Hace menos de un año, un grupo de expertos de la sociedad civil se unieron para crear Vientos de Futuro, una plataforma colaborativa cuyo objetivo es impulsar el papel de la energía eólica en la economía española y situarla como una de las claves para avanzar en la transición energética. Hablamos con Carlos Martí, portavoz de la plataforma, sobre el papel de la eólica en el precio de la electricidad, la reducción de la dependencia energética de Rusia o de la definición de isla energética para España y Portugal, con la que no todos están de acuerdo.

PREGUNTA: ¿En qué consiste Vientos de Futuro?

RESPUESTA: Vientos de Futuro es una plataforma colaborativa que nace con la intención de recalcar y potenciar la importancia que tiene la energía eólica para el futuro de este país. Lo hace generando un espacio de escucha activa, de reflexión, de divulgación y de generación de información, para que esta información también se convierta en conocimiento de cara a la sociedad civil, en un espacio en el que se pretenden aunar todas las voces y todas las visiones que son necesarias para generar un proceso transversal de debate abierto, rico y enriquecedor.

El motivo fundamental de generar este espacio de debate es promover, colaborar y estar en el proceso de transición ecológica en el que estamos inmersos. Y dentro de ese proceso de transición ecológica, lógicamente en el proceso de transición energética hacia un modelo energético más limpio y más sostenible, basado en las energías renovables. Acabamos de nacer, de momento ya hay varias organizaciones que forman parte de esta plataforma, que son las fundadoras.

Está Talento por la Sostenibilidad, que es un grupo de jóvenes que trabajan desde la perspectiva intergeneracional, los problemas ambientales y del cambio climático. Tenemos también la Fundación para el Conocimiento del Clima, que desde la academia y desde la ciencia generan metodologías y conocimiento para el análisis del cambio climático y sus impactos. También está NESI, una plataforma colaborativa que promueve las nuevas economías justas, sostenibles, que tiene, por ejemplo, un proyecto que se llama Plan A, en el que han participado miles de organizaciones y ciudadanos y que tiene esta vocación de promover las llamadas nuevas economías globales.

Y finalmente está la Asociación Empresarial Eólica, que es la que aglutina a cerca del 95% de todas las empresas e industrias que están en este sector de la energía eólica, en toda su cadena de valor. El objetivo final es mejorar esa eficiencia energética y transformar el modelo energético actual, apoyándonos en la promoción y crecimiento de las energías renovables dentro de ellas, en nuestro caso la energía eólica, y luchar lógicamente contra el cambio climático y todos sus impactos que ya estamos viviendo y sufriendo y que seguramente se agravarán en los próximos años.

Se busca la descarbonización de la economía del sector eléctrico, pero también de la economía en su conjunto. Se busca, al fin y al cabo, un cambio de modelo económico y social, con un mayor compromiso por parte de los de los ciudadanos, dándonos cuenta de que la energía eólica es una actividad imprescindible para esta transformación, pero que convive perfectamente con todas las actividades propias del desarrollo local.

En entornos rurales, por ejemplo, la agricultura, la ganadería, el turismo rural o la gestión forestal, la energía eólica se integra en los territorios de una manera natural e incluso enfrentando soluciones a problemas como la despoblación en la llamada España vaciada. Todo ello, no solo con los miembros de la plataforma, que además ya hay una docena más de organizaciones que están interesadas en incorporarse, sino también solicitando la colaboración, la opinión y la voz de la academia, del mundo científico, de la sociedad civil o del mundo universitario.

Es decir, cuantas más voces seamos capaces de agrupar, más rico será ese debate y más jugosa será la escucha activa que se pretende hacer para recoger todas esas sensibilidades y, muy importante, generar un espacio transversal en el que se pueda conversar y que se pueda conseguir que esa conversación sea rica y sea productiva.

P: La energía eólica es solo una de las muchas opciones de renovables que hay ahora mismo. ¿Por qué han elegido la eólica y no la solar, que también podría tener mucha cabida en España?

