La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y su novio, Alberto González Amador, han utilizado la sala de autoridades del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas en su viaje a Miami, destino que la pareja ha escogido como vacacional en un momento especialmente delicado además para el empresario en términos jurídicos.
ElPlural.com ha tenido constancia de este hecho, que desde el entorno de la lideresa regional han confirmado. Este periódico ha preguntado por ello a Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de la responsable de Sol, quien no lo ha negado. “La presidenta puede acompañarse de quien quiera (en sus viajes)”, se ha limitado a responder, sin hacer mención al aspecto troncal.Este medio de comunicación ha sabido que el enclave no solamente lo han empleado Ayuso y González Amador, sino también acompañantes. Cabe destacar que el lugar lo sufraga la Comunidad de Madrid.
Qué son y cómo funcionan las salas de autoridades de los aeropuertos
Las salas de autoridades en aeropuertos como el de la capital o El Prat (Barcelona), se corresponden con estancias amplias que contienen una zona de descanso, con sofás y mesillas, así como otra de trabajo con algunas comodidades que también se pueden encontrar en las áreas VIP del tipo agua o refrescos y prensa.
Poder disponer de estas salas a la hora de viajar, además de las cuestiones materiales mencionadas, trae consigo ventajas como saltarse los controles rutinarios de seguridad en la zona de embarque. Asimismo, y si bien en los aeropuertos pequeños puede no pasar de un enclave con poco inmobiliario, en los de mayores dimensiones también dispone de una máquina de inspección para que quienes se encuentren en el sitio introduzcan su equipaje directamente. Igualmente, existe un procedimiento concreto para evitar largas esperas.
La utilización de las salas de autoridades de los aeropuertos viene regulada en normativas como una Circular de la Presidencia del Gobierno, así como otras disposiciones de AENA. En cualquier caso, el espacio está reservado a altas autoridades del Estado -por ejemplo, el presidente del Gobierno o expresidentes; o miembros de la familia real- y sus cónyuges.
Su uso suele asociarse a razones de seguridad. De hecho, Ayuso justificó así haberla utilizado antes de otro viaje privado, también con su pareja. Sin embargo, obvió la presidenta por aquel entonces que a los dirigentes autonómicos no se les permite su utilización, mucho menos en traslados privados.
Una polémica sostenida en el tiempo
La presidenta de la Comunidad de Madrid y su novio, ahora imputado, ya fueron protagonistas por el hecho que ahora se repite.
A finales del año pasado, la Cadena Ser adelantaba que en 2021 la política ‘popular’ había reservado con fondos de la región la sala del aeropuerto de Barajas para unas vacaciones que González Amador quiso hacer pasar por viaje de trabajo. El portal de Transparencia regional revelaba que la lideresa madrileña había usado el espacio para vuelos Madrid-Zagreb y Atenas-Madrid en aquel agosto.
Adoptando el tono al que acostumbra, Ayuso salió en seguida al paso y denunció encontrarse ante un “ataque desmedido” por parte del Gobierno de Pedro Sánchez. Así las cosas, la presidenta acusaba a Moncloa de “desguazar su prestigio” e ir contra un “ciudadano particular” para “tapar” la “montaña de corrupción”.
“Yo sí que puedo estar muy tranquila. A mí nadie me paga un duro en ninguno de mis viajes. Cualquier ciudadano que se haya cruzado conmigo en un avión, en un restaurante, en cualquier sitio, lo sabe, porque yo soy un ciudadanos más cuando salgo fuera, y así lo ven cada uno de los testigos que están conmigo”, presumía cuando la información salió a la luz.
“Dos días con el tupper de casa (…) Compré en el Covirán”
Las controversias cambian, pero las explicaciones de Ayuso se mantienen. En este sentido, la lideresa autonómica siempre ha defendido los pagos personales aún cuando a estos los superaban privilegios que no había sufragado ella.
El ejemplo más reciente se encuentra en el chalé que su Gobierno compró en la sierra. Tras conocerse este mismo verano que pasó en él un fin de semana, diferenció el inmueble de los “cuatro palacios” del líder del Ejecutivo, se quejó de tener “congelado su sueldo desde hace 15 años” a pesar de cobrar más de 100.000 euros anuales, y lo que más reacciones y enfado despertó entre la ciudadanía: justificó haberse llevado “el tupper de casa” y hacer la compra “en el Covirán”.
“He estado dos días en una casa de la que ahora vamos a dar explicaciones del consejero y yo. Me llevé mi comida de casa, cené en un restaurante del pueblo y compré en el Covirán, con mis medios”, indicó, provocando un híbrido entre la risa y la indignación.