La exitosa reforma del sistema de pensiones continúa trayendo cola. Más allá de las medidas estrella que recoge la reforma, aprobada la mañana de este jueves en el Consejo de Ministros Extraordinario, existen otras muchas consideraciones interesantes que se han de tener en cuenta. La reforma del sistema de pensiones supone la culminación del cumplimiento de los hitos que conforman el Plan de Recuperación, en concreto del punto 30. Fuentes ministeriales afirman que ningún plan de recuperación europeo ha contado con unos objetivos tan ambiciosos como los planteados por el Ejecutivo.

Esta nueva fórmula pretende establecer las bases para el mantenimiento y la preservación del sistema de pensiones. En concreto, son tres las patas en las que se apoya la nueva reforma: reducir la brecha de género, un sistema de pensiones más equitativo y la garantía de supervivencia de la hucha de las pensiones.

Pormenores en los cambios del periodo de cálculo

Una de las medidas más destacadas es la modificación del periodo de cálculo en las cotizaciones. Esta medida coincide también con el principal escollo que Escrivá ha tenido que salvar para llevar las negociaciones a buen puerto: el cálculo de las pensiones. De esta forma, los pensionistas podrán elegir entre tomar los últimos 25 años cotizados, tal y como recoge la ley actual, o bien optar por tomar los últimos 29 años de cotización y desechar los dos peores años de cotización (se tomarán 27 años efectivos), beneficiando así a las carreras laborales lineales y a las más fragmentadas.

Será la Administración Pública quién elegirá de oficio la fórmula más ventajosa para el futuro jubilado desde el 1 de enero de 2026, cuando entra en vigor la reforma, hasta 2044, un periodo en el que convivirá el sistema dual. A partir de ese año, quedará solo como opción el modelo de 27 años de cotización de la nueva ley.

El principal problema de las pensiones: la brecha de género

Otro problema que consigue salvar la medida de Escrivá es la brecha de género. El objetivo en este aspecto es mejorar la cobertura de lagunas de cotización que se dan especialmente en el caso de las mujeres. De esta forma, se mantiene el modelo actual de cobertura de lagunas (entendiendo por lagunas aquellos meses en lo que no existe obligación de cotizar y que son tenidos en cuenta para calcular las pensiones), aunque con mejoras para las mujeres.

Así, los vacíos de cotización se compensarán con el 100% de la base mínima los primeros 48 meses (4 años) y quedará en el 80% desde el quinto al séptimo año. "Todas las medidas incluidas para reformar la base reguladora que se incluirán en la nueva normativa contribuirán a la reducción de la brecha de género, ya que las mujeres suelen tener más interrupciones en sus carreras laborales", ha asegurado José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones. Además, la reforma de pensiones recoge también la revalorización del complemento de brecha de género que tendrá un incremento del 10%, adicional a la revalorización anual, en el bienio 2024-2025.

Garantizar la supervivencia del sistema

En este punto se concentra el grueso de las medidas adoptadas en el marco de la reforma. El nuevo Real Decreto Ley persigue la recuperación y mantenimiento del poder adquisitivo de los pensionistas, a través del incremento de la pensión mínima. Por otro lado, huyendo del recorte en pensiones que se recogía en la reforma del sistema del 2013, la nueva propuesta pasa por incrementar, fomentar y asegurar la financiación del sistema y mejorar, por tanto, su viabilidad. En concreto, la sostenibilidad vinculada a la certidumbre que refuerza la estructura de financiación del sistema de pensiones para hacer frente al gran reto de la jubilación del baby boom.

Con respecto al punto del incremento de la pensión mínima, la reforma establece un indicador objetivo de referencia que garantice como van a evolucionar las pensiones mínimas en los próximos años, un indicador que entronca de forma directa con la Ley 21/2021 y con las recomendaciones y compromisos del Pacto de Toledo. Por otro lado, se actúa sobre la subida de la base máxima de forma moderada y gradual, una subida más allá del incremento vinculado a los precios, un 38% en el 2050.

