La Comunidad de Madrid no ha levantado todavía la Ciudad de la Justicia y ya está dando de qué hablar por varios motivos. Evidentemente, uno de ellos es el miedo a que el último proyecto faraónico de la región, con el que Isabel Díaz Ayuso da continuidad al espacio que sentó en el banquillo a varios altos cargos en la época de Esperanza Aguirre, abra de nuevo las puertas a la corrupción.

Ese compadreo de empresas en el que se terminan moviendo las compañías de siempre, a veces especialmente pudientes y otras, además, amigas; da como resultado una “chapuza” generalizada, en lo que mal empieza, mal acaba. Por el momento es imposible saber de qué manera va a terminar una infraestructura que la lideresa regional ha anunciado de manera definitiva a bombo y platillo, pero ya da pinceladas de cómo será el modus operandi de Sol y en qué modo influirá en la capital y la imagen que da al mundo.

Los arquitectos alzan la voz contra Ayuso

Uno de estos episodios se aprecia a nivel arquitectónico, y es que los expertos aseguran que la Ciudad de la Justicia madrileña es una auténtica “chapuza” si se compara con la de otras grandes ciudades como Barcelona, París o Lisboa. Esto pasa, en parte, porque muchas veces se prioriza la practicidad frente al ingenio -como si estuvieran necesariamente reñidos- o se anteponen lo económico o todo lo demás, aunque lo barato pueda acabar saliendo más caro.

La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento son dos instituciones que tienden a poner por delante proyectos que cumplen unos criterios técnicos mínimos en detrimento de profesionales que pueden tener mejores ideas. Tal y como explican a ElPlural.com, se trata de una práctica habitual en la región y en gobiernos del PP de otras comunidades autónomas sobre la que los arquitectos a menos madrileños no dejan de poner pie en pared, tal y como ha tenido conocimiento este periódico tras acceder a las quejas formales elevadas desde al Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM).

"Nunca se coge lo más barato, porque siempre hay sobrecostes"

Antonio Giraldo, portavoz de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad en Cibeles por parte del PSOE de Madrid (PSOE-M), profundiza en esta cuestión en conversación con ElPlural.com. Geógrafo y urbanista de profesión, lamenta que en Madrid “existe una dinámica muy mal instaurada de que para proyectos emblemáticas no se hacen concursos de ideas” que permita dar el premio gordo a “gente con talento” que “seguro, es capaz de ofrecer algo un poco singular”.

“Por el contrario, aquí lo que se hace es una licitación en la que concursan empresas con proyectos que pueden haber diseñado arquitectos de más o menos renombre y más o menos talento y se acompaña de una valoración técnica y económica (…) Tanto Autonomía como Consistorio tienen la mala costumbre de coger bajas económicas. Lo más barato posible, digamos, aunque muchas veces no sea la mejor valorada técnicamente”, explica en términos sencillos.

Asimismo, deja claro que ese abaratamiento en la práctica es mentira: “Siempre hay sobrecostes en la construcción, por lo que se termina pagando más por esta licitación con peor valoración técnica”. “(…) Al final para una obra de tantísimos millones solamente concursan las cuatro empresas de siempre, porque ninguna otra tiene capacidad para ello, cuando mediante concurso de ideas también tendrían oportunidad estudios más pequeños, jóvenes y creativos”.

Con datos y nombres sobre al mesa, el portavoz de Urbanismo lamenta que hay “muchísimos ejemplos” a lo largo y ancho del Partido Popular, pero que el más claro -o uno de los más evidentes- es el caso madrileño, donde actualmente “solo hay dos concursos de ideas, uno abierto en el Museo de la EMT, y otro en un edificio de vivienda pública”.

“En la Puerta del Sol en 2014, por ejemplo, sí hubo ese concurso, pero después se cambió, que también es algo usual y una queja histórica”, recuerda. “Y ya si hablamos de equipamientos como bibliotecas y demás, apaga y vámonos”, apostilla para concluir que “siempre se busca lo rápido y lo barato; y acaba saliendo caro”: “Es todo desastroso”.

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