Los patinetes eléctricos llegaron sin avisar a nuestras vidas hace apenas unos años, en el verano de 2018, como una nueva solución de movilidad. La popularidad de estos elementos es mucho mayor en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Málaga o Valencia, donde la alta disponibilidad, el bajo coste y la rapidez ofrecen una alternativa al uso del vehículo privado, del taxi y licencias VTC o incluso del transporte público. En los mejores momentos se registraron más de una veintena de marcas compitiendo entre ellas con el mismo producto en la calle. Una realidad muy diferente a la actual.

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Esta nueva forma de movilidad no ha estado exenta de polémica por la regulación -las grandes ciudades ya se han pronunciado en esta materia- pero también por ser el foco de algunos accidentes en la vía pública. Más allá de los cambios sociales y problemas que supone la aparición de los patinetes en nuestras calles, en ElPlural.com analizamos cuál es la realidad económica de este servicio para dar respuesta a una de las preguntas clave: ¿Por qué aparecen y desaparecen tan rápido las marcas de patinetes?

La respuesta es clara: falta de rentabilidad. Pero, ¿por qué no son rentables los negocios de patinetes si las calles están llenas de usuarios? Por falta de financiación. Este es el origen del problema, la falta de financiación para los proyectos. Desde este medio hemos hablado con Javier Collado, economista y profesor de la UDIMA experto en Administraciones Públicas, sobre la realidad económica que hay detrás.

El experto explica que los patinetes que vemos a diario en las calles aparecen de dos formas diferentes. Por un lado, nacen de empresas con experiencia en el sector de movilidad que suelen alquilar vehículos para poner a disposición del usuario. Sin embargo, se trata de una práctica más habitual en el caso de coches o motocicletas, matiza Collado.

Emprendedor + pequeño inversor, ¿fórmula de éxito? 

La otra vía es la más habitual en las grandes ciudades españolas y pasa por la unión entre emprendedores y pequeños inversores que financien el proyecto. Algo parecido a una startup, que nace con el objetivo de crear negocios de movilidad, entre ellos patinetes eléctricos, para que finalmente un gran inversor lo acabe comprando. Hasta aquí todo bien pero, más allá de la inversión inicial, es necesario seguir metiendo dinero para que el negocio supere los primeros momentos, y más complicados, de cualquier actividad.

Es aquí donde surge el problema de la financiación. Y es que los proyectos “dependen muchas veces de subvenciones públicas”, explica el experto de la UDIMA. Ayudas económicas que otorgan las Administraciones Públicas, según el economista, con el fin último de descongestionar las grandes ciudades de vehículos privados. Se trata de unas subvenciones que no siempre llegan a los emprendedores, que lanzan su empresa con una inversión mínima y confían en recibir la financiación pública necesaria después para continuar con el proyecto.

Y es que se necesita una gran inversión en material, en sistemas de geolocalización, en mantenimiento y, especialmente, en reparación. Es habitual ver patinetes eléctricos tirados en la calle o incluso en sitios inhóspitos, realidades que suponen un fuerte coste para las empresas, y que no ocurre en el caso de coches o motos compartidas. “El negocio es nefasto para las empresas”, resumen Collado. 

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Según el economista, los responsables de estas startups son habitualmente jóvenes, o incluso universitarios, con conocimientos avanzados de software, nuevas tecnologías o ingeniería. Pequeños emprendedores que desarrollan y llevan a la práctica sus proyectos, con la esperanza de que funcionen bien. Sin embargo, el objetivo último de estos jóvenes, según Collado, sería terminar vendiendo su empresa a una de las grandes, algo que no ocurre en la mayoría de los casos. 

¿Qué pasa cuando el emprendedor que ha sacado sus patinetes hace unos meses se queda sin financiación? Obviamente, no le queda otra que retirarse y desaparecer de las calles, resolviendo así el misterio por el que de la noche a la mañana aparecen productos similares, pero con una denominación diferente. Y así se ha ido rompiendo la burbuja de los patinetes.

Madrid no lleva un control de las empresas que operan

El experto asegura que estas subvenciones proceden habitualmente de los ayuntamientos responsables o incluso de las diputaciones provinciales, en el caso de pequeñas ciudades. No obstante, fuentes de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid aseguran que desde el Consistorio solo se han otorgado ayudas a particulares, en base al Plan de Ayudas Cambia 360, y no a empresas dedicadas a ofrecer estos servicios. “No hemos dado ayudas a las empresas”, aseguran.

Desde el departamento explican que solo se encargan de dar las autorizaciones necesarias para que puedan operar en la ciudad, en base al cumplimiento de una serie de condiciones técnicas, es decir, licencias, pero no subvenciones económicas. El ayuntamiento también se encarga  de velar del cumplimiento del uso del servicio, tanto desde el punto de vista de la empresa como de los usuarios, con la Ordenanza de Movilidad Sostenible sobre la mesa. Y aquí termina el control de los ayuntamientos sobre los patinetes eléctricos, al menos en el caso de Madrid.

En esta línea, reconocen no disponer de una lista completa de empresas que prestan su servicio actualmente, a fecha 4 de febrero, o de incluso aquellas que han pedido la solicitud. Esto sucede, explican, porque las empresas no están obligadas a informar al consistorio cuando dejan de prestar servicio en las calles de la ciudad. De hecho, las últimas cifras publicadas en la web del Ayuntamiento corresponden al 22 de enero de 2020, cuando había 14 empresas diferentes y 4.821 patinetes en las calles de la capital.

Con este desconocimiento, el usuario de patinetes eléctricos debe informarse por su cuenta de las empresas que prestan servicio en su ciudad. ¿Y cómo lo hace? Muy simple: revisando su Play Store, o Apple Store, y comprobando qué empresas están disponibles hoy, pero que podrían desaparecer mañana.

A primeros de febrero, estas son las empresas de patinetes eléctricos disponibles en las calles de Madrid: Lime, Bird, Bolt, Cabify, Link y GoTo Global. Frente a estas, en los últimos meses han desaparecido en la capital marcas como Spin, Movo, Circ -uno de los más grandes en su momento-, Wind, Voi, Jump o Tier. En el caso de Voi, abandonaron las calles de la capital por la regulación del servicio pero no descartan volver en un futuro, mientras alquilan sus patinetes en las calles de Málaga y Sevilla. 

Nombres de apenas dos sílabas, para su fácil recuerdo, que desaparecen de la carpeta de aplicaciones en los smartphones de los usuarios de un día para otro. Una burbuja de patinetes que empezó con más de una veintena de empresas y que se ha ido reduciendo, a base de pequeños estallidos, hasta apenas seis.