Tras la DANA, Valencia ha vuelto a ser ejemplo de pueblo y a demostrar la importancia de un tejido social fuerte. 13.000 personas según Delegación de Gobierno, 200.000 según los datos que emitieron algunas de las asociaciones fueron las personas que, en cualquier caso, colapsaron la ciudad del Turia hace un par de semanas para pedir la dimisión de Carlos Mazón por su gestión de la tragedia y, en última instancia, una clase política a la altura.

Lo que diferencia a una historia buena de otra emocionante son sus intrahistorias. Y las de calle siempre dejan momentos que bien vale conocer; de amor, amistad, trabajo, dignidad y un largo etcétera de nombres que aparecen tras el lodazal de irresponsabilidad, ayudando a mantener la confianza cuando todo parece perdido.  

Un poco de cada ingrediente ha dado como resultado Mai Més, una de las patas de esa manifestación multitudinaria. Se trata de una plataforma ciudadana que surge a partir de un pódcast que conducen tres amigos -Greuges pendents (agravios pendientes)- pero que ya acumula miles de integrantes entre quienes se presentan puramente como voluntarios que quieren aportar a la causa -económicamente, con información o de otro modo- y aquellos que pretenden ir más allá y que todos los posibles responsables de que la catástrofe haya resultado de tal magnitud rindan cuentas.

Más allá del aspecto jurídico/político (dejan claro que no es un proyecto partidista, aunque haya militantes de formaciones), los de la ayuda y la prevención son otros de los ejes en los que operan: “Que esto no caiga en el olvido y, sobre todo, que no vuelva a pasar, porque el año que viene puede darse otra vez, y no solo en la Comunidad Valenciana, sino también en otros puntos del mapa”, indica en declaraciones a ElPlural.com Quico Miralles, uno de los portavoces de la plataforma.

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Abogado de profesión, estudiante de Políticas y activista, quien pone voz a las presentes líneas explica a este periódico que la idea surge del Nunca Mais gallego, surgido de la gente de Galicia tras el desastre natural del Prestige y las mentiras que la clase política vertió junto al petróleo. “Con la DANA montamos esto, un poco aprisa y para combatir la ansiedad y la impotencia  que sentimos por no poder hacer nada (…) El peor día fue el martes, y el jueves ya estábamos lanzando un formulario”, apunta.

Mai Més surge para combatir la impotencia y la ansiedad que sentimos por no poder hacer nada

Sobre quienes dan forma a este movimiento, para ser justos hay que señalar que un porcentaje importante son caras nuevas, pero otro igualmente representativo -sino más- viene de los “sospechosos habituales”, según define el protagonista de estas líneas. Como esos conciertos en los que entran 10.000 personas, pero siempre te encuentras a rostros conocidos, como esos festivales a los que acude gente de todo el país, pero más de lo mismo. “Somos cinco millones de habitantes, pero en los círculos nos conocemos todos”, ejemplifica Miralles.

En el momento de redacción de este artículo van cerca de los 2.000 inscritos. Posiblemente, cuando se publique, los hayan alcanzado o superado. “Mucha gente está aquí a título personal y se ha apuntado como voluntaria para colaborar económicamente, ayudar de cualquier manera… Otra viene de plataformas u otras organizaciones ya constituidas (menciona a Acció Cultural del País Valencià). Y es precisamente por esto por lo que funciona y por lo que va rápido, porque tenemos experiencia, contactos…”, indica.

Somos cinco millones de personas, pero en los círculos nos conocemos todos

“Cuando llegamos y vimos a 200.000 personas alucinamos”, confiesa, sin saber “hasta dónde llegarán”, solo que “no tienen techo”. “Esperemos que vaya a más”, dice marcándose como objetivo las próximas concentraciones que ya hay programadas y explicando desde el otro lado del teléfono (conexión Madrid-Valencia) las líneas en las que operan: la política, la jurídica y las ya mencionadas reparación y prevención.

Sobre la primera y la segunda, habrá que ver qué denuncias llegan, en qué forma y a quiénes. “Probablemente existan varios responsables, el principal es la Generalitat, pero también seguramente parte del Estado o ayuntamientos que permitieron que se construya en zonas inundables”, emite, dejando a un lado los “disparates” que se leen y pidiendo sensatez. “Hay que tener mucho cuidado y hay cosas que no se pueden hacer, como lo que ha hecho Manos Limpias de querer involucrar a la AEMET y a Teresa Ribera… Esto es un lawfare de manual”, concreta.

En cualquier caso, es complicado ver dónde empieza Mai Més. “Ahora mismos la base somos unas diez personas. Al final llamas a una amiga informática, a otra diseñadora, al amigo periodista (…) Muchos fueron compañeros de clase, etc”. Pero, sobre todo, es muy difícil saber dónde y cuándo va a terminar. Lo que está claro es que no van a parar, independientemente de que el barro se seque y los focos, poco a poco, se vayan apagando para que la DANA, ni se olvide, ni vuelva a ocurrir.

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