A pesar de la coyuntura energética, que no ha rebajado ni un ápice su presión sobre las economías del euro, la situación de España no ha variado. Así lo ha manifestado en la tarde de este lunes la secretaria de Estado de energía, Sara Aagesen, quién ha hecho un balance del Plan más Seguridad Energética (Plan +SE). Un balance que se reviste de más relevancia al ser el primero que se celebra tras el transcurso del invierno.

En palabras de la secretaria de Estado, la situación energética de España no ha cambiado. Ya que, gracias a la gestión y a los recursos energéticos con los que cuenta, el país no ha activado la temida fase de alerta, manteniéndose durante todo el invierno en fase de prealerta.

Aagesen también ha subrayado que España ha cumplido el compromiso de reducción de la demanda de gas natural impuesto desde Bruselas. La Comisión Europea estableció una reducción del 15%, porcentaje cumplido sobradamente ya que la demanda se ha reducido en el territorio español entre un 21% y un 23%. También se ha cumplido con el compromiso de reducción de la demanda eléctrica en las horas pico, doblando la cifra impuesta desde Europa que era de un 5%.

Las cifras garantizan la seguridad del suministro

Con respecto a los niveles de llenado de los almacenamientos subterráneos europeos, el nivel de reserva ha aumentado considerablemente durante el periodo de vigencia del plan, más aún teniendo en cuenta la media registrada en los últimos 5 años. En el periodo entre 2018 y 2022 la media ha sido de 33,8%, mientras que desde que entraran en vigor las medidas europeas las reservas de almacenamiento han aumentado hasta el 56%.

El invierno 2022-2023 parecía decisivo en materia energética, no obstante, el llenado de los almacenamientos subterráneos ha permitido que los meses invernales hayan transcurrido de manera holgada. En concreto, el pasado mes de noviembre de 2022, el almacenamiento subterráneo alcanzaba el mayor porcentaje de llenado, un 95%. Unas cifras que han permitido un invierno tranquilo en materia energética.

“Hay tres premisas esenciales que hay que destacar. La primera es que ha habido un esfuerzo ingente por parte de la Unión Europea con distintas medidas regulatorias y distintas medidas para fomentar esa diversificación del suministro. La segunda que ha habido un esfuerzo adicional con esos objetivos de almacenamiento, y, la tercera, que hemos tenido un invierno con temperaturas más cálidas que la media de los últimos 5 años”, ha explicado Aagesen respecto a los buenos niveles de llenado de los depósitos tras el invierno.

Con respecto a la situación española, las cifras se alejan de las arrojadas por la UE. El nivel de almacenamiento de España se sitúa en porcentajes muy superiores a los del conjunto de la Unión. La media de los últimos 5 años arrojaba un porcentaje del 60,8% mientras que, desde la vigencia del plan, este se ha disparado hasta el 78%, una cifra que ha ascendido hasta el 85% a día 12 de abril, por encima también del 56% registrado en el conjunto europeo. Este porcentaje de llenado ya cumple con las obligaciones impuestas para el próximo noviembre. Estas cifras se traducen en que España garantiza 25 días de consumo nacional en invierno en el supuesto en el que cese la producción y la importación de energía.

En cuanto al nivel de almacenamiento del gas natural licuado (GNL), los depósitos españoles se sitúan en un 67% garantizando así 15 días de consumo a nivel nacional. Estas cifras dan una garantía total de 40 días de consumo nacional en invierno.

En referencia al precio del gas natural este ha experimentado una rebaja sustancial desde el momento en el que se anunció el tope al gas europeo. Teniendo en cuenta que el pasado agosto el precio marcaba los 164 euros el MWh, las decisiones adoptadas en el seno de la UE han hecho que el precio se desplome hasta en un 74% hasta los 43,5 euros el MWh que se han registrado en marzo.

El impacto de las medidas de protección en los consumidores vulnerables

“La caída del precio del gas tiene un impacto directo en la caída de las tarifas de los consumidores”, ha expuesto la secretaria de estado. En lo referente a las tarifas de último recurso (TUR), el importe de estas se reducirá para el segundo trimestre del 2023 en el entorno del 30%, tanto para la TUR 1 (consumidores con potencias menores a los 5.000 KWh al año) como para la TUR 2 (consumidores con potencias entro los 5.000 KWh y los 15.000 KWh al año). Unas tarifas de3 las que ya se benefician más de dos millones de consumidores.

Además, gracias a las medidas de protección energética, tanto los consumidores vulnerables como los vulnerables severos se han reducido con respecto al primer semestre del 2021, tiempo antes del estallido de la guerra de Ucrania. En concreto, los consumidores vulnerables se han reducido en un 67%, mientras que los vulnerables severos lo han hecho en un 75%.

Aagesen también se ha referido a la prórroga del mecanismo ibérico hasta el 31 de diciembre. Una prórroga que permitirá continuar con la senda del precio de referencia que irá desde los 55 euros el MWh hasta los 65 euros el MWh con un incremento mensual de 1,1 euros el MWh. Un incremento controlado que actuará como seguro ante situaciones de estrés que puedan producirse en el mercado gasístico e impedirá que el precio del gas se traslade al mercado eléctrico.

“Es esencial ampliar el pacto verde europeo”

En palabras de la secretaria de Estado, resultaría esencial ampliar el plan industrial del Pacto Verde europeo. Un pacto que cierra el compromiso de crear capacidad industrial con tecnologías limpias.

El Pacto Verde persigue el objetivo de convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro hasta 2050. Para Aagesen es necesario una ampliación del acuerdo si se quiere conseguir esas emisiones neutras.

En concreto, el pacto recoge distintas iniciativas climáticas a nivel europeo como el conocido REPowerEU que responde a las perturbaciones del mercado energético con una energía barata y asequible. Un Plan Verde del que también forma parte el Mecanismo Europeo de Recuperación y Resiliencia con la meta de recuperarse de la pandemia y prepararse para las mejoras previstas en el proceso de transición ecológica y digital.