El encarecimiento de los precios de los alimentos más básicos ha afectado de lleno a los bolsillos de los españoles a la hora de hacer la cesta de la compra. Prueba de ello, la diferencia del coste desde su origen hasta el que se refleja al final, el de los supermercados.

 Según un estudio realizado por Facua – Consumidores en Acción, han detectado un encarecimiento del 875% en el precio de varios alimentos desde su origen hasta su consiguiente llegada a las cadenas de distribución; es decir, la notable diferencia entre la cuantía que se le paga al agricultor por el producto con el precio que posteriormente se le reclama a los consumidores en los puntos de venta.

En este análisis, se han valorado tanto frutas y verduras como legumbres, huevos y aceite de girasol. Los precios en origen se han obtenido haciendo el cálculo con los datos publicados por la Subdirección General de Análisis, Coordinación y Estadística del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación relativos a la primera semana de enero de 2024 (desde los días 1 a 7 de enero). A renglón seguido, la toma de precios en supermercados (contando con cadenas como Mercadona, Dia, Eroski, Lidl, Aldi, Alcampo y Carrefour) se realizó durante las dos primeras semanas de este mes de enero (en concreto, los días 2, 3, 8 y 9).

Limones, lentejas o garbanzos, entre los alimentos más encarecidos

Pongamos unos ejemplos prácticos. El kilo de limones en origen estaba a principios de este mes de enero en 20 céntimos pero, en puntos de venta, el coste llegó a oscilar el 1,79 euros (un 695% más caro). Teniendo en cuenta que este precio es tan solo una media entre todos los supermercados recogidos, lo cierto es que los más caros (en Aldi y Lidl) se llegó a poner a la venta por cerca de dos euros el kilo.

En el caso de las lentejas pardinas, el precio medio de origen estaba fijado en los 76 céntimos de media; mientras, en supermercados, en los 3,5 euros. Una diferencia más que notable entre el origen y en la distribución del 369% de incremento, unos 2,8 euros para ser más exactos. El coste más elevado de esta legumbre, según recoge Facua, se encuentra en Hipercor, con 5,29 euros el kilo.

Una de las frutas más consumidas por la población durante todo el año son las manzanas y, tal y como refleja el estudio, fue otro de los alimentos que sufrió este descomunal incremento en su precio. Para ser más exactos, se trata de la variedad de manzanas fuji, que en su origen el kilo tiene un coste de 73 céntimos, mientras que su precio en los puntos de venta repunta en los 2,54 euros por kilo. Una diferencia que denota el 1,80 euros de diferencia (248% más caro). De nuevo, Hipercor vuelve a ser el supermercado de referencia en el que se encuentra la mayor subida, poniendo a disposición de los consumidores estas manzanas a 3,95 euros el kilo.

Para continuar ilustrando este estudio, cabe remarcar el ejemplo de los garbanzos que, al igual que las lentejas, su precio de origen es similar estando en los 79 céntimos, pese a que en las cadenas de supermercados se pone a la venta por 2,43 euros el kilo. La diferencia media entre ambos costes es de 1,64 euros, un 207% más caro. En esta ocasión, son las tiendas de Carrefour donde esta legumbre presenta el valor más encarecido, costando algo más de cuatro euros el kilo.

Otros ejemplos que no deben pasarse por alto y que son unos imprescindibles en frigoríficos y despensas son el kilo de patatas, que cuesta de media en los puntos de venta 1,29 euros, un 214% más de los 0,61 euros/kilo que se paga en origen. Por su parte, el ganadero cobra por la producción de una docena de huevos unos 1,53 euros, mientras que los consumidores compran este producto en el supermercado a 2,48 euros de media (un 62% más caro).

También el aceite de girasol -que va en sintonía con la estratosférica subida que sufrió el aceite de oliva el pasado año-, por el que el agricultor recibe 0,96 euros/litro, mientras que su precio medio en los puntos de venta es de 2,00 euros/litro (un 108% más).

Desde Facua, insisten en su reiterada petición al Gobierno central para imponer el doble etiquetado a los productos, una manera por la que los consumidores puedan conocer con mayor transparencia y facilidad cuánto han cobrado los agricultores por cultivar dichos alimentos que luego se venden en los supermercados de confianza. Con esta medida, se ofrecería la posibilidad de conocer qué empresas inflan más sus márgenes de beneficio con el cambio de precio final.