Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reúnen este jueves en la cumbre del Consejo Europeo para comenzar la negociación sobre el fondo de recuperación económica una vez superada la crisis sanitaria del coronavirus. La cumbre se celebrará de forma telemática como ha ocurrido en las reuniones anteriores. 

Según los analistas, no se espera que esta reunión termine con un acuerdo, sino solo un primer intercambio de opiniones e ideas sobre las líneas generales de la estrategia. El propio presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha avanzado que su intención es que los líderes consensúen las características básicas del fondo y se prevé que no se aprobará hasta al menos el mes de junio, según fuentes europeas.

Después de esto, se encargaría a la Comisión Europea la elaboración de los detalles del plan de relanzamiento, así como el prespuesto de la Unión Europea para el periodo 2021-2027. 

En cifras, fuentes europeas aseguran que Bruselas considera que el plan de recuperación debería alcanzar los 1,6 billones de euros, muy cerca de los 1,5 billones de euros del proyecto presentado por el Gobierno español. Además, según Bloomberg, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sugerirá a los líderes la captación de 320.000 millones en el mercado por parte de la Unión Europea. 

 

El plan de deuda perpetua de Sánchez

Pedro Sánchez ha presentado su proyecto esta semana, con la petición de un fondo común de deuda perpetua de 1,5 billones de euros que se repartirá entre los Estados miembros según el impacto del coronavirus, y no según el PIB, en forma de transferencias directas. 

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Por un lado, el presidente francés Emmanuel Macron se ha mostrado a favor del proyecto pero no sucede lo mismo con el resto de países europeos, a pesar de que cuenta con el visto bueno del medio especializado Financial Times. Según un alto funcionario europeo, el plan es "extremadamente interesante" porque recoge "elementos de consenso" para los gobiernos europeos. 

Sin embargo, el problema reside en el carácter perpetuo de la deuda. En este caso, Países Bajos se opone a que la Unión Europea emita bonos sin vencimiento: "Que la Comisión tenga deuda hasta la eternidad es un fenómeno extraño, no es el papel de la Comisión", aseguran fuentes holandesas. Así, se remiten al carácter "tecnocrático" de la Comisión y defienden que solo los Estados miembros podrían emitir ese tipo de deuda.

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Una vez más, las diferencias aparecen en cómo transferir el dinero a los Estados. Mientras que Sánchez aboga por transferencias directas, el norte de Europa opta por préstamos que los países tendrán que devolver después.