Aunque las aplicaciones móviles y las tarjetas han ganado terreno en los últimos años, el efectivo continúa siendo el medio de pago más utilizado en España. Según datos del Banco de España, un 59% de la población sigue prefiriendo el dinero en metálico para sus compras en comercios físicos, frente al 30% que opta por tarjetas y el 11% que usa dispositivos móviles.
Un método simple para evitar fraudes
Este hábito implica que millones de personas utilicen a diario los cajeros automáticos, una operación aparentemente sencilla, pero que no está exenta de riesgos. Entre las recomendaciones más básicas, las autoridades insisten en un gesto simple pero efectivo: presionar el botón “Cancelar” una vez finalizada la operación.
Este paso, que muchos usuarios pasan por alto, sirve para cerrar correctamente la sesión asociada a la tarjeta. Si no se hace, el cajero podría seguir activo, permitiendo que otra persona acceda a la cuenta y realice operaciones no autorizadas. El Banco de España subraya que este tipo de descuidos son aprovechados con frecuencia por delincuentes.
Ahorra papel y protege tu cuenta
Otro de los consejos clave es evitar la impresión del comprobante de la operación. Estos recibos pueden contener datos sensibles, como el número parcial de la tarjeta o el saldo de la cuenta. Muchas veces, se tiran en las inmediaciones del cajero, donde pueden ser recogidos por terceros con intenciones fraudulentas. En su lugar, se recomienda consultar la información a través de las aplicaciones móviles bancarias, que ofrecen mayor seguridad y permiten un seguimiento en tiempo real.
Otras recomendaciones generales
Además, el organismo recuerda otras medidas básicas de seguridad: utilizar cajeros ubicados en zonas iluminadas y concurridas, cubrir el teclado al ingresar el PIN, verificar que no haya elementos sospechosos en la ranura de la tarjeta y no aceptar ayuda de desconocidos. Si el cajero presenta fallos o retiene la tarjeta, lo más adecuado es presionar “Cancelar”, alejarse del lugar y contactar con la entidad bancaria.
Por último, también se aconseja destruir adecuadamente cualquier documento financiero que ya no se necesite, para evitar que la información pueda ser reutilizada de forma indebida. Estas acciones preventivas pueden marcar la diferencia entre una operación segura y una situación de fraude.