El fracaso de la izquierda en las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid tiene caras y pocas culpas, al menos de momento. El único que ha asumido su parte en la derrota es el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, que dimitía la noche del 4 de mayo. Mientras, el PSOE de Madrid sigue sacudido por el terremoto, a la espera de qué cabezas sacrifican. Todo lo contrario ocurre en Más Madrid, que vive en un momento dulce después de que el trabajo de su candidata, Mónica García, se haya recompensado con el papel de líder de la oposición. Pero en redes sociales y en charlas de terraza todavía se oye la pregunta que resonó en la primera parte de la campaña electoral: ¿Y si las izquierdas se hubieran unido? La respuesta corta es que no habría pasado nada. La respuesta larga es que el batacazo podría haber sido mucho peor.

El efecto eliminador que tiene el Sistema D’Hondt se difumina en una circunscripción única como la de la Comunidad de Madrid que para estas elecciones repartía 136 escaños. En unas elecciones generales, los votos -los restos- que pierden partidos que quedan por debajo de la segunda posición, se van sumando en cada provincia y generan un gran lastre en la cifra total de diputados obtenidos frente a votos conseguidos. Sin embargo, en Madrid ese fenómeno se reduce a la mínima expresión.

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La página web que ha creado la Comunidad de Madrid para las elecciones del 4 de Mayo incluye un interesante simulador de Sistema D’Hondt donde se puede comprobar cuál habría sido el resultado de la izquierda en términos puramente matemáticos si los tres partidos hubieran sumado sus votos.    

Resultados electorales de la Comunidad de Madrid el 4 de mayo

En la situación actual, el Partido Popular ha conseguido 65 diputados con su 1.620.213 votantes. Le sigue Más Madrid con 24 diputados y 614.660 votantes. Después, el PSOE con 24 escaños y 610.190 votos. En cuarta posición, Vox, con 330.660 votantes que le han dado 13 puestos en la Asamblea de Madrid. Y por último, Unidas Podemos, cuyos 10 diputados están avalados por 261.010 votos. Y, ya fuera de la cámara regional, Ciudadanos, que al conseguir 129.216 votos se queda en el 3,57% y no llega al 5% de representación que exige la ley electoral en la Comunidad de Madrid.

La respuesta corta: nada o casi nada habría cambiado

Pues bien, si utilizamos el simulador electoral y sumamos de manera neta los votos de los tres partidos del bloque de la izquierda (Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos), la cifra resultante sería de 1.485.860 votos, lo que equivaldría a 59 diputados, uno más de los que han obtenido por separado. Es decir, nada habría cambiado: Isabel Díaz Ayuso sería quien perdería el diputado que gana la izquierda, pero seguiría teniendo más escaños ella sola que toda la izquierda junta y no necesitaría el apoyo de Vox, que tendría los mismos diputados. Con que los de Rocío Monasterio se abstuvieran en segunda votación, podría ser investida presidenta. El mismo escenario que nos dejó el 4 de Mayo.

Simulación de resultados con los votos de las tres izquierdas juntas

La idea del frente común de las izquierdas está marcado en el imaginario colectivo desde el año 2015, cuando Cristina Cifuentes consiguió ser investida presidenta gracias a que Izquierda Unida se quedó fuera de la Asamblea de Madrid, por menos de 30.000 votos. Algo que se habría corregido si los votos que consiguió IU se hubiesen añadido a Podemos Madrid, tras rechazar ir juntos a las elecciones en marzo de 2015. Si los votos se hubiesen sumado tal cual, PSOE y Podemos+IU habrían conseguido 66 escaños, uno más que los necesarios para la mayoría absoluta. Sin embargo, en el año 2019, si PSOE, Más Madrid y Podemos hubieran sumado sus votos, el resultado habría sido de 64 diputados para su bloque. Lo mismo que sacaron por separado.

La respuesta larga: en política uno más uno no son dos

Hasta aquí la respuesta simple, derivada de sumar en bruto los votos obtenidos. Pero cuando se plantean estas coaliciones, suele surgir el sofisma de que “en política, uno más uno no siempre es dos”. Y ya no hablemos de rencillas personales como ocurría entre Unidas Podemos y Más Madrid. De hecho, la candidatura de Mónica García rechazó enseguida el abrazo de Pablo Iglesias para ir juntos. La propuesta escondía una trampa, porque si tenían que elegir los afiliados, el partido morado llevaba las de ganar para imponer a su líder, a pesar de tener menos diputados y votos. Al mismo tiempo, surgían las encuestas que apuntaban a que la suma de formaciones restaría escaños.

Además, algo debían saber las tres izquierdas. Su mayor unión fue en el momento álgido de la campaña, con Ángel Gabilondo y Mónica García abandonando el debate de la Cadena SER en solidaridad con Pablo Iglesias por las mofas de la derecha a las amenazas de muerte recibidas. En aquel momento corrió el rumor de que podría haber un mitin conjunto para cerrar la campaña, pero lo máximo a lo que llegaron fue a dejarse fotografiar más o menos cerca en la manifestación del 1 de Mayo. Algo sabrían.

Lo que señalan las cifras del 4M

Las cifras de las elecciones nos dan varias pistas. Es casi unánime la idea de que los votantes de Ciudadanos han huido en masa al Partido Popular y alguno que otro se ha marchado al PP. Ayuso ha ganado 900.000 votos respecto a 2019, mientras que los naranjas han perdido 500.000. Vox ha crecido en 80.000 votos. El resto de la ganancia del PP viene en buena medida de las 400.000 personas de más que han votado y que no lo hicieron hace dos años y algún votante -se habla de hasta 90.000- que se haya pasado del PSOE a las filas populares.

Es lógico pensar, y el propio Pablo Iglesias lo admitía en la comparecencia en la que dimitió al señalar que "no contribuyo a sumar", que su presencia puede haber salvado a Unidas Podemos de caer por debajo del 5%. Pero también ha movilizado, o asustado, a los votantes que se han refugiado en el PP.

Con esta premisa, imaginemos ahora qué habría ocurrido con una coalición del PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos, ya no liderada pero sí representada por Pablo Iglesias. En ese caso, creo que de los 100.000 valientes que han resistido en Ciudadanos no habrían quedado ni los familiares de Edmundo Bal.

Por otra parte, si algo consiguió Ángel Gabilondo con su errática primera semana alabando a los votantes naranjas -con su negativa a subir impuestos y su repudio público de Iglesias- se habría esfumado. Por no hablar de que la fuga de votantes socialistas habría sido mucho mayor hacia partidos del espectro de la derecha. Y Más Madrid podría haber perdido la crecida de quienes han valorado una campaña sin estridencias, centrada en los problemas pragmáticos de los madrileños y más apoyada en los ejes del feminismo y el ecologismo que en el frentismo.