Los mercados buscan cualquier excusa para remontar la tendencia bajista que ha predominado en estas semanas. Pero, aunque no se ha encontrado aún vacuna efectiva para combatir al coronavirus, por primera vez las bolsas parecen adaptarse a la epidemia de Wuhan.

La pregunta que se plantean ahora los analistas e inversores es, ¿por cuánto tiempo podrán soportar la embestida del COVID-19?

Las bolsas de todo el mundo abrían y, por primera vez desde hace días, con signos positivos, una tendencia alcista -que se ha mantenido tan sólo unas horas- que ha contagiado otros mercados. El precio del barril de Brent también subió este martes un 3,12 por ciento, poniendo fin a la tendencia bajista de los últimos días. No obstante, los mercados mantienen en estos días sus ojos sobre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que se encuentra reunida en Viena y que posiblemente adoptará en las próximas horas nuevos recortes sobre la producción.

Tambores de recesión

Analistas y políticos no confían en que la buena racha de la que hemos sido hoy testigos perdure por mucho tiempo. Jerome Powell, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, ha reaccionado hoy martes a la resurrección de los mercados y afirmado, con cierta negatividad, que, “el brote está alterando la actividad económica en muchos países y seguramente lastrará la actividad económica aquí y en el exterior durante algún tiempo”. Con ello, Powell ha pretendido justificar el recorte de los intereses -entre el 1 y el 1,25 por ciento- adoptado hoy, de emergencia, por el banco central estadounidense.

De hecho, cabe señalar que es la primera vez desde la crisis del año 2008 que la política monetaria estadounidense adopta una decisión de tal calibre y que ha sido, además, aprobada por unanimidad por todos los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal. Según el presidente Donald Trump ha comunicado a través de sus redes sociales, el objetivo de tomar esta medida es el de compensar la ralentización de la actividad provocada por la expansión del COVID-19.

En otro escenario, los ministros de finanzas del G-7, integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, así como los gobernadores de los bancos centrales, se han mostrado dispuestos a adoptar las medidas necesarias para luchar contra la epidemia, aunque sin especificar acciones concretas. La falta de concreción ha provocado que, de nuevo, a cierre de mercado, las bolsas hayan perdido gran parte del impulso con el que abrían esta mañana.

En esta misma línea se manifiesta la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que asegura que el coronavirus restará medio punto porcentual a la economía mundial y marca en un 2,4 por ciento -cinco décimas por debajo de lo previsto- el crecimiento económico y en el caso de que la epidemia alcanzara el carácter de pandemia y se extendiera a través de la región Asia-Pacífico, Europa y Norteamérica, esta cifra podría verse reducida al 1,5 por ciento. ¿Qué significa esto? Que de nuevo la economía global afrontaría un escenario de recesión.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), en un tono ligeramente alarmista, aseguran estar “listos” para ayudar a encarar "la tragedia humana y los desafíos económicos" del coronavirus. ¿Que cunda el pánico?

Mientras los bancos de todo el mundo se esfuerzan por no repetir los fallos cometidos durante la Gran Recesión, la industria se tambalea. Son las aerolíneas, el sector automovilístico y el turístico los más golpeados por el COVID-19. Eso, en el caso de España, cuya economía se sostiene en el turismo, asumirá un impacto negativo sobre el crecimiento y el empleo. Pero aún hay tiempo.

En respuesta a la epidemia, los países afectados tienen margen para adoptar medidas de salud pública y de apoyo fiscal. Además, se pide a las empresas que también asuman medidas de contención y apliquen criterios de flexibilidad laboral como el tele-trabajo.

La Comisión Europea rompe la hucha para buscar tratamientos

La Comisión Europea, alarmada por la situación que mantiene a Italia en vilo y a gran parte del país en confinamiento, anunció hoy una dotación de 45 millones de euros para financiar la investigación de tratamientos que erradiquen el coronavirus.

Las ayudas, que forman parte de una iniciativa público-privada entre los estados miembro y la industria farmacéutica -que se espera aporte otros 45 millones de euros-, se extraerán de parte de los presupuestos del programa Horizonte 2020 y complementa los fondos de emergencia para la investigación.