El Banco de España ha acometido una nueva revisión al alza de sus previsiones macroeconómicas. La evolución del Producto Interior Bruto (PIB) español no para de mejorar y ha obligado al organismo a elevar medio punto el dato esperado para el conjunto de 2024, hasta el 2,8%. “El ritmo de crecimiento del PIB volvió a sorprender al alza en el segundo trimestre”, justifican las proyecciones publicadas este martes, en las que el Banco reconoce que se quedó corto al pronosticar un avance tres décimas menor para el periodo abril-junio.

El organismo considera que los cálculos también han sido conservadores para los dos próximos años y ha elevado en tres y dos décimas, respectivamente, los datos esperados para 2025 y 2026 “debido a unas condiciones financieras más holgadas y a una aportación de la demanda externa algo más positiva de la contemplada en junio (momento de las anteriores previsiones)”. Así, la economía española crecería un 2,8% este año, un 2,2% el que viene y un 1,9% en 2026; después de haberlo hecho al 6,4%, 5,8% y 2,5% en los tres cursos anteriores al vigente.

El empleo seguirá creciendo

El Banco de España también presenta proyecciones en materia de empleo, materia para la que contempla un avance positivo, aunque más moderado que en los últimos tiempos. “La creación de empleo se prolongará a lo largo del horizonte de proyección (2024-2026), aunque a un ritmo inferior al de los últimos trimestres”, trasladan. No obstante, el avance de este año se situaría en el 1,8%, tan solo una décima por debajo del 2023, y se mantendría por encima del punto porcentual los dos cursos consecutivos, reduciéndose una décima más en 2025 (1,7%) y al 1,1% en 2026.

Estos avances, menores que los proyectados para la actividad, favorecerán un incremento de la productividad”, explica el organismo. En sentido contrario, el desempleo mantendrá las reducciones. “La tasa de paro continuará reduciéndose gradualmente en los próximos años”, desarrolla el informe, aunque reconoce que “la intensidad con la que esta seguirá disminuyendo durante el horizonte 2024-2026 se verá limitada por la moderación proyectada en el ritmo de creación de empleo y por el notable dinamismo previsto para la población activa”. Con todo, se espera que la tasa de paro sea “cercana al 11%” en 2026.

La inflación mantendrá las bajadas

La inflación general ha descendido de manera apreciable en los últimos meses”, reconoce el Banco, que apunta como responsable a la desaceleración de los precios de la energía y de los alimentos. “Los precios energéticos moderaron su crecimiento por el abaratamiento de los carburantes y por el descenso del precio de la electricidad registrado en julio” y “la desaceleración de los precios de los alimentos, que se ralentizó en mayo y junio, volvió a intensificarse a partir de julio”, desgrana el informe.

Atendiendo principalmente a estas variables, el organismo económico pronostica que la inflación general “se mantendrá en torno a los niveles actuales o ligeramente por encima de estos en el tramo final de este año y a comienzos de 2025 y retomará su senda de desaceleración a partir de entonces”. En particular, la inflación general se reducirá gradualmente desde el 3,4% observado en el promedio de 2023 hasta el 2,9% en 2024, el 2,1% en 2025 y el 1,8% en 2026.

Principales riesgos

El Banco de España también contempla unos posibles riesgos relativos a las proyecciones, “fundamentalmente a la baja” para el crecimiento y “equilibrados” para la inflación. “Las elevadas tensiones geopolíticas actuales” y el ascenso de la extrema derecha en Europa, “con los últimos resultados electorales de Francia y Alemania” y la posibilidad estadounidense, son las principales fuentes de riesgo a nivel internacional. Otro de los riesgos señalados tiene que ver con los mercados financieros mundiales, que podrían verse alterados por “correcciones bruscas en el precio de los activos financieros”.

En el interior de nuestras fronteras, el organismo pone el foco en “la incertidumbre que persiste sobre la evolución futura del consumo de los hogares y de la inversión empresarial, toda vez que estos componentes de la demanda han mostrado un comportamiento más débil de lo esperado en los últimos trimestres y que, de cara al futuro, se anticipa una reducción paulatina de la contribución de la demanda exterior neta al crecimiento”. Por último, preocupa la recuperación de las reglas fiscales europeas y los ajustes para su implementación.

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