la Justicia pasa por un cambio de mayorías en el Parlamento, aunque sí asume la responsabilidad de renovarlo. “Lo llevaremos a efecto”, ha prometido.

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