La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, insiste en mantener vivo el Hospital Enfermera Isabel Zendal para tratar de justificar lo injustificable: que ha supuesto un derroche de dinero que no ha dejado ni de lejos los resultados esperados y que la presidenta de la región prometió a los ciudadanos.
“El hospital que va a sorprender al mundo”. Estas palabras que la política del PP pronunció en 2020 resuenan todavía en los aledaños de Valdebebas, y es que el centro sanitario ha sorprendido al mundo, pero para mal; dado que ha dejado un pufo de más de 100 millones de euros (la oposición lo cifra en 300 millones de euros).
Todo esto para un hospital sin quirófanos o UVIS y que para lo único que sirvió fue para que multitud de profesionales de otros lugares tuvieran que abandonar su puesto de trabajo obligados por la autonomía para acudir al Zendal. Todo fachada, según lamenta la oposición.
Con el pretexto de tapar la realidad del enclave, la izquierda coincide en que la baronesa ha levantado aquí el primer centro para atender a pacientes enfermos de ELA de España, una enfermedad que afecta a unas 600 personas en la región y a la que hay que atender, pero cuyas necesidades se podrían cubrir mucho mejor en otros sitios.
"No es imprescindible"
De hecho, expertos sanitarios coinciden en que sería mejor que estas personas acudieran a otros sitios que podrían perfectamente dotarse de lo necesario para atender a pacientes de esta lacra. Carlos Moreno, portavoz de Sanidad del PSOE de Madrid (PSOE-M) y cardiólogo de profesión, explica a ElPlural.com que hasta cinco grandes hospitales “están mejor preparados”. “El centro no reúne ningún requisito prestacional ni arquitectónico que lo haga imprescindible”, acentúa.
Pero la presidenta madrileña ha preferido presentar a bombo y platillo que es en el Zendal donde se ha levantado un centro diurno para pelear contra la ELA, para así tapar otros problemas del hospital y, de paso, sanitarios que se producen en el conjunto de la Comunidad de Madrid como son las listas de espera interminables, la falta de profesionales o las condiciones a las que estos se enfrentan.
Veta la entrada al hospital
Es probable que por eso la lideresa madrileña vete las entradas al hospital de pandemia. “Es el único hospital al que no puedes entrar libremente”, denuncia en conversaciones con este periódico el portavoz de Sanidad de los socialistas de la Autonomía. Moreno expone en declaraciones a este medio de comunicación que lleva meses -desde enero- pidiendo al Gobierno regional que les deje entrar al centro de día para ver de qué manera se opera allí y saludar a pacientes y profesionales, pero no han tenido éxito.
“Yo pedí a la consejera en pleno primero y en comisión de Sanidad después acudir. Llevo solicitando desde enero una visita formal del grupo parlamentario para conocer lo que allí se está desarrollando, pero no solamente nos dan largas, sino que nos ridiculizan diciendo que queremos hacer una excursión al Zendal”, afea.
Ante la negativa de la Comunidad de Madrid, el PSOE intentó acceder por su propie pie, pero tampoco lo consiguieron: “La seguridad no nos dejó acceder (…) Entiendo que nuestra visita para conocer qué es lo que realmente se presta allí e incluso confraternizar con los enfermos de ELA les rompe además el relato de que solamente ellos les cuidan. Parece que estuvieran jugando a dilatar los tiempos hasta que muchos consigamos que sea noticia que no nos dejan entrar”.
El paso que queda es el de enviar un comunicado a la consejería informando de que un día van a ir a visitarlo. Sin embargo, las filas socialistas no tienen mucha fe en que esto resulte eficiente, ya que “seguramente” se encuentren nuevamente con la seguridad.
Las deficiencias del Zendal han sido una constante desde que abriera sus puertas en 2020. La falta de quirófanos, de UVIS, de personal… son cuestiones que han acompañado al enclave desde que la presidenta de Madrid lo presentó en sociedad y que han dejado números nefastos para lo que debiera ser un centro sanitario, como que en 2023 solamente atendió a 429 pacientes mientras que gastó siete millones de euros en suministros y mantenimiento.