R: Todas las energías renovables son importantes, todas, porque se trata de cambiar el modelo energético, reducir las emisiones de CO2, combatir el cambio climático y ser más independientes a nivel país. Pero esta iniciativa nace impulsada también por la Asociación Empresarial Eólica. Es decir, este tipo de plataformas ya existen en otros ámbitos socio económicos.

Cada vez es más habitual que la sociedad civil, las empresas, las instituciones y la Administración Pública encuentren espacios de colaboración, de diálogo y de esa conversación de la que hablaba antes. En nuestro caso, claro que decimos que todas las energías renovables son importantes y todas son necesarias y van a hacer falta. Pero en nuestro caso concreto, lo que promovemos y ponemos en valor es la importancia de la de la energía eólica.

La energía eólica está presente en 16 de las 17 comunidades

P: ¿Cuál es el presente y el futuro de la energía eólica en España? ¿Con el primer año de vida de la asociación que han aprendido?

R: La asociación lleva poco tiempo. Está todavía armándose, por decirlo de alguna manera, aunque ya está plenamente activa. La intención de la plataforma en un primer momento en el que ya estamos, es presentarse a los territorios. Estas mismas semanas se ha presentado en Galicia y después vendrán el resto de comunidades autónomas. Hay que pensar que la energía eólica está presente en 16 de las 17 comunidades autónomas de España. Es decir, tiene una implantación territorial muy importante y que, por tanto, afecta a muchísimos territorios.

Está presente y enriquece muchísimos territorios y por eso, uno de los objetivos de la plataforma es presentarnos en esos territorios y sumar voces de los territorios para enriquecer más el diálogo. Por otro lado, se harán estudios, informes, reuniones y jornadas, se generará un espacio de encuentro para levantar ese conocimiento necesario para avanzar en la energía eólica. Y finalmente, hacia finales de año, la intención es crear un manifiesto, firmado por todos los miembros de la plataforma y que se pondrá a disposición de otras organizaciones para que también se sumen.

P: A nivel laboral, ¿cuál es el impacto que tiene la energía eólica en la creación de empleo?

R: Tiene un impacto alto, tiene un porcentaje de PIB muy importante comparado a otros sectores mucho más aparentemente cercanos al ciudadano, como puede ser el vino o como puede ser el calzado, sectores muy importantes en este país. La energía eólica ocupa en el contexto del Producto Interior Bruto un porcentaje similar.

Actualmente, la energía eólica genera aproximadamente 30.000 puestos de trabajo, muchos de ellos cualificados porque es un sector muy innovador. La energía eólica tiene una peculiaridad muy importante y es que en España tenemos toda la cadena de valor de este sector. Tenemos industrias que hacen todo el proceso, lo que quiere decir que tenemos un ecosistema industrial muy potente que incluso trabaja, lógicamente, para fuera de España, no solo para España, y es muy generador de empleo. Son esos 30.000 puestos de trabajo que, sin duda alguna, van a ir creciendo en los próximos años.

Cada país acabará produciendo su propia energía renovable, será la que necesite para sus consumos

P: Vamos con temas más de actualidad. La presidenta de la CNMC, Cani Fernández, ha dicho en las últimas semanas que la definición de isla energética para España y Portugal es una anomalía y que se debería buscar un consenso con Europa. Como asociación, ¿cómo valoran ustedes que España y Portugal, como Península Ibérica, haya sido denominado isla energética?

R: Isla energética es una manera de llamarlo en el sentido de que España efectivamente tiene pocas conexiones con el resto de Europa. Por ejemplo, no hay un gasoducto que conecte la red de gasoductos españoles con Francia y la red eléctrica tiene una pequeña conexión. De ahí viene el concepto de isla energética. De todos modos, la implantación de las energías renovables no solo se está produciendo en España, lógicamente, sino que se está produciendo en toda Europa.

Aunque puede haber relaciones energéticas entre los países, uno de los factores positivos y claves de la energía renovable es que se produce y se consume en el territorio, dando esa soberanía energética a los territorios y evitando precisamente esa sobreinfraestructura de conexiones, sino que cada país al final acabará produciendo su propia energía renovable, que será la que necesite para sus consumos.

