El sector financiero ha vuelto a presentar, a lo largo de esta semana, sus resultados correspondientes a los dos primeros semestres del año. Unos resultados que han arrojado un beneficio neto conjunto de 16.014 millones de euros, un 32% más con respecto al mismo periodo del año anterior. Unas cuentas que anotan un beneficio récord mientras la banca continúa arremetiendo contra el Ejecutivo central por el gravamen de los beneficios extraordinarios.

El Banco Santander ha obtenido un beneficio atribuido de 7.316 millones de euros durante los nueve primeros meses del año. Esto supone un 25% más en euros corrientes con respecto al mismo periodo del año anterior. Es más, estos resultados no contemplan el cargo extraordinario de 530 millones de euros que se hizo efectivo durante el primer semestre de 2021, el beneficio ordinario creció un 15% en euros corrientes.

Por su parte, BBVA registró un resultado atribuido de 4.842 millones de euros entre enero y septiembre de este año, lo que se traduce en un incremento del 47% en valores interanuales; un 46,2% si se habla de tipos de cambio corrientes. Excluyendo los impactos no recurrentes, el beneficio fue de 5.044 millones de euros, un 37,1% más que en 2021.

Además de estas dos entidades, CaixaBank ha registrado un beneficio neto atribuido de 2.457 millones de euros durante los dos primeros semestres, un 17,7% más respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. No obstante, el resultado contable de la entidad aumenta un 21,5% sin incluir los efectos extraordinarios de la fusión con Bankia.

También Banco Sabadell obtuvo un beneficio neto de 709 millones hasta septiembre, lo que supone cerca del doble respecto a los 370 millones que anotó la entidad en el 2021. Sin tener en cuenta TSB (filial de la entidad en Reino Unido), el beneficio neto atribuido se situó en los 616 millones de euros en estos nueve meses, más del doble que en 2021, cuando esta cifra se situó en los 288 millones de euros.

Bankinter también experimentó un incremento en sus beneficios. La entidad registró un beneficio neto de 430,1 millones de euros durante los nueve primeros meses del año, lo que representa un 21,2% más que en el mismo periodo del año pasado. Asimismo, Unicaja Banco registró un beneficio neto de 260 millones de euros durante los nueve primeros meses de este año, lo que supone un incremento del 67,1% respecto al mismo período del año anterior, según ha informado este jueves la entidad.

Beneficios extraordinarios, medidas extraordinarias

A la luz de los resultados, la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, volvía a defender este miércoles que los beneficios obtenidos por las entidades bancarias “legitiman” la decisión del Ejecutivo de aprobar el nuevo gravamen sobre los beneficios extraordinarios del sector financiero.

“En un momento de tanta dificultad para millones de ciudadanos, es necesario y bueno que aquellos que más se estén beneficiando de esta crisis puedan tener mayor aportación para el bien de todos y reforzar los servicios públicos o financiar las medidas como la bajada de la factura de la luz”, afirmó la ministra.

De acuerdo con la propuesta del Ejecutivo, el impuesto gravará con un 4,8% los intereses y las comisiones que cobran las entidades bancarias que en el año 2019 hubieran ingresado más de 800 millones de euros. Por tanto, el impuesto se aplicará sobre nueve entidades españolas: Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter, Unicaja, Ibercaja, Kutxabank y Cajamar.

Por su parte, las entidades bancarias han respondido negativamente a la aplicación de este gravamen. Sabadell ha defendido que los mayores beneficios que están obteniendo los bancos no justifican el impuesto temporal al sector diseñado por el Ejecutivo. El consejero delegado de la entidad valoró que la rentabilidad de Sabadell, pese a haber batido las previsiones del plan estratégico (se situó en un 8% al cierre del tercer trimestre), todavía no cubre el coste del capital.

También Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, ha criticado el impuesto, asegurando que no le gusta porque no resulta en una prestación patrimonial en vez de un impuesto: "No podemos decir que es un impuesto dirigido a los resultados de los bancos. Si tuviéramos una recesión mucho peor y hubiera entidades con caídas y pérdidas tendrían que hacer frente al impuesto"

Trabajadores del sector financiero, en pie de guerra

Al cruce de reproches entre Ejecutivo y entidades financieras, se le unen también los sindicatos de trabajadores del sector, que solicitan que los beneficios bancarios también se vean repercutidos en los empleados. Este viernes se han celebrado una serie de movilizaciones por toda le geografía española ante la sede de las principales entidades. Unas protestas convocadas por CCOO, UGT y FINE que demandan las mesas de negociación de los convenios de banca y ahorro.

“Las patronales llevan demostrando mucho tiempo, manteniendo las conversaciones de los observatorios sectoriales en el punto de partida, que las personas trabajadoras no somos su prioridad. En la semana en que muchas entidades comienzan a presentar los resultados del tercer trimestre, que vuelven a batir récords, queda demostrada, como veníamos denunciando desde FINE, su total insensibilidad hacia las plantillas que conseguimos materializar esos beneficios a base de mucho esfuerzo y una sobrecarga comercial, que únicamente repercute en una merma constante de nuestras condiciones laborales”, lamentan desde la plataforma sindical independiente del sector bancario FINE.

Es por ello por lo que, el impuesto a la banca y a las grandes energéticas impulsado por el Gobierno, al que se opone el PP, resulta cada vez más necesario para un sistema de redistribución de la riqueza que pretende financiar el sistema de protección necesario frente a la crisis económica y energética derivada de la guerra de Ucrania.