Se aproxima el 28M y con ello, el final de una campaña electoral marcada a fuego por EH Bildu y ETA. La derecha ha estirado el chicle de los concejales con delitos de sangre que la formación abertzale había incluido en sus listas. Un ruido atronador que desde Moncloa han tratado de acallar a golpe de anuncio mitinero. Sin embargo, una semana después, los ecos aún resuenan y las preguntas se les trasladan a los candidatos. Al hilo, en las páginas del diario El Mundo, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha pronunciado sobre ello. El candidato socialista a la reelección reflexiona que lo “razonable” no es romper con la coalición vasca, sino que los acuerdos con éstos cuenten con un “consenso PSOE-PP”.

Desproporcionada, con sobredosis de adrenalina. Excesiva”. Con estas tres píldoras describe Emiliano García-Page la campaña electoral. En una entrevista concedida al diario El Mundo, el jefe del Ejecutivo castellanomanchego reflexiona sobre los últimos coletazos del camino hacia el 28 de mayo, el escenario tras la cita con las urnas y, por supuesto, EH Bildu. La formación abertzale ha marcado una parte crucial de la campaña, auspiciado por una derecha que ha resucitado la discusión sobre su ilegalización o no. El ruido proyectado desde Génova, amplificado por la Puerta del Sol, ha contaminado el debate público, llevando hacia ese derrotero las preguntas a los candidatos o incluso colándolas en un debate regional, como ocurrió con Isabel Díaz Ayuso en Telemadrid.

Javier Lambán, presidente de Aragón, delante de Pedro Sánchez, reclamó al PSOE la ruptura de todos los puentes con Bildu. Postura que no comparte Page, al menos no con este planteamiento. El líder del Ejecutivo de Castilla-La Mancha matiza que la idea ha de ser que todo lo acordado con el independentismo debería tener “un consenso PSOE-PP”. “En este orden”, apostilla un García-Page que entiende que si lo que se busca es “neutralizar” a los abertzales, porque lo que se estaría diciendo con este pacto del bipartidismo es que “no pueden ayudar ni al que gobierna ni a la oposición”. “Un diputado, tanto si se abstiene como si vota, está tomando partido o favoreciendo una opción. Sería razonable”, remacha.

Emiliano García-Page cree que los decibelios que se añadieron al debate sobre Bildu son fruto del pasado; de no haber comparecido juntos cuando desapareció ETA. El candidato socialista cree que tanto PP como PSOE están “pagando muy caro” no haber adoptado esa decisión, que hubiera comportado la escenificación “como Dios manda” de lo que define como un “éxito democrático” de gran calibre. “Fue un error no solemnizar el fin de ETA como un éxito de la democracia […] Al no haberlo hecho, puede haber personas que piuensen que en lugar de una derrota fue una negociación política, y no lo fue”, explica el dirigente del PSOE.

Imposibilidad de pactos

En cualquier caso, achaca la falta de entendimiento entre los dos grandes partidos a la irrupción de nuevas fuerzas políticas que, a raíz de 2008, querían “atacar” a la Transición. Considera que los españoles entendieron que las cosas funcionaban con los dos grandes partidos, aunque eso se volvió en contra “de la noche a la mañana” y, a pesar de que las tensiones se están suavizando, aún se vive con “cierta resaca”. Ahora, en cambio, se ha interiorizado que no hay dos partidos, sino dos grandes bloques, con dos “peleas distintas”. “Es multiplicar por cuatro el nivel de tensión política. El fuego es cruzado y no se va a acabar sin grandes perderdores”, augura.

A pesar de redundar en que la solución pasa por un gran acuerdo entre PP y PSOE, Page subraya que si se apuesta por mantener el status quo no se cambiarán las cosas. “El país se puso una vacuna antibipartidismo, y el efecto está pasando. No me gustaría que se pusiera otra dosis nueva que consista en prorrogar los dos bloques”, ha agregado el presidente de Castilla-La Mancha, quien defiende que el PSOE no ha dejado de ser el partido de siempre, pero en “otro momento distinto”. De hecho, considera que la gente vive en una realidad diferente a la que impera “de la M-30 para dentro” en lo relativo a la política nacional. “El PSOE se pega a la piel de cada sociedad para representarla”, concluye.

Los cambios de ritmo comportan siempre que alguien pierde y tiene que buscar su propia regeneración. Ahora, que si jugamos a mantener el estatu quo, las cosas no cambiarán. El país se puso una vacuna antibipartidismo, y el efecto de esa vacuna está pasando, y no me gustaría que se pusiera otra dosis nueva que consista en prorrogar los dos bloques.

Tortura morada

En cualquier caso, a pesar de la “desproporcionada” campaña electoral, no cree que el ruido de lo nacional distorsione el mensaje de los candidatos municipales y regionales. “La gente aprende que cada elección es la que es y vota con busturí”, sugiere el candidato socialista, quien, preguntado por los anuncios mitineros de Sánchez, respalda los anuncios del presidente del Gobierno. “Yo también los hago”, ha apostillado el cabeza de cartel del PSOE en la región. Al mismo tiempo, recuerda las “diferencias” con Moncloa, aunque sugiere que todo lo que sea “solucionar problemas sociales” es un plus.

La estrechez de los resultados en la región hace presagiar que Page perderá la mayoría absoluta, un escenario que manejan en el PSOE. El presidente castellanomanchego apuesta por la “transversalidad” para no depender de ningún partido en el Gobierno. No obstante, ya le han situado a Podemos como aliado potencial, aunque para el candidato socialista los morados suponen una amenaza. “No me niego a coaliciones, pero ya tuve problemas con IU y Podemos”, recuerda antes de matizar que sería una coalición que ni siquiera suma “mayoría” o garantiza “estabilidad”. “Está sometida a tortura parlamentaria, una especia de brasa a la parrilla”, remata Page, quien insiste en que su objetivo es la mayoría absoluta.