La vicealcaldesa de Valencia y candidata del PSPV a la alcaldía de la ciudad, Sandra Gómez, ha denunciado una “injusta” campaña de desprestigio y demonización del aficionado del conjunto che orquestada desde Madrid. Ante los micrófonos de À Punt, la cabeza de lista socialista ha asegurado que la sanción impuesta por el Comité de Competición, que decreta el cierre de la grada Mario Kempes de Mestalla durante cinco partidos, se basa en “cuestiones que no son ciertas” porque se atribuye un racismo generalizado a todo el club tras los gritos de “mono” proferidos al jugador del Real Madrid, Vinicius Junior.

Aún rechinan los insultos racistas a Vinicius antes y durante el partido que enfrentó al Valencia y al Real Madrid. La llama está lejos de apagarse y las reacciones sobre un asunto que ha pillado a España en plena campaña electoral se suceden sin cesar. La candidata socialista a la alcaldía de Valencia, Sandra Gómez, ha sido de las últimas en pronunciarse sobre ello. Lo ha hecho desde los micrófonos de À Punt, donde ha condenado enérgicamente el racismo en el fútbol y ha mostrado su indignación “contra los racistas”, aquellos que en el estadio de Mestalla insultaron al futbolista del Real Madrid. “Han generado tanto daño a la imagen de la ciudad y de Valencia”, ha apostillado la candidata del PSPV.

Gómez entiende que el racismo “tiene que quedar fuera de todos los ámbitos”. No tiene cabida ni en la vida privada, ya sea familiar o laboral, ni por supuesto en los espacios deportivos. “Mi más rotunda condena a todas esas personas que han dañado tanto la imagen de nuestra ciudad”, ha continuado la candidata socialista al Ayuntamiento de Valencia, quien también ha celebrado la “rápida” actuación del club de la capital del Turia para localizar y expulsar del estadio a “esa gente que no representa ni a la ciudad ni al valencianismo”.

Campaña contra Valencia

No obstante, Gómez defendió que “ni Valencia ni el club ni, por supuesto, la afición de Mestalla es racista”. De hecho, enmarca esta generalización en una “injusta campaña de desprestigio” a la ciudad que han promovido desde Madrid. “Han iniciado el relato y daña la imagen y la reputación de la ciudad”, ha percutido la candidata socialista, quien ha recordado que el municipio acogerá próximamente los Gay Games. “Somos una ciudad abierta, plural y diversa, que fomenta los valores del respeto”, ha continuado la cabeza de lista del PSPV al Ayuntamiento.

De hecho, estima que el propio Comité de Competición, en su decisión de clausurar la grada Mario Kempes de Mestalla, se basa en “cuestiones que no son ciertas”. Gómez explica que en el escrito se recoge un “insulto generalizado a un jugador”, aduciendo que ese punto ha de rechazarse de forma “unánime”. Asimismo, echó en falta que otros políticos valencianos se pronunciaran al respecto. La candidata socialista mantiene que tan solo el president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, y el concejal socialista Borja Sanjuán han verbalizado una opinión más “contundente” a este respecto. No obstante, rostros célebres de la política valenciana han manifestado su valoración sobre los insultos racistas, como el alcalde de la ciudad, Joan Ribó.

La decisión de la RFEF

La resolución del Comité de Competición recoge las alegaciones interpuestas por el Real Madrid, entre las que destacan la acción en la que Vinicius señala públicamente a uno o dos espectadores de la Grada Mario Kempes mientras espetaba que le habían llamado “mono”. “Mientras esto ocurre, se corean distintos cánticos. Entre ellos, el siguiente: ‘Madridistas, hijos de puta’”, esgrime el documento.

Además, en el escrito queda reflejado que un espectador se dirigió al extremo izquierdo del conjunto blanco en los siguientes términos: “’Puto negro, que eres un idiota’, ‘Me cago en tus muertos’, ‘Vinicius, idiota’, ‘Puto negro hijo de puta’…”, continúa el escrito, donde recogen un largo etcétera de comentarios racistas, incluyendo un sonido que emulaba el de un mono.

Concluye esta parte del escrito que tras la expulsión del futbolista toda la grada llevó a cabo un cántico, el de “Mono, mono”, que derivó a “Tonto, tonto”. El acta del árbitro del encuentro, De Burgos Bengoetxe, fue decisivo para la decisión de Competición, ya que reflejó en el anexo del acta los insultos de un aficionado que llamó “mono” al jugador.