No es la primera vez, ni la segunda, ni la tercera, es una constante en la derecha social y política el desdén y el desprecio por el acento andaluz. Como si lo consideraran, como si nos conceptuasen como una especie de “hijos de un dios menor”, ignorantes, incultos o atrasados, los andaluces y las andaluzas, su lengua y nuestro acento, han estado en la diana de la mofa y del desprecio.

No han sorprendido ahora, ni sorprendieron en el pasado, ni sorprenderán en el futuro, los ataques machistas que recibe la andaluza con más altura en representación institucional de este momento, la vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero. Ataques machistas o por su acento andaluz, que afronta, tanto por parte de representantes políticos como de medios de comunicación integrados en la fachosfera.

Recientemente, como denunció este medio, Interalmería, la televisión pública de Almería en manos del PP, se burló del pelo y del acento sevillano de María Jesús Montero. “Son guedejas patrocinadas por una marca de freidora de aire”, se llegó a decir, añadiendo que habla “con esa “grasia” que la caracteriza”. Es importante destacar que Interalmería Televisión está sufragada por todos los almerienses al ser la empresa municipal de televisión local digital del Ayuntamiento de la capital, dirigido por un alcalde popular.

Ahora, tras la intervención de Montero este sábado en el Comité Federal del PSOE, en su calidad de vicesecretaria general, los ataques machistas, pero también contra el acento andaluz, llegan desde medios de comunicación al servicio de la conspiración de la galaxia reaccionaria. Es el caso del periodista y Director de “Mañanas en Libertad” de Radio Libertad, Luis del Pino. Esta radio depende del Grupo Intereconomía que preside el ultra Julio Ariza.

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Tras las declaraciones de Montero, Del Pino publicó un tuit con este humillante, grosero y denigrante contenido contra la vicepresidenta primera y, por extensión, contra todos los andaluces por su acento: “Que le caiga una maldisión a todo lo juece, perioditas y epañole en general que quieren quitarno a nuetro Pedro. Que ze les zeque el mimmízimo pito, fiuuu, fiuuu”.

La respuesta a este tuit ha sido de indignación y rechazo. Una de las contestaciones en redes destaca por su autenticidad y profundidad: “Ni aunque viviera usted 100 años en nuestra tierra le saldría. Acabas de llamar a Velázquez, García Lorca, Paco de Lucía, Alberti, Picasso, Juan Ramón Jiménez, Camarón, Falla, Pemán, Carlos Cano, Blas Infante y muchos más. ¿Será que los que no hablan “igual” son ustedes?”


La burla al acento andaluz ha sido una constante de la derecha desde siempre. Con el protagonismo político de Montero y su demostración sin complejos y con orgullo de su origen, la fachosfera seguirá en su línea de ataque, siendo previsible que la intensifique.

Del acento de “chiste” de Magdalena Álvarez según Nebreda, al “pitas, pitas” de Aguirre

Lo hizo la ínclita Esperanza Aguirre con sus “pitas, pitas”, como si los parados andaluces fueran gallinas de corral. La expresidenta de la Comunidad de Madrid y del PP regional sufre obsesión con el pueblo andaluz, al que ha tildado otras veces de “indolentes”, “subsidiados” y “barrigas agradecidas”.

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Y en ese ramillete de "batallón" antiandaluz" cabe recordar a la que fuera la gran esperanza blanca del PP catalán, Monserrat Nebreda. Corría el año 2006. La diputada parecía la esperanza blanca del PP catalán. Se le auguraba un gran futuro. Llegó a ser diputada autonómica en el Parlamento de Cataluña por el Partido Popular como número dos en la lista por Barcelona. Su carrera acabó con la renuncia al cargo en octubre de 2009. Todo ello tras verse inmersa en una tremenda polémica, en enero de 2009, por calificar de “chiste” el acento andaluz de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez.

Ana Mato y los niños andaluces

Pero quien con más odio atacó al pueblo andaluz fue la ex ministra Ana Mato (la del Jaguar en la puerta). La ex ministra de Rajoy, usó reiteradamente los manoseados tópicos contra Andalucía. En 2011 llegó a decir en campaña electoral que los niños en esta región eran “prácticamente analfabetos” y puso en duda, incluso, su capacidad intelectual frente a los escolares de otras comunidades. Tres años después demostró que no cometió un error de incontinencia verbal, sino que su odio a lo andaluz lo tenía interiorizado y en su ADN porque volvió a mofarse de los mismos niños andaluces mintiendo al afirmar que “están en el suelo en las escuelas”.

Por último, habría que recordar también al ex presidente extremeño -que tras su derrota fue ubicado en el Senado- José Antonio Monago. Monago practicó también la agresión a Andalucía como elemento electoral. Además de por alguna declaración fuera de tono, pasará a la historia de la infamia por ordenar la grabación y difusión de un vídeo de campaña mostrando los tópicos más repugnantes y dejando a Andalucía por los suelos. De nada le sirvió. Perdió las elecciones y fue desalojado del emeritense Conventual Santiaguista al que llegó aupado por el voto de un indisciplinado diputado de IU.

Y podríamos seguir ampliando infinitamente la lista del batallón derechoso antiandaluz que, ahora, se reactiva con fuerza.

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