El reloj político de la Comunitat Valenciana marca una cuenta atrás. Este lunes, Maribel Vilaplana declarará como testigo ante la jueza que investiga la gestión de la DANA, y su testimonio puede reabrir el debate sobre la responsabilidad del president Mazón en aquellos momentos de caos. En la calle, en los medios y en las Cortes, una misma pregunta flota: ¿aguantará el Gobierno autonómico el impacto?
La periodista comparecerá en calidad de testigo clave, tras la decisión de la Audiencia Provincial de Valencia de incorporar su testimonio al sumario. Su presencia no es menor: fue vista junto a Carlos Mazón durante las horas más críticas del temporal, en un almuerzo celebrado en el restaurante El Ventorro, mientras las lluvias torrenciales arrasaban municipios enteros y los servicios de emergencia trabajaban sin descanso. Esa coincidencia, que parecía anecdótica, ha terminado por convertirse en uno de los ejes del caso.
Según el auto judicial, Vilaplana “podría aportar información relevante sobre los hechos acontecidos la tarde del 29 de octubre”, en especial sobre los movimientos del president, sus llamadas y las decisiones que adoptó —o no— en aquellas horas en que la DANA se cobraba decenas de vidas. Su declaración, prevista para este lunes 3 de noviembre, llega tras semanas de tensión política, filtraciones y reproches cruzados entre partidos.
En Les Corts, la oposición —encabezada por el PSPV y Compromís— exige transparencia y responsabilidades. “No se trata solo de una comida, sino del ejercicio de la responsabilidad pública en un momento de emergencia”, recordaban este fin de semana fuentes socialistas. Desde Compromís fueron más allá: “Si se demuestra que Mazón no actuó como debía, la dimisión no será una opción, sino una obligación moral y política”.
Mientras tanto, desde el Palau de la Generalitat, el equipo del president insiste en restar importancia al asunto. Sin embargo, la instrucción judicial parece ir más allá de la versión oficial: la jueza ha reclamado los registros de llamadas y desplazamientos del presidente durante las horas previas al colapso del sistema de emergencias.
En ese contexto, Maribel Vilaplana se encuentra en el centro de una tormenta política y mediática que trasciende su papel en el caso. Periodista de trayectoria reconocida, vinculada durante años a la televisión autonómica, su testimonio será observado con lupa por todos los partidos, por los medios y por la ciudadanía. Su declaración puede aclarar las lagunas de la cronología que, hasta ahora, ha ofrecido versiones contradictorias entre lo dicho por Mazón y lo recogido por algunos informes internos.
El caso de la DANA, que dejó 229 víctimas mortales y cientos de damnificados, se ha convertido en un espejo incómodo para la administración valenciana. No solo por la tragedia humana, sino por las preguntas sin respuesta: ¿por qué se tardó tanto en activar el nivel máximo de alerta?, ¿por qué no se suspendieron actos institucionales cuando ya se conocía la gravedad del temporal?, ¿por qué el president permaneció en un restaurante cuando los municipios del sur se declaraban en emergencia?
Y aunque la defensa de Mazón insiste en que la reunión era “una pausa breve antes de regresar al Palau”, el relato mediático se ha impuesto como un símbolo de desconexión con la realidad. Este lunes, la escena será muy distinta. Maribel Vilaplana no estará frente a una cámara, sino ante una jueza. Su testimonio podría aclarar lo que Mazón hizo, dijo o decidió en aquellas horas, pero también podría abrir una grieta política de consecuencias imprevisibles. El futuro del president puede depender, en parte, de sus palabras.
Por eso, la pregunta resuena con fuerza tanto en los pasillos del poder como en la calle: ¿Crees que la declaración de Maribel Vilaplana puede provocar la dimisión de Carlos Mazón?
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