El cumplimiento de los compromisos adoptados en el plan de recuperación consiguen de una manera efectiva garantizar la sostenibilidad del sistema. Lo que se trata de garantizar es que la hucha de las pensiones sea suficientes para cubrir dichas necesidades. Además, el sistema y el novedoso planteamiento se focaliza, no en el recorte, sino en el fortalecimiento de la estructura de ingresos. Lo que hace es fomentar la sostenibilidad del sistema de pensiones. La reforma también contempla una cuota de solidaridad que se aplica sobre las rentas salariales por encima de la base máxima. El planteamiento de la medida será gradual hasta 2045 y ofrece una vía adicional para financiar la jubilación de los baby boomers.

Cambios en la cuota de solidaridad

A propuesta del PDCat, el texto aprobado este jueves en el Consejo Extraordinario de Ministros recoge una elemento adicional de progresividad en dicha cuota de solidaridad. En concreto, dicha cuota, que pretende alcanzar un 6% en el año 2045, introduce un elemento progresivo que se mide por renta. Así pues, el cambio más relevante en este punto es la división de la cuota en tres tramos distintos. En el 2045, para las rentas más altas – entre 90.000 y 100.000 euros- que serán los salarios que se encuentren por encima del 50% de la base máxima reguladora, se aplicará un tipo del 7%.

Así, a partir de 2025, se aplicará una cuota de solidaridad del 0,92% a los salarios que vayan de la base máxima a un 10% superior. Para el siguiente tramo, que irá desde el 10,1% de la base máxima hasta el 50%, la cuota de solidaridad será del 1%. Por último, el tramo de salarios con una base máxima por encima del 50% tendrá una cuota del 1,17%, según fuentes del Ministerio. En 2045, cuando la cuota esté desplegada al completo, el primer tramo tendrá una cuota del 5,5%, al segundo tramo se le aplicará un tipo del 6%, y al tercero, del 7%.

El Mecanismo de Equidad Intergeneracional

El Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que ya fue aprobado durante el 2022, reajusta su configuración inicial del 0,6 puntos porcentuales de forma gradual y llegar así al 1,2% en 2029 con el objetivo de mantenerlo hasta el 2050. Cabe destacar que lo recaudado por el MEI se destinará al fondo de reserva, al igual que los excedentes del sistema. Un sistema de pensiones que, teniendo en cuenta la nueva reforma y descontando la anormal inflación, hubiera anotado un superávit de 2.500 millones de euros teniendo en cuenta el IPC de 2021.

¿Cómo se calculan las pensiones mínimas?

Los cambios que conlleva la reforma con respecto a las pensiones mínimas supondrán entre un 0,1% y un 0,2% del gasto del PIB al final del periodo. Más allá de la inversión, el incremento de las pensiones mínimas responde a una revalorización de estas a lo largo de los próximos años. En concreto, la pensión contributiva de jubilación con cónyuge a cargo es la que se toma como referencia. Atendiendo a esta cifra, las pensiones mínimas experimentarán un incremento adicional de 2 puntos porcentuales adicionales con respecto al resto de las pensiones.

Así pues, aquellas prestaciones contributivas que se encuentren por debajo del umbral de la pobreza convergerán en el 2024 con el valor de referencia. Una vez converjan dichas pensiones, el incremento del 2% se dará hasta el año 2027. En lo que respecta al resto de pensiones mínimas que no entran dentro de esta clasificación se beneficiarán en un 50% de lo que se revalorice el valor de referencia. En otras palabras, si la pensión con cónyuge a cargo se revaloriza en un 2%, el resto de pensiones experimentarían un incremento de un 1%. Con respecto a las no contributivas, el aumento que experimentarán coinciden con el 75% del umbral de la pobreza.

El impacto de las medidas

A pesar de la “oposición frontal” de la patronal, otro punto que favorece, especialmente a los autónomos, en la reforma de las pensiones es la solución de las lagunas de cotización. Hasta la fecha, los trabajadores por cuenta ajena no disponían de ninguna cobertura. La nueva reforma recoge ahora una cobertura de la base mínima de cotización en caso de cese de actividad de hasta seis meses.

Más allá de la inminente jubilación de los baby boomers, fuentes del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ponen la vista a finales de la década de 2040, momento en el que, según las previsiones, el sistema de pensiones tendrá una tensión financiera adicional. No obstante, a partir del año 2047, la presión financiera se relajará y el gasto del sistema comenzará a caer generando superávit, según las estimaciones oficiales. Se prevé también que la reforma de pensiones genere un desembolso del Fondo de Reserva de la Seguridad Social correspondiente al 0,82% del PIB en 2050.