España es uno de los países menos afectados por el gas ruso

P: La guerra de Ucrania ha intensificado mucho la necesidad de dejar de depender tanto del gas ruso o de gas externo a la Unión Europea. En este punto, ¿qué papel juega la eólica?

R: La dependencia energética a nivel europeo está en torno a un 57% aproximadamente. España está bastante por encima de ese porcentaje. Es decir, está por encima de la media de Europa. Es indudable, y todos lo conocemos porque está en la información diaria, que hay una dependencia muy alta del gas y del petróleo ruso.

No le afecta a España en el tema del gas, en el sentido en que nosotros consumimos gas que procede del Magreb. Hay un pequeño porcentaje del gas ruso, creo que el 10%, pero en ese sentido España es uno de los países menos afectados. En todo caso, la guerra de Ucrania se enmarca en un contexto de alta incertidumbre, no solamente por esta guerra, sino por la situación geopolítica, por el agotamiento de los recursos naturales, por el agotamiento de los combustibles fósiles y por el problema del cambio climático.

Todos esos elementos son los que empujan, especialmente a Europa pero es un movimiento planetario, a los gobiernos a promover las energías renovables. Es por lo que hablábamos antes, para ganar en autonomía frente a otro tipo de combustibles que hay que importar y sobre todo para combatir el cambio climático reduciendo emisiones.

P: Volviendo a nivel nacional. El nuevo PERTE de energías renovables incluye varios objetivos y metas para el sector de la energía eólica. ¿Consideran que es suficiente? ¿Pedirían más medidas?

R: El PERTE va a inyectar 16.000 millones de euros, es un grandísimo empuje a las energías renovables. Por un lado, habría que hablar primero del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIE), que es como los deberes que tiene que hacer cada país europeo para presentar en Europa. En el PNIE español nos hemos marcado una reducción del 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030.

Nos hemos marcado que en 2030 el 74% de toda la electricidad que se consume provenga de energías renovables, con aproximadamente un 35% proveniente de la energía eólica. Es decir, el salto tiene que ser espectacular. Ahora estamos alrededor de un 40%, la mitad más o menos, de la energía que consumimos a diario ya procedente de energías renovables. La energía eólica es la energía que más aporta al sistema eléctrico desde hace ya unos meses, superando a la energía nuclear.

Vamos muy bien, pero los objetivos son muy ambiciosos. La década 20-30 de la que tanto hemos hablado, y eso que ya estamos en 2022, va a ser clave para esta transición ecológica y energética, para alcanzar las cifras que el propio PNIE se ha marcado. Pero es que, además, la electricidad va a acabar siendo el vector determinante de todo el sistema energético, no solamente del eléctrico.

Y por ahí va el PERTE, por eso se llama PERTE de Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento. Porque no solamente se trata de que las energías renovables sean mayoritarias en la producción de electricidad, se trata también de ver cómo va a crecer la demanda de electricidad según se vaya electrificado el transporte. Cada vez vamos a ver más vehículos eléctricos por las carreteras y esto en 2030, no sé si seré muy optimista, pero puede haber más coches eléctricos que de gasolina o de diésel, lo que va a significar más demanda de electricidad.

Por otro lado, gracias al hidrógeno, las energías renovables van a poder solventar uno de sus hándicaps, que es el almacenamiento. Se podrá generar hidrógeno verde a partir de las energías renovables y el hidrógeno verde acabará sustituyendo, por ejemplo, al gas para proveer de calor al sector residencial e industrial. Es decir, que no solamente los objetivos a 2030 son muy ambiciosos, perfectamente se pueden cumplir, sino que además la demanda de electricidad en este proceso general de electrificación, más el hidrógeno, va a demandarnos muchísima más energía renovable.

Cuanta más energía renovable se produzca y se consuma, la electricidad acabará siendo más barata

P: ¿Cree que el impulso de las energías renovables, en este caso la eólica, podría abaratar el recibo de la luz o podría abaratar el precio de la electricidad en el mercado mayorista de alguna forma?

