Toni Valero, Martina Velarde, Teresa Rodríguez, Esperanza Gómez. Estos son los cuatro nombres de referencia en el mal avenido conjunto de fuerzas políticas situadas a la izquierda del Partido Socialista en Andalucía.

Toni Valero es el coordinador de Izquierda Unida en Andalucía, antes Izquierda Unida-Los Verdes-Convocatoria por Andalucía; Martina Velarde es la secretaria general de Podemos Andalucía; Teresa Rodríguez encabeza el nuevo Adelante Andalucía, donde ya no están IU ni Podemos pero sí Primavera Andaluza, Izquierda Andalucista y Anticapitalistas Andalucía; finalmente, Esperanza Gómez, exparlamentaria del Adelante de 2018 pero no del actual, lidera la flamante coalición Andaluces Levantaos, que conforman Más País, Andalucía por Sí e Iniciativa Popular Andaluza. Un escenario ideal para los incondicionales del camarote de los hermanos Marx.

Solo los muy cafeteros y con un paladar ideológico de alta gama son capaces de distinguir los matices políticos que diferencian a unos partidos de otros. Es difícil no perderse en el laberinto de siglas, partidos, frentes y confluencias que en 2022 intentarán captar el voto del medio millón largo de andaluces que respaldaron a Adelante en 2018, además del voto de aquellos que pudieran sentirse decepcionados con el Partido Socialista.

Pese a la proliferación de marcas, todavía hay quien sostiene que acudir a las urnas por separado no tiene por qué ser contraproducente. En realidad, no hay encuestas fiables. Las pocas que encargan los medios de comunicación manejan un volumen de entrevistas demasiado modesto para radiografiar una comunidad tan poblada y la encuesta única institucional, la del Centro de Estudios Andaluces (Centra), está bajo sospecha porque las respuestas de los 3.600 entrevistas son cocinadas en los fogones del palacio de San Telmo.

Para muestra valga un botón: la última oleada del denominado Barómetro Andaluz del Centra, realizada entre el 24 de noviembre y el 13 de diciembre, otorga un diputado al neonato Andaluces Levantaos, que se presentó públicamente ¡el jueves 2 de diciembre! en Sevilla. La misma encuesta otorga 11-12 diputados a Unidas Podemos y 2-3 a Adelante Andalucía. Los tres partidos sumarían, en la horquilla más alta, solo un diputado menos que en juntos en 2018: no sería un buen resultado pero no tan malo como para desanimarlos de concurrir por separado.

En todo, el resultado de las dos elecciones generales celebradas en 2019 es poco alentador para quienes prefieren ir por separado a las autonómicas andaluzas, que se celebrarán en 2022: en los comicios del 28 de abril, la coalición Podemos-IULVCA-Equo obtuvo en Andalucía el 14.25 por ciento de los votos: 651.000 papeletas y 9 escaños; seis meses después, el 10 de noviembre –ya con Equo integrado en la candidatura de Más País que sumó 56.000 votos y ningún diputado– la cosecha fue de 559.000 votos y solo 6 diputados.

Ciertamente, en las autonómicas andaluzas no hay en juego solo 61 escaños como en las legislativas sino 109, por lo que el margen para obtener escaño es mayor. Aun así, sigue pareciendo demasiado arriesgado presentarse a las urnas con tres papeletas.

Los contactos habidos hasta ahora entre las tres formaciones han sido muy tímidos y, aun así, no demasiado discretos: la secretaria general de Podemos Andalucía, Martina Velarde, llamó por teléfono el pasado 15 de diciembre a la líder de Adelante, Teresa Rodríguez, y muy poco después la diputada anticapitalista hacía pública en su cuenta de Facebook una conversación que Velarde habría preferido mantener lejos de los focos.

Personas en quienes confían dirigentes las tres marcas están intentando tender puentes, pero los obstáculos son difíciles de salvar: ¿quién encabezaría la candidatura?, ¿cuál sería el programa?, ¿cuáles sus líneas rojas?, ¿cómo funcionaría el grupo parlamentario?, ¿qué protocolo o reglamento habrían de suscribir los diputados para preservar la cohesión?, ¿qué posición adoptaría la coalición en relación a posibles pactos con el PSOE?

Son todas ellas cuestiones por resolver, pero ninguna es insalvable. Además de las ideas y las estrategias, que también, lo que realmente opera en contra de formalizar una nueva coalición es la mala experiencia de la antigua: la implosión de Adelante Andalucía ha dejado tras de sí tantas y tan graves heridas políticas y tantos y tan amargos resentimientos personales que hacer tabla rasa del pasado es muy complicado: demasiadas palabras que enterrar, demasiadas conductas que perdonar, demasiados feos gestos que olvidar.

Valero, Velarde, Rodríguez y Gómez lo tienen difícil. Recomponer la unidad parece tarea de santos más que de humanos. Es la hora de san Toni, santa Martina, santa Teresa y santa Esperanza.