Los datos publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE) engrosan la caída del Índice de Precios de Consumo (IPC), que se sitúa en el mes de septiembre en el 8,9%, más de un punto y medio por debajo del mes anterior. No obstante, los datos desgranados que aporta el organismo reflejan que el desplome de la inflación no es generalizado en todos los ámbitos, ni mucho menos. De los 12 grupos que conforman el índice, tan solo cuatro de ellos experimentan una bajada en el mes de septiembre, propiciada por las medidas del Gobierno.

Los grupos más destacados con respecto a su influencia interanual en el IPC de septiembre son la Vivienda, el Transporte y los Alimentos. Los dos primeros por contribuir a su descenso, el último por su elevado dato. Más concretamente, la Vivienda ha caído más de diez puntos y medio, situándose en el 14,2%, situación propiciada por la bajada de la electricidad. En el caso del Transporte, la bajada es superior a los dos puntos y se sitúa en el 9,4%.

No parece casualidad que haya sido transcurrido el primer mes de gratuidad del transporte de los trenes de Cercanías, Rodalies y Media Distancia, que el Gobierno ha anunciado que se prorrogará durante 2023, el momento en el que la tasa de inflación del sector del transporte se ha desplomado. Además, el descenso del precio los carburantes, bonificados por el Gobierno desde abril, también ha favorecido al retroceso del índice.

Algo similar sucede en el caso de la Vivienda, cuya bajada esta propiciada por el descenso del coste de la electricidad que, a su vez, le debe la caída a la conocida como excepción ibérica. El tope al precio del gas conseguido por España en su momento, y que ahora Bruselas quiere asumir para todos los países, ha permitido estabilizar el precio de la luz, aún muy elevados, en España, manteniendo los valores muy lejos de países como Francia, Alemania o Italia y posibilitando la caída de la inflación.

De hecho, de la caída total de la inflación en el mes de septiembre (1,6%), la Vivienda, en la que contempla la electricidad y el gas, supone un 1,3%. A esto habría que sumarle la caída del Transporte que ha contribuido al descenso con 0,25 puntos. En suma, ambos sectores, intervenidos por las políticas públicas del Ejecutivo, han descontado un 1,55% a la inflación.

En el sector opuesto se encuentran los alimentos, que han marcado la tasa de inflación más alta desde que se tienen datos (enero de 1994). Tras subir seis décimas se sitúan en un 14,4%, con un especial aporte de las legumbres y hortalizas, leche, quesos y huevos y carne. El contrapeso de este grupo a la inflación ha sido notable y, lejos de bajar, le ha aportado un 0,12% al índice.

El sector de la alimentación, precisamente, ha estado en el centro del debate en los últimos meses por el elevado precio de la cesta de la compra. El incremento de los precios de los alimentos fue tan alto que Yolanda Díaz propuso establecer un tope al precio de algunos alimentos básicos o el establecimiento de una cesta de la compra con un precio establecido. Esta medida fue descartada por el Gobierno, que continúa trabajando para encontrar soluciones a la cesta de la compra.

Los sindicatos culpan a las empresas por “repercutir los costes a los consumidores”

Los sindicatos, tanto la Unión General de Trabajadores (UGT) como Comisiones Obreras (CCOO), se han pronunciado y han coincidido en culpar a las empresas de esta situación. A la vez que han reconocido que la caída se debe a las medidas asumidas por el Gobierno. “El descenso que se ha producido este mes es a consecuencia de las medidas tomadas por el Gobierno, porque han sido la electricidad, los carburantes y el transporte público los sectores que han propiciado esta bajada de los precios”, ha señalado Mari Cruz Vicente, secretaria de acción sindical y empleo de CCOO.

“Los productos de alimentación siguen creciendo, están en su tasa de crecimiento más alta conocida. Esto es fruto de que las empresas de este país siguen repercutiendo los precios de los carburantes y de la electricidad en los precios finales para que sean los ciudadanos de este país quienes paguen el coste de la crisis inflacionista”, ha señalado la secretaria de CCOO.

Mariano Hoya, vicesecretario general de Política Sindical de UGT, ha ido más allá y ha aportado algunos datos esclareceros. “En este año, el alumbrado y la distribución de gas ha subido un 24,8%, los aceites y grasas un 23,8%, los huevos un 23,6%, la leche un 25,1%, los cereales el 23,3%, la fruta fresca un 12,3% y el pescado fresco un 10,6%. Como se ve, la repercusión en la cesta de la compra es una realidad”, ha sentenciado.

La CEOE se defiende

Por su parte, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ha realizado un análisis antagónico y ha indicado que la caída de la inflación es una muestra de que “el tejido productivo sigue sin repercutir todo el aumento de costes en los precios finales de bienes y servicios”. No obstante, en ámbitos como el de la alimentación, puede apreciarse como la subida de los precios es muy superior a la inflación subyacente (6,2%) y al IPC general (8,9%).

Para la patronal, los datos reflejan que “el esfuerzo del tejido productivo, en una situación todavía muy delicada para muchos sectores, para no repercutir todo el aumento de costes en sus precios finales de bienes y servicios”. Además, desde la organización han vuelto a señalar a la subida de los salarios como una causa que podría suponer una inflación de segunda ronda por su “retroalimentación” con el aumento de los precios, a pesar de que la espiral inflacionista que se está atravesando es debido a la oferta y no a la demanda.