La situación de la sanidad pública gallega no es la mejor. Esta afirmación, que colectivos de médicos, personal de enfermería, profesionales de centros hospitalarios y de Atención Primaria, entidades de pacientes o usuarios o la propia Plataforma Galega en Defensa da Sanidade Pública o SOS Sanidade Pública, elevan a desastre total o situación totalmente deficitaria, no es una consecuencia de la pandemia. Viene de muy atrás, en concreto, todos los colectivos citados lo achacan a los continuos recortes practicados por la Xunta de Galicia. Esas mismas entidades, grupos de trabajadores o defensores de lo público coinciden en señalar que la actual crisis sanitaria por la COVID lo que ha hecho es sacar a la luz las condiciones en las que se halla la sanidad gallega.

Solamente cabe recordar que, en febrero del año pasado, apenas un mes antes de que estallará el actual episodio pandémico, Santiago de Compostela fue escenario de una multitudinaria manifestación a favor de la sanidad pública y contra los recortes, la precariedad y su privatización.

En este marco impuesto por el Gobierno que preside Alberto Núñez Feijóo, incluso en el último mes de 2019, la Consellería de Sanidade decretó el cierre del paritorio y otros servicios del Hospital de Verín. Se produjo el 1 de diciembre. La noticia saltó a los medios nacionales y la presión de los usuarios, apoyados por sanitarios trabajadores del mismo, logró que finalmente la Xunta diera marcha atrás tres meses después.

A esta radiografía de la situación de la sanidad gallega, sin embargo, hay que sumarle el colectivo de trabajadoras (la mayoría son mujeres) que más padece la precariedad y que, a su vez, es el que con mayor intensidad sufre la carga de trabajo de estos terribles meses de pandemia: las enfermeras.

Se da la circunstancia de que unas de las organizaciones que se ha mostrado más activa en la defensa de sus derechos se sirve, precisamente, para su denominación del adjetivo que mejor las define y explica sus condiciones: enfermeiras eventuais en loita (enfermeras eventuales en lucha).

Llevan años denunciando su situación que, en el caso de muchas compañeras, se resume con una hoja de vida laboral que acumula centenares de contratos de trabajo por semanas, días u horas. Este colectivo, con la colaboración de la portavoz del Bloque Nacionalista Galego en Bruselas, Ana Miranda, decidió hace algunos meses llevar su problemática a Europa.

Comisión de Peticiones

Tras los trámites correspondientes, esta semana expusieron sus argumentos, de manera telemática, ante los representantes de los diferentes grupos. “Una luz al final del camino”. Así han descrito hoy, no tanto la experiencia, sino lo que supone el elevar el tema hasta la Comisión de Peticiones del Parlamento comunitario.

 

La denuncia de estas profesionales sanitarias debería sonrojar a cualquier gobierno, con independencia de su escalafón administrativo. La misma se ha centrado en “la situación de precariedad laboral e incertidumbre en la que nos encontramos las enfermeras del Servizo Galego de Saúde”, han descrito en un comunicado, a causa del “uso abusivo de contratos de trabajo temporales”.

Catuxa Lagarón fue la encargada de explicar y detallar las condiciones en las que se encuentran las más de 11.000 enfermeras inscritas en las listas de contratación temporal del Sergs.

La “luz al final del camino” que empiezan a vislumbrar, tiene que ver con lo que manifestaron los eurodiputados de todos los grupos que, según describe este colectivo, “mostraron una casi total unanimidad a la hora de criticar la situación de precariedad laboral, incertidumbre y uso abusivo de los contratos de trabajo temporales”.

Este tema no se queda aquí porque, precisamente, todos esos representantes europeos decidieron seguir adelante con la petición abierta e “instaron a seguir investigando, así como a reclamar datos a la administración de la Xunta de Galicia”.

La única nota discordante que citan desde Enfermeiras Eventuais en Loita, la ofreció el diputado europeo por el PP, el también gallego, Francisco José Millán Mon. A su juicio, “introdujo un dato erróneo, probablemente proveniente de la propia administración, pretendiendo dar a entender que en el Servizo Galego de Saúde, el 73% de las enfermeras eran personal fijo”. Sin embargo, ese porcentaje, como han detallado desde el colectivo de enfermeras incluye la suma del “personal con plaza y el interino”, aunque este último, según la regulación vigente, “es considerado personal temporal”.

Al margen de esto, la intervención ante este organismo del Parlamento Europeo “nos llena de ilusión y nos da más fuerza para seguir adelante con nuestras reivindicaciones”.