El nuevo informe del MITECO a cargo de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir sobre los acuíferos de Doñana confirma que el Parque Nacional padece la sequía más grave desde 1970. Los indicadores revelan que, incluso contando con las paupérrimas lluvias, las masas de agua subterránea (MASb) están incluso peor.

El nuevo documento confirma la muerte paulatina del que era considerado el mayor humedal del sur de Europa. El Estado y la Junta de Andalucía se afanan por poner en marcha las medidas del pacto por salvar al Parque y a su entorno social, pero los ambientalistas alertan de que “los procesos administrativos están siendo más lentos que los procesos naturales”. Resultado: hemos perdido demasiado tiempo ya; estamos al borde de perder la mayor joya ambiental de España.

El informe de la CHG muestra índices de lluvia similares a los del curso pasado; sin embargo, la tendencia a largo plazo es peor. Los sectores analizados con tendencia negativa pasan de ser 7 hace un año a 14. Se doblan en un año las zonas “desfavorables” del total de los 16 sectores que parcelan la región. 

La dinámica actual de explotación compromete al acuífero y los ecosistemas terrestres que de él beben. De hecho, tres de las cinco grandes masas de agua que integran el acuífero no llegan al “buen estado cuantitativo”. La CHG ya declaró en 2020 el “riesgo de no alcanzar el buen estado” de las tres MASb de Almonte, Marismas y La Rocina. Ese riesgo se ha consumado. El informe pide medidas inmediatas a las administraciones.

Necesidad de intervenir con urgencia

El acuífero sobre el que subsiste Doñana ocupa una extensión de 2.409 km2 y está compuesto por varias masas de agua detríticas superpuestas y conectadas entre sí. El Plan Hidrológico de la Demarcación del Guadalquivir subdivide el acuífero en 5 MASb, en base a criterios hidrogeológicos y territoriales.

La evidencia más palpable es la desaparición de las lagunas más importantes del Parque, colonizadas por una capa vegetal de arbustos. También han desaparecido las marismas como paisaje, lo que tiene consecuencias en cadena. Sin lagunas ni marismas no es solo que se pierda el hogar para las aves migratorias, es que desaparecen innumerables anfibios e insectos. Se rompe la cadena trófica.

Desde WWF, la entidad que desde hace tres décadas viene alertando sobre el riesgo de perder Doñana emiten un mensaje desalentador: “es demasiado tarde, ¿cómo es posible que todas las obras e intervenciones no se hagan por decreto de urgencia?, son obras de interés general acelerables”, nos dice el responsable en Doñana, Juanjo Carmona.

Nos enfrentamos a un “escenario desconocido hasta ahora”, explica Carmona. La falta de lluvias, el consumo humano y el alza de las temperaturas implican que varias zonas del acuífero “ya están salinizadas”. WWF que tiene sede en las inmediaciones del parque confirma la muerte de vegetación por la salinización del acuífero, incluso de pinos.

Carmona lamenta que el paso dado por la Junta de Andalucía de comprar la finca Veta la Palma, de 11.300 hectáreas de extensión, en el término municipal de Puebla del Río (Sevilla).  Se trata de un espacio llamado a actuar como refugio “artificial y antropizado para algunas especies, para las aves, pero esa medida no salvará el ecosistema”.

La acción del hombre en el entorno y en el acuífero ha degradado el Parque Nacional a una velocidad que imposibilita la adaptación de los ecosistemas, “en conclusión, cambiamos un Parque Nacional por un espacio antropizado porque no somos capaces de conservar nada”. El desarrollo social ha terminado con la mayor joya ambiental de España –tal y como la conocíamos– en solo dos generaciones.

Menos agua y de peor calidad

El informe también hace especial hincapié en los niveles de nitratos que afectan al exiguo acuífero. Esto nos remite a la actividad agraria que ha provocado una contaminación que también llega a un punto de no retorno. “Otro informe que confirma la degradación, pasa el tiempo y nada cambia, es desalentador”, explica el responsable de la oficina técnica de SEO Birdlife en Doñana, Carlos Dávila. 

El informe detecta que los acuíferos de Almonte o Rocina están en mal estado químico. Eso deriva en peligro para los ecosistemas a causa de las aguas que emanan de escorrentías de los cultivos de regadío y que se filtran al acuífero, cada vez más contaminado de químicos y fertilizantes.

Los nitratos presentes no son solo causa de la agricultura de regadío, cuyos productos fitosanitarios se consensan acuífero abajo, “también está la falta de depuración” de las aguas fecales de los entornos urbanos. La situación es “difícilmente reversible”, explica Dávila, quien lamenta que “los procesos de la administración sean incluso más lentos que los de la propia naturaleza”.

La contaminación del acuífero deriva en la eutrofización. Los fertilizantes concentrados por decantación en el acuífero provocan el crecimiento brusco de microrganismos y algas. Este manto de algas se desarrolla hasta el punto de que impide la entrada de luz, consume el oxígeno y llena de toxinas el agua. Así que nada más que ellas pueden desarrollarse.

¿Castigo divino? No, no todo está perdido

¿Tan mal hemos actuado con la joya ambiental? Pareciera que sí, porque los cielos no están teniendo clemencia. La evolución de la sequía deja los embalses en apenas un 20%. El agua embalsada es de 2.411 hm3, cuando la capacidad total es de 11.966 hm3. Algunas cuencas como la del Guadalete-Barbate están al 14,66 %.

Moreno Bonilla ha viajado a la COP28 para reclamar que Andalucía sean reconocida –y subvencionada– como región de “singularidad hídrica” por las sequías. A la par, expone que Andalucía es una de las principales potencias agrarias de Europa, que “por su capacidad y potencial agrícola alimenta a 500 millones de personas en el mundo. Sin agua es imposible mantener esa capacidad de producir”. Pero pedir ayuda para mantener una industria insostenible por la sequía en la cumbre del clima de Dubai no parece tener muchas garantías de éxito.

Por lo pronto, sí hay pasos concretos y certeros que las administraciones están acometiendo por Doñana tras la reciente ‘guerra del agua’. La Junta de Andalucía acaba de anunciar 26,2 millones de euros para mejoras de la presa del Andévalo, en la Demarcación Hidrográfica del Tinto, Odiel, Piedras y Chanza, en Huelva. El Consejo de Gobierno espera que esto posibilite el aprovechamiento de todos los recursos hídricos en plena escasez.

Por su parte, el secretario de estado de Medio Ambiente junto a otros representantes estatales ha comenzado a trabajar las medidas con diferentes agentes económicos y sociales en Huelva. Los representantes del MITECO ya trazan planes con ONGs, los 14 Ayuntamientos del área de influencia y con el sector de la Fresa y los Frutos Rojos de Huelva