R: El sistema de fijación de precios es el que es. Lo que nosotros pensamos es que cuanta más energía renovable se produzca y más se consuma, a la larga la electricidad acabará siendo más barata. Por una cuestión lógica, porque son energías baratas de producir. La energía eólica tiene una enorme curva de aprendizaje y ahora mismo es una energía renovable barata, igual que le ha pasado a la energía solar fotovoltaica. Son energías limpias, sostenibles, que se producen en el territorio, que reducen la dependencia energética del exterior y que además son baratas. Es decir, tiene todos los componentes para convertirse en uno de los pilares básicos de la transición ecológica.

P: ¿Cuál sería la opción ideal para lograr una transición energética justa para todos los actores sociales? Hay muchas voces críticas que hablan de que no tendría la capacidad económica suficiente o que podría perjudicar. ¿Cuál cree que sería la solución exacta?

R: Una transición, sea del tipo que sea, siempre genera conflicto y siempre genera tensiones, es lógico y normal. Pero la transición energética en Europa es tan clara, es tan decidida y está tan definida que, lógicamente, hay que atender determinadas cuestiones muy importantes para que, además de ser ecológica, sea una transición justa. Justa con los territorios, justa con el empleo y justa con la sociedad. Al fin y al cabo, es esa sociedad la que queremos tener nosotros en la plataforma.

De todos modos, esta transición es imparable. Es decir, todo el mundo tiene claro que tiene que haber un cambio de modelo energético, que las energías renovables acabarán siendo las energías preponderantes en todos los sentidos, de aquí a unos diez, 15 o 20 años. Es decir, el crecimiento es imparable, lo que tenemos que empezar es a comprenderlas mejor. Y ahí es donde la plataforma tiene una labor muy bonita, pero también muy interesante y muy complicada, que es generar más conocimiento entre la ciudadanía sobre el significado de todo lo que hemos estado hablando en estos diez minutos.

Que salga de los despachos y que salga de los entornos profesionales y de expertos, que esos ya están convencidos. Que salga a la calle, que escuchemos a la gente y que generemos ese proceso transversal de escucha activa, para que la gente vaya comprendiendo que esto de la transición ecológica o energética no es algo que venga de Bruselas o sea de un gobierno o de otro. No, es que es un tema de sociedad o de cultura. La Edad de Piedra no se terminó porque se terminaron las piedras.

Tenemos que acabar con los combustibles fósiles mucho antes

Todos tenemos claro que, para evitar auténticos impactos realmente fuertes, más de los que estamos viviendo del cambio climático, no vamos a poder quemar todo el gas y todo el petróleo que hay bajo tierra. Tenemos que acabar con los combustibles fósiles mucho antes. Esta transición se está anticipando a ese problema. Se abre un nuevo paradigma y, como todo nuevo paradigma, tiene un componente cultural muy fuerte, no sólo tecnológico o técnico, sino también cultural.

Es un cambio de mentalidad que, además va alineado con otras transformaciones que estamos viviendo, sobre todo con el crecimiento de la responsabilidad de los consumidores frente al planeta, con el consumo de agua, con el reciclaje, con el ahorro del consumo de energía, con la manera de moverse en las ciudades usando más el transporte público o la bicicleta. Es decir, hay una transformación también generalizada de la mentalidad de la ciudadanía, que ha entendido muy bien cómo es la hoja de ruta y a qué problemas nos enfrentamos.

No olvidemos dos factores peculiares de España. España es el país con más biodiversidad de Europa, pero, por otro lado, es uno de los países a los que más les va a afectar el cambio climático, especialmente a todo el sur de Europa. Nos enfrentamos a preservar una biodiversidad única en el mundo, pero, por otro lado, tenemos que mitigar y adaptar el contexto para evitar que el cambio climático realmente nos golpee con mucha fuerza. Y ahí las energías renovables van a ser un elemento fundamental.