El Banco de España mantiene su marco central de crecimiento económico y, aunque se muestra preocupado por el contexto de inflación y de crisis energética prolongada, no prevé que la economía española se encuentre en riesgo de recesión técnica. "En nuestro escenario central no se prevé recesión, pero sí que es cierto que la probabilidad es mayor", ha asegurado el director general de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución del Banco de España, Ángel Estrada. Así, pese a la incertidumbre, el organismo no cuenta con datos que evidencien una futura contracción económica.

No obstante, en sus últimas previsiones, el Banco de España revisó a la baja las cifras de la economía española y situó el crecimiento para 2023 en el 1,4%, recortando a la mitad las estimaciones que había realizado con anterioridad. Además, también retrasó hasta 2024 la recuperación de los niveles prepandemia. De cara a este año, la institución prevé un crecimiento del 4,5%, coincidiendo con el 4,4% y 4,5% marcados por el Gobierno y la Comisión Europea, respectivamente.

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A pesar de apreciar crecimiento y descartar la recesión, el supervisor señala las tensiones geopolíticas como principales generadoras de incertidumbre. También apunta hacia los elevados datos de inflación, el endurecimiento de las condiciones financieras, el mantenimiento de determinadas distorsiones y la reducción de la confianza de los agentes como contribuidores al debilitamiento de la actividad económica en el tercer trimestre del año. En este periodo, el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) fue del 0,2%, lejos del 1,5% del trimestre anterior.

En lo referido a inflación, el organismo supervisor ha trasladado su preocupación por la situación de los hogares. De hecho, estima que la inflación media acumulada en 2021 y 2022 supondría un aumento promedio del gasto de los hogares endeudados en bienes no duraderos del 3,9% de su renta, siendo el impacto cercano al 10% para el quintil de familias de menor renta. A esto, se han sumado las constantes subidas de tipos de interés acometidas por los bancos centrales, situación que también ha golpeado a las hipotecas de los hogares.

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"La evidencia disponible apunta a que los hogares, que cuentan con un colchón de liquidez más holgado, estarían absorbiendo el impacto de la inflación mediante un menor ahorro, sin modificar su gasto en otras partidas. Por el contrario, los hogares que cuentan con una liquidez más escasa (mayoritariamente, los de rentas bajas) estarían compensado el aumento de los precios mediante la disminución de su gasto en bienes no energéticos", ha apuntado el Banco de España.

Aunque el Banco de España contempla que, en el escenario central, la inflación en España se moderará hacia un nivel cercano al 2% en 2024, ha advertido de que una eventual intensificación de la guerra en Ucrania, que provocaría mayores distorsiones en el suministro energético de Europa, "podría propiciar encarecimientos adicionales de la energía y una inflación más acusada y persistente que la anticipada". "Si se materializaran algunos de los escenarios de riesgo sobre la evolución económica comentados anteriormente, se podría producir una reducción de las rentas reales de los hogares a través del incremento del desempleo o de la mayor persistencia de la inflación, lo que agravaría su situación económica", ha añadido.