Que la legislatura no sería fácil era algo que asumían en prácticamente todos los recovecos del Palacio de la Moncloa. Al Gobierno le resulta difícil tejer alianzas y sobre todo mantenerlas, máxime cuando Junts separa por carpetas cada negociación. Una estrategia que a los de Carles Puigdemont les reporta un peso específico vital en la consecución de hitos para Cataluña, mermando así las opciones de una Esquerra Republicana en horas bajas. La reelección de Oriol Junqueras como líder de los soberanistas dio algunas pistas del rumbo que adoptaría la formación. Migas de pan que conducen a un congreso de marzo que será vital para redefinir una hoja de ruta que, según avanza El Confidencial, agitará el espíritu independentista para recuperar el terreno perdido con los juntaires.

Los neoconvergentes han jugado un papel protagónico en el primer año de la legislatura, condicionando cada votación y llevando al extremo al Gobierno en cada negociación. Lo que trunca esa correlación de fuerzas que intentaba imprimir el Ejecutivo desde un primer momento, provocando una relación de desequilibrios entre las formaciones catalanas que aviva el recelo en Esquerra Republicana. Consideran que los socialistas tratan de manera desigual a sendos grupos, primando los intereses de Junts, por lo que Oriol Junqueras ha decidido dar un golpe sobre la mesa y cambiar el tempo. Ambos saben que Sánchez deberá sacrificar alguno de los puntos que hasta la fecha son innegociables, como el referéndum, la financiación singular o el traspaso competencial en materia migratoria, para que los tres años que quedan de mandato no los pase en minoría.

Ese escenario remueve a los republicanos, que buscan sacar la cabeza del barro tras el batacazo electoral de las catalanas del pasado curso. ERC necesita un volantazo para recuperar el aliento y la confianza de los ciudadanos, además de desangrarse frente a un Junts en expansión. En el horizonte, el Congreso del partido fijado para mediados de marzo. Un cónclave que contará con una ponencia política muy dura para salir del atolladero electoral y eso pasa por resucitar la vía secesionista. Por ello, en el documento, siempre según El Confidencial, se propone el “referéndum para alcanzar la independencia y la república catalana” como solución al conflicto.

Volver al ciclo ganador

Junqueras sabe que sus siglas necesitan marcar perfil propio y alejarse del cliché de muleta del PSOE. Una imagen que proyecta desde la pasada legislatura, acentuada por el relato de Junts y sus métodos en Madrid, que catapultan a Puigdemont como el defensor último de la emancipación catalana. Los republicanos reivindican que han sido ellos quienes han conseguido los hitos más importantes para Cataluña en los últimos años. El electorado, sin embargo, tiene una versión diametralmente opuesta.

Por ello, Junqueras y sus cuadros plantean una suerte de reseteo para volver a la senda del triunfo, con las elecciones municipales de 2027 marcadas en rojo en el calendario. El líder del partido apuesta por un cierre de filas unívoco de toda la estructura para ser la chispa política y social que encenderá la nueva revolución democrática” del pueblo catalán. En otras palabras, tal y como se refleja en la ponencia del congreso de marzo, buscarán iniciar un “nuevo procés”; un camino de “oportunidades” que devolvería a Cataluña a las “puertas de la independencia”, en el albur de una “República catalana de hombres y mujeres libres e iguales”. Partiendo de esta premisa, se apuesta por abrir huecos para los no independentistas para ensanchar las bases del partido, reorientando el argumentario hacia posicionamientos más ideológicos y de izquierdas, en lugar de identitarios.

Entienden que la izquierda nacional es aquella que debe estar capacitada para colar en el eje del debate público las prioridades programáticas propias, incluyendo así a toda la población que afirma sentirse catalana y española. De esta forma, se dirigirían al 85% de la población catalana, del cuál se desprende un 73% de partidarios del referéndum de autodeterminación, según desgranan en ERC conforme a una suma de todos los grupos independentistas, los comunes y el PSC.

Estructura de Estado

Ese camino fuerza a los republicanos a adoptar la inmigración entre sus tesis, de ahí que se incluya una de las demandas de Junts, que es el traspaso competencial en dicha materia. “Aspiramos a tener todas las herramientas de un Estado para hacerlo bien”, esgrimen en el documento. En otras palabras, palancas que en 2017 no se pudieron crear para sustituir a las que ofrece el Estado español.

De ahí se desprende la reclamación de que en este mismo 2025 se robustezca la Agencia Tributaria Catalana (ATC), que a su vez propicie la creación de un Consorcio con su homólogo español para acometer un “traspaso progresivo” de la recaudación de todos los impuestos a Cataluña. El primer gravamen que debería completarse es el IRPF a través de modificaciones acordadas en la comisión mixta para traspasar la gestión y que entre en funcionamiento en 2026.

Dentro de las herramientas de Estado, los republicanos hacen alusión a la creación de una suerte de Consejo General del Poder Judicial catalán, que lo compondrían un Tribunal Superior de Justicia, como máximo órgano, junto al Fiscal Superior de Catalunya y el Consell de Justícia de Catalunya, como institución del poder judicial. Ello abriría las puertas a una legislación laboral diferente, con salario mínimo propio y una ley electoral ajena a la del Estado española que hasta la fecha no existe.

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