Hay un muro invisible que separa a muchos jóvenes de su primer hogar. No es de ladrillo ni de hormigón, sino de precios inalcanzables, contratos precarios y oportunidades que se evaporan lejos de las grandes ciudades. En Castilla-La Mancha, donde casi el 96% de los municipios tienen menos de 10.000 habitantes, el acceso a la vivienda se ha convertido no solo en un problema generacional, sino en un desafío existencial para la supervivencia del mundo rural.
Por ello, el Gobierno regional ha decidido actuar. Castilla-La Mancha ampliará en 2,2 millones de euros las ayudas para la compra de vivienda por parte de jóvenes menores de 35 años en municipios pequeños, doblando así la dotación inicial de esta convocatoria. Con esta decisión, anunciada por Emiliano García-Page durante un acto en Talavera de la Reina, la inversión total rozará los cuatro millones de euros, una cifra que refuerza el compromiso del Ejecutivo autonómico con el arraigo juvenil y la lucha contra la despoblación.
"No es que vayamos a incrementar, es que vamos a doblar la orden de convocatoria de ayudas a jóvenes para la compra de vivienda", ha remarcado el presidente regional, subrayando que esta ampliación permitirá atender favorablemente a más de 570 nuevas solicitudes y ampliar así el número de beneficiarios.
El acceso a la vivienda, ha recordado García-Page, debe formar parte de una política estructural que se mantenga en el tiempo, y ha reclamado que todas las administraciones públicas sostengan el esfuerzo en esta materia durante al menos la próxima década. "El esfuerzo en la vivienda habrá que sostenerlo entre todas las administraciones", ha reivindicado el presidente.
Hasta 10.800 euros por vivienda
La convocatoria inicial, aprobada por el Consejo de Gobierno el pasado 30 de abril, ya contemplaba una primera línea de ayudas por valor de 1.725.550 euros, destinada a facilitar la adquisición de vivienda habitual por parte de jóvenes en localidades con una población igual o inferior a los 10.000 habitantes.
Según detalló entonces la consejera Portavoz del Ejecutivo regional, Esther Padilla, cada joven puede recibir hasta 10.800 euros, siempre que esa ayuda no supere el 20% del precio de la vivienda, que no debe exceder los 120.000 euros. Se consideran subvencionables tanto las viviendas ya construidas como aquellas en construcción.
Estas ayudas forman parte de una línea continuada de acción iniciada en 2019. Desde entonces, la Junta ha destinado ya 15 millones de euros a este tipo de convocatorias, que han permitido facilitar el acceso a una vivienda digna a más de 5.700 jóvenes y sus familias.
Juventud y vivienda, las dos claves para no cerrar los pueblos
El planteamiento del Gobierno regional no es solo económico, sino estratégico. Facilitar el acceso a la vivienda a quienes más lo necesitan y en los lugares donde más se necesitan. Porque si los jóvenes se marchan, no hay relevo. Y sin relevo, no hay futuro. La vivienda es, así, un instrumento de igualdad territorial y de justicia intergeneracional.
Como recordó Padilla, muchas veces los jóvenes "no pueden desarrollar su proyecto vital por falta de vivienda", lo que les empuja a abandonar los pueblos en busca de oportunidades en las capitales. Con medidas como esta, Castilla-La Mancha busca romper ese círculo vicioso, y transformar el medio rural en una alternativa real de vida para las nuevas generaciones.
A diferencia de otras comunidades donde los anuncios se quedan en titulares, Castilla-La Mancha ha optado por poner cifras concretas sobre la mesa, convocatorias con plazos claros y ayudas ajustadas a la realidad del mercado inmobiliario rural. Una apuesta firme que plantea soluciones reales al problema estructural de la vivienda joven y la despoblación.
Con esta ampliación, el Ejecutivo de Emiliano García-Page confirma que la lucha contra la despoblación empieza por el tejado, garantizando vivienda asequible, accesible y digna para quienes quieren quedarse o volver a los pueblos. Y lo hace sin estridencias, pero con hechos: con recursos públicos, con objetivos medibles y con una voluntad política que no se esconde detrás de excusas.