Durante los últimos días, el foco mediático ha seguido centrándose en la evolución de la pandemia en España en plena tercera ola y con datos que muchos expertos han tildado de "preocupantes". En la misma línea, la marcha de Salvador Illa hacia las elecciones catalanas y las críticas que se ha llevado Fernando Simón por sus últimos análisis del virus les han jugado una mala pasada a ambos por las críticas que han ido cosechando.

Ana Rosa Quintana, por su parte, en múltiples ocasiones se ha mostrado combativa con los dos cargos sanitarios. En el programa de este miércoles, Oriol Mitjà, investigador e infectólogo, opinaba en el debate que, a pesar de posicionarse en la izquierda política, se muestra objetivo con las cosas que el Gobierno ha hecho mal durante el año de pandemia: "Se tiene que denunciar que la gestión ha sido mala y que la rendición de cuentas es sana para la democracia", reconocía.

Como respuesta, la conductora de 'El Programa de Ana Rosa' reconocía la diferencia entre ser de un partido político determinado y estar de acuerdo o no con todas sus medidas. Es así como Quintana desvela su propia ideología: “Yo un día también voté a izquierdas“, echando una mirada atrás.

El tambaleante puesto de Fernando Simón

La periodista ha vuelto a hacer hincapié en la opinión que tiene respecto al epidemiólogo español más conocido de los últimos meses: Fernando Simón. Los último datos de Sanidad muestran que España se encuentra a un número de llegar a los 900 casos de incidencia acumulada, mientras los contagios y los fallecidos siguen siendo cifras al alza.

El director del CCAES lleva semanas asegurando que el país ya ha llegado al pico de contagios y, en consecuencia, ya hay una fase de descenso activa. Sin embargo, Ana Rosa Quintana pronto desmontaba su teoría: “Para empezar a bajar tiene que dejar de subir y es que de momento estamos todavía subiendo”

Por su parte, el colaborador Javier Ruiz aseguraba que no compartía el diagnóstico de Simón aunque reconoce que "es legítima su lectura, pero no es correcta. Es verdad que ha bajado la velocidad de contagio, pero el problema ahora mismo ya no es la velocidad, ya es la base“, apuntaba.

En consecuencia, dichos datos atizan con fuerza a las estructuras sanitarias, provocando el colapso de los hospitales a nivel nacional. Por último, la presentadora matizaba sus palabras con un mal pronóstico para el epidemiólogo: “Bueno, no sé cuánto le queda”.