Este lunes la bolsa japonesa registró su mayor caída en 37 años y el índice VIX, que mide la volatilidad implícita de las acciones en Estados Unidos, tuvo su segunda mayor subida desde 1990. El pánico invadió los mercados. En este contexto, conviene preguntarse si este colapso histórico en las bolsas mundiales, supone un regreso a 1987, 1998 o 2008.
El desplome fue provocado por los datos de empleo del viernes, que causaron un cambio abrupto en la narrativa económica, pasando de un aterrizaje suave a uno brusco. Esto se combinó con un declive en el optimismo sobre la inteligencia artificial y una subida de tipos del Banco de Japón destinada a fortalecer el yen. La noticia de que Berkshire Hathaway, de Warren Buffett, había vendido la mitad de sus acciones de Apple y aumentado su liquidez, empeoró aún más la situación.
Sin embargo, los factores desencadenantes no explican la magnitud del desplome. La venta masiva, que en un momento dado hizo caer a Nvidia un 15%, fue tan severa porque los inversores habían apostado todo a un desenlace favorable. La cuestión ahora es hasta dónde llegará la reversión de estas apuestas y el apalancamiento que las sostiene. Si continúa, ¿se traducirá en un aumento del ahorro y una economía más débil o, peor aún, afectará al sistema financiero? Una cuestión que este lunes aborda 'The Wall Street Journal' y recoge 'El Confidencial'.
1987, 1998 y 2008: Tres precedentes históricos
1987 fue testigo de la mayor caída del mercado bursátil en un solo día: el S&P 500 bajó más de un 20% en el Lunes Negro de octubre. Los inversores habían acumulado una deuda excesiva tras un impresionante 39% de ganancia hasta el máximo de agosto, y el desplome resultó en grandes llamadas de márgenes (margin call) y operaciones automatizadas mal diseñadas que exacerbaron las ventas. La Reserva Federal inyectó liquidez en los bancos, los corredores de bolsa no quebraron y el mercado recuperó todas sus pérdidas en dos años. La economía se mantuvo estable.
La buena noticia es que en 1987 todo giraba en torno a los mercados: subieron, bajaron y nadie sufrió graves daños. El S&P ganó un 36% en los ocho meses hasta su máximo de agosto de 1987, similar al 33% de este año. Como en 1987, las ganancias de este año ocurrieron a pesar de la estricta política monetaria y el aumento del rendimiento de los bonos. Aunque las pérdidas actuales son menores, las operaciones lucrativas han retrocedido, similar a lo ocurrido en 1987.
1998 fue mucho peor, aunque las acciones se recuperaron más rápidamente. El fondo de cobertura LTCM, altamente apalancado, fue aplastado cuando el impago de la deuda nacional rusa provocó una huida hacia la seguridad. LTCM era tan grande que amenazaba con hundir las instituciones de Wall Street. La Reserva Federal recortó los tipos tres veces y reunió a un grupo de bancos para rescatar la empresa y liquidar sus operaciones lentamente. Las acciones tardaron solo cuatro meses en recuperarse, pero el dinero fácil contribuyó a avivar la burbuja de las puntocom, que estalló dos años después.
Todavía no sabemos si los movimientos abruptos en los mercados han afectado a los fondos de cobertura, provocando grandes pérdidas para aquellos dedicados al "carry trade". Sin embargo, los operadores ya especulan que la Reserva Federal reducirá los tipos, con un recorte de 0,5 puntos porcentuales previsto para la reunión de septiembre.
Lo realmente malo sería un escenario similar al de 2008, aunque parece menos probable. Si bien algunos grandes bancos estadounidenses quebraron el año pasado debido a malas inversiones en deuda pública, los bancos están ahora mucho menos apalancados y el sistema está menos expuesto a una crisis de liquidez. Los prestamistas privados han asumido gran parte del riesgo que antes recaía en los bancos. Las grandes pérdidas son posibles, y los fondos privados podrían enfrentar dificultades, pero esto tomaría tiempo y no causaría la misma crisis sistémica.
¿Hacia dónde vamos?
Según el periodista especializado en economía James Mackintosh, lo ideal sería que el exceso en el mercado de valores se disolviera sin mayores problemas, similar a 1987 pero de manera más gradual. El entusiasmo por la inteligencia artificial podría seguir desinflando los precios de las acciones: incluso después de caer un 30% desde su máximo de junio, el precio de Nvidia se ha duplicado este año. Pero el mercado ya está más cerca de la normalidad, con el índice Nasdaq 100 subiendo solo un 6% en lo que va del año, y el S&P menos de un 9%.
Si el pánico se disipa, la Reserva Federal recorta los tipos y no se produce ninguna ruptura en el sistema financiero, deberíamos considerarnos afortunados. Pero sería prudente que los inversores recordaran la sensación de angustia que han experimentado y trataran de ser más cautelosos y menos especulativos en el futuro.