Ante la amenaza creciente de una crisis energética, la Comisión Europea ha optado presentar el próximo miércoles el plan "Ahorra gas para un invierno seguro”  persiguiendo la reducción voluntaria en el consumo de gas que ya fue propuesta el pasado mes de mayo  como parte de las medidas obligatorias para acumular reservas gasísticas frente a un invierno en el que se preveé un corte de suministro de gas ruso a la Unión Europea.

El plan contempla la prohibición de mantener el aire acondicionado por debajo de 25 grados en edificios públicos y gubernamentales o centros comerciales.  También intervenir sobre la capacidad de subasta de gas con el objetivo de incentivar a la industria y reducir su producción y su consumo energético de manera temporal.

El documento que presentará la Comisión la semana que viene, señala que estas son el último paso anterior a una posible declaración de emergencia energética en la Unión Europea, una decisión que permite reducir el suministro a cierto tipo de clientes.

“Actuar ahora puede reducir en un tercio el impacto de una interrupción del suministro”. Apunta la Comisión, y señala que ya se están dando las condiciones necesarias para pasar a una segunda fase de las medidas de prevención, que consistiría en  “una reducción del consumo coordinada a nivel europeo antes de la emergencia”.

Bruselas propone incentivar también el sustituir el gas por otros combustibles en la industria y en la producción eléctrica. Y la organización de subastas de capacidad, para que aquellas industrias que puedan ofrecer una reducción del consumo de gas sean convenientemente bonificadas.

La Comisión también pide la aplicación de las medidas previstas en la fase de alerta de los aviones nacionales de emergencia para el sistema gasista. Se prevé la posibilidad de parar el suministro a cualquier operador gasista no imprescindible; y la optimización del consumo en las centrales eléctricas de los ciclos combinados, pero sin poner en peligro la producción de electricidad.

El Ejecutivo comunitario presidido por Úrsula Von der Leyen, subraya que las medidas para reducir el consumo “deben adoptarse inmediatamente y de manera conjunta” con el objetivo de “reducir considerablemente los riesgos de un defecto entre suministro y demanda el próximo invierno y más allá” insta por tanto a la solidaridad y el comunitarismo para evitar el pánico y el cierre de fronteras que se produjo tras la pandemia.

Los cinco criterios para el racionamiento del gas

Bruselas advierte de que una interrupción imprevista del suministro de gas por parte de Rusia, y que "tendrá efectos significativos en la economía europea y afectará en todos los estados, incluso si el más inmediato será el nivel de importación de gas ruso en cada país”.

En previsión de este posible corte, el organismo comunitario fijará el próximo miércoles los cuatro criterios que secuenciarían el racionamiento del gas para el sector industrial.

El primero de ellos prevén mantener el suministro a empresas esenciales, como pueden ser las del sector de la salud, la seguridad o la defensa. El segundo criterio evalúa el impacto en las cadenas de suministro, para evitar que afecte a empresas imprescindibles en la producción de ciertos sectores, como el farmacéutico o partes del químico. En tercer lugar, se debe priorizar el corte de suministro a empresas que puedan encontrar y disponer de un sustitutivo del gas. Asimismo, en cuarto lugar, evitar el corte a instalaciones que puedan sufrir daños irreparables por una interrupción del suministro.

Y por último, en quinto lugar y de manera complementaria, deben evaluarse los aspectos económicos del corte, como pueden ser el valor añadido de cada sector o su importancia en términos de empleo. El hecho de que dichas consideraciones se queden en segundo plano es prueba de la situación de emergencia que expone el ejecutivo comunitario.

Los riesgos más acuciantes son los referentes a una climatología adversa, tanto por un verano con temperaturas más elevadas de lo habitual que eleve el uso del aire acondicionado, como por un invierno muy duro que disparase el uso de la calefacción. Bruselas incide en la necesidad de comenzar a tomar estas medidas durante la temporada de verano puede ser esencial  para llenar de las reservas de gas y reducir “la necesidad de reducciones de la demanda más dolorosas durante el invierno”.

Los 18 estados comunitarios que disponen de reservas de gas, entre ellos España, han acelerado el llenado para llegar al 80% de capacidad antes del mes de noviembre. Pero el Ejecutivo comunitario teme que un aumento del consumo durante los meses de verano como consecuencia de las elevadas temperaturas y un corte del gas ruso antes de lo esperado deje las reservas a medio llenar. El volumen máximo de almacenamiento se sitúa en 100.000 millones de metros cúbicos, poco más del 25% del consumo anual de la UE.

Las estimaciones de la UE

De acuerdo con las estimaciones de Comisión, los depósitos podrían quedarse entre el 65% y el 71% de su capacidad, si el Gobierno de Rusia decide cerrar el suministro, esto dejaría a Europa con 20.000 millones de metros cúbicos menos de lo necesario para un invierno con temperaturas dentro de la habitual. 

Al dejar las reservas por debajo de lo usual, la tarea de llenado de los depósitos de gas el próximo verano del 2023 se complicaría enormemente.

Una decena de Estados comunitarios han declarado ya el nivel de “alerta temprana”, estableciendo las medidas para garantizar la disponibilidad de gas en caso de que se produzcan interrupciones del suministro. Alemania, ha pasado ya, además, a la segunda fase de nivel de alerta quedándose a las puertas del nivel de emergencia, que ya permite imponer restricciones al consumo a cierto tipo de clientes.

Las últimas interrupciones del suministro debidas al cierre del gasoducto Nord Stream 1 y  "a medidas repentinas, imprevistas y unilaterales de Gazprom para frenar el suministro a los clientes europeos, con vistas a perturbar su actividad económica y manipular los precios”, según apuntan desde la Comisión, constatando ya el impacto con “unos precios de la energía históricamente altos y volátiles, que contribuyen a la inflación y crean el riesgo de un mayor deterioro económico en Europa”.

Bruselas deja de esta manera un último mensaje un último mensaje: “Cuanto mayor sea la reducción del consumo por acciones voluntarias, menos será la necesidad de un racionamiento obligatorio más adelante para la industria”.