Ha pasado más de un año desde que el que fuera presidente del BBVA, Francisco González -más conocido como FG- prometiera "una investigación interna- acerca de los pagos del banco al excomisario José Manuel Villarejo -ahora en prisión preventiva mientras es juzgado por organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales-. Más adelante, aparecieron documentos y grabaciones que indican que FG, supuestamente, encargó a Villarejo espiar a la competencia y a miembros del Gobierno de España para intentar evitar una operación para desalojarle de la presidencia del banco, la cual ostentaba desde que le colocase ahí José María Aznar, por recomendación Manuel Pizarro. 

La gravedad de estos supuestos hechos fue respondida con el silencio. FG abandonó la presidencia del banco a principios de año y dejó todo en las manos de su pupilo y hombre de confianza Carlos Torres Vila. Cuando la acumulación de documentación, audios y facturas fue tan preocupante que hasta los reguladores se pronunciaron, Torres Vila afirmó haber encargado una investigación externa al bufete de abogados Garrigues. Esta investigación externa vendría a sustituir a la improductiva investigación interna encargada por aquel a quien todas las pruebas parecían señalar: Francisco González. 

Pero el escándalo, lejos de extinguirse, seguía en activo. Hasta tal punto que pasó a ser investigado por los tribunales, varios de los afectados por las escuchas de Villarejo se personaron como acusación particular: Miguel Sebastián, espiado cuando era jefe de la Oficina Económica del presidente del Gobierno; el exvicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Carlos Arenillas; Luis del Rivero, expresidente de Sacyr, el exdirectivo de esta empresa, Vicente Benedito y el exvicepresidente del BBVA, José Domingo Ampuero. Mientras FG conservaba su posición de Presidente de Honor, su coche, sus escoltas, su tarjeta del banco, su despacho y su secretaria Y se preciaba en sus comidas con otros directivos jubilados del IBEX de ser intocable y de que todos los supuestos delitos habrían prescrito ya -algo que los tribunales y las acusaciones no tienen claro-.

¿Qué hizo Torres? Apresurarse a declarar que estaba convencido de la inociencia de su mentor y sumar los caros servicios de Uría & Menéndez y PwC a los ya onerosos -aunque improductivos- de Garrigues. Ahora la palabra clave es forensic. De esto hace ya meses. Y nada.

Los accionistas pagan y preguntan, pero no obtienen respuesta

Mientras, los accionistas no pueden ocultar su descontento. Tanto por la investigación, que se lleva con total hermetismo y que no ha producido aún resultado alguno, como por el coste de ésta. El consejero delegado del grupo, Onur Genç, llegó a negarse a responder acerca del coste de esta investigación forensic cuando fue preguntado por ella en la junta general de accionistas. El llamado Clan de Neguri, los históricos banqueros vascos del BBV que fueron apartados por FG mediante filtraciones, ha aglutinado a más descontentos a su alrededor, como exempleeados, exdirectivos y más accionistas. Y se han llegado a cobrar una primera pieza: José Miguel Andrés Torrecillas, el hombre del Consejo que debía haber vigilado e investigado todo y que no hizo absolutamente nada, excepto encogerse de hombros al ser preguntado en la Junta. Torrecillas ha terminado saliendo de la comisión de control del Consejo y ya no es consejero coordinador. Pero Torres Vila le ha premiado con la vicepresidencia del banco e, irónicamente, le ha asignado a la Comisión de Riesgos y Cumplimiento. 

Debido a la hostilidad creciente de los accionistas FG ha terminado renunciando "temporalmente" a su puesto de Presidente de Honor. Y, en otra demostración de la resistencia del BBVA a hacer acuse de recibo del escándalo, ha tardado meses en abandonar su palaciego despacho en Recoletos, su tarjeta del banco y a su secretaria. Aunque conserva el coche y la seguridad. Ya no presume tanto de inmunidad en sus encuentros privados y ha contratado al bufete Baker & McKenzie para hacer frente a los nubarrones judiciales que se le vienen encima. Parece que su estrategia será cargar todas las responsabilidades sobre los hombros de Julio Corrochano, el excomisario que era jefe de seguridad del banco

Mientras tanto, el Banco Central Europeo (BCE) espera con indismulada impaciencia a que Torres Vila se digne presentar algún resultado de la investigación, pese a que éste asegura que hay "contacto permanente" con Frankfurt y "colaboración plena" con la Justicia. Mientras, la crisis de reputación persiste -afectando a todos los bancos españoles-, las acciones del banco han caído un 20,8% en un año (de 6,06 euros a 4,80 por título) y la situación de Turquía y México se complica para BBVA. Mientras, el banco publica hoy en su web lo siguiente: El vallenato, sentimiento colombiano convertido en ritmoLos resultados del costoso CSI/Forensic parece que aún se siguen haciendo esperar. Si es que llega a haber